EXTRACTOS DE ORTIGA
En nuestra búsqueda por tener un huerto natural y ecológico que nos dé frutos saludables, no hay más remedio que afrontar diversas vicisitudes, entre ellas insectos no deseables de diversa naturaleza que pueden darnos algún que otro disgusto. Otro día hablaremos de los insectos sí deseables…
Es fácil recurrir al fitosanitario químico para cada tipo de problema, pero más inteligente aún es actuar de manera preventiva para evitar las enfermedades típicas del huerto; casi siempre son el síntoma de algún desequilibrio previo que actuando con tiempo de antelación, podemos corregir. O llevamos una vida sana y equilibrada o terminamos tarde o temprano en el médico (o en la UCI); este principio se puede aplicar también en la gestión de un simple huerto familiar. Buscamos un huerto natural y ecológico, sin pesticidas, fungicidas ni fertilizantes artificiales que hoy más que nunca están en entredicho.
Mucha gente puede creer que los cultivos ecológicos son tan sencillos como dejar a las plantas crecer y ya está; es mucho más complejo que eso, requiere el uso de alternativas naturales para afrontar los problemas pero, sobre todo, prevenirlos.
Tenemos que fortalecer las plantas y, para ello, nada mejor que el extracto de ortiga. Obtenerlo y usarlo es extraordinariamente sencillo.
Para los neófitos, la ortiga es esa molesta mala hierba con la que hay que tener cuidado porque el más mínimo roce con la piel te provoca escozor durante un buen rato. Sin embargo, para los hortelanos en ecológico es una auténtica bendición.
La aplicación del extracto de ortiga tiene muchas propiedades beneficiosas para el huerto: es un insecticida natural, fortalece el sistema inmunológico de las plantas (previniendo enfermedades y afecciones) y estimula el crecimiento de las mismas.
La manera de obtener el extracto es bien sencilla:
- se recolectan 500 gramos de la planta, sin la raíz y preferiblemente cuando ya comienzan a surgir sus flores
- se meten en un cubo con 5 litros de agua y se pone algo que las mantenga en el fondo
- dejamos ahí las plantas durante 15 días y procuramos removerlas de vez en cuando
Una vez transcurrido ese tiempo, veremos cómo el agua se ha vuelto de color oscuro y despide un olor desagradable, signo de la fermentación de las plantas.
A continuación, filtramos el líquido para liberarlo de restos de hojas y lo guardamos en una botella y ¡ya tenemos nuestro extracto de ortigas!.
Para aplicarlo, sólo hay que diluir una parte de extracto con cinco de agua (por ejemplo 100ml del líquido con 500ml de agua), y usar un pulverizador para rociar el suelo o las plantas directamente.
Yo voy a aplicarlo en mi huerto este verano de la siguiente manera:
- cada diez días mientras las plantitas estén en el semillero (para estimular su crecimiento)
- cada veinte días una vez que estén trasplantadas en los bancales, pulverizando un poco sobre las mismas plantas y humedeciendo la tierra con el extracto
Como casi todo en la vida, lo mejor viene siempre dado de manera simple y sencilla.
De esta manera, si tenemos ortigas a mano, podemos mejorar el huerto elaborando nosotros mismos su extracto (el tiempo que requiere durante todo el proceso de preparación es el mismo que se tarda en ver varios anuncios…) y, de paso, nos ahorraremos dinero en comprar otro tipo de productos en estos tiempos por eso que llaman crisis.
Existen muchos otros extractos fáciles de preparar y de usar, como el de cola de caballo, de ajo, etc., pero ya hablaremos de todos ellos.