NORUEGA CONSTRUYE EN SU CAPITAL LA PRIMERA AUTOPISTA PARA ABEJORROS
La ciudad de Oslo ha inaugurado recientemente la primera 'autopista de abejorros', un corredor urbano diseñado con estaciones de polinización cada 250 metros.
«La idea es crear una ruta a través de la ciudad con estaciones de alimentación suficientes para los abejorros en todo el trayecto», dice Tonje Waaktaar Gamst, de la Sociedad de Jardinería de Oslo. «Conseguir alimento suficiente ayudará también a estos insectos a sobrellevar mejor el estrés medioambiental creado por el hombre», añade.
Los abejorros, así como otros insectos polinizadores, luchan por sobrevivir en entornos urbanos, en donde escasean las flores ricas en néctar. Literalmente, mueren de hambre.
El señor Gamst y su equipo se han preocupado por colocar abundantes macetas en techos y balcones a lo largo de la ruta que atraviesa la ciudad de Oslo de Este a Oeste.
En los últimos años, las abejas, los abejorros y otras colonias de insectos se han reducido, provocando un daño a la agricultura que depende de ellos.
Aunque en Noruega el problema no es tan grave como en los Estados Unidos, al menos 6 de las 35 especies de abejorros en el país nórdico se hallan al borde de la extinción.
La autoridad municipal de Oslo colabora con las organizaciones ambientalistas, los ciudadanos y las empresas, que piden ya plantar flores en sus propiedades para evitar la muerte de los abejorros.
La organización BiBy (Bee Town) ha creado incluso una app, en donde los vecinos de Oslo pueden localizar las «áreas grises» en donde no hay alimento para las abejas, como una forma de animar a plantar flores en áreas en donde no hay parques cercanos.
Será facil distinguir las barreras y obstáculos en el mapa. El objetivo es inspirar a las personas para que llenen estos vacíos, dice Agnes Lyche Melvær, de BiBy.
Los vecinos y usuarios de esta app también podrán subir fotos de sus proyectos para mejorar la situación de las abejas y abejorros, como sus macetas y sus «hoteles» para abejas.
«A algunas especies de abejas les gusta vivir en habitaciones solitarias. Necesitan pequeños huecos, como una grieta en el tronco de un viejo árbol. Es muy importante tener un poco de madera vieja por ahí», dice Melvær.