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Los dichos populares “no todo es lo que parece” o “no todo lo que brilla es oro” no solo se aplican a situaciones de nuestra vida donde malinterpretamos cosas y hechos que parecen evidentes pero resultan ser algo totalmente distinto a lo sospechado, esto se aplica también a la madre naturaleza y no solamente a los humanos y su día a día. Mucho antes que el hombre pisara la Tierra por primera vez, e incluso antes del primer dinosaurio, el mismo ecosistema ya había preparado casos donde la fauna, la flora e incluso reinos inferiores como a los que pertenecen los hongos y las bacterias hacían de las suyas, un ejemplo excelente es el camuflaje de las especies, ojo no es algo nuevo, pues las presas y depredadores existen desde el mismo comienzo de todo.
Un dato curiosos son los enjambres de aves migratorias, las más famosas son aquellas que van desde el norte de Canadá hasta el sur de Argentina atravesando todo el continente Americano, pero en el camino no solo se toparan con cansancio y muchos lugares con poca fuente de alimentación, también se verán acechados por depredadores que seguramente tendrán un tamaño mayor, por eso no se debe descuidar la apariencia, pues muchos luchadores no son tan hábiles pero su gran tamaño atemoriza al rival y son capaces de ganar la batalla aprovechando esta ventaja, bien este es el caso de los enjambres, al estar unidos parecen un animal de mayor tamaño lo que atemoriza a los depredadores dando marcha a atrás a su plan de cazar a los miembros del grupo y enfocarse en otro objetivo.