Elizabeth Parrish, consejera delegada de la empresa emergente de biotecnología BioViva, se ha convertido en la primera persona en someterse a una terapia génica con el fin de evitar el deterioro causado por el proceso de envejecimiento. Debido a las restricciones que establece la ley de Estados Unidos respecto a este tipo de tratamientos, el procedimiento se ha levado a cabo fuera del país.
El proceso al que se sometió el mes pasado Elizabeth Parrish, de 44 años, busca desarrollar un tratamiento que contrarreste algunos efectos secundarios del envejecimiento biológico, como la pérdida de masa muscular (sarcopenia) y la pérdida de la memoria (Alzheimer). Para lograrlo, la paciente recibió inyecciones de material genético —folistatina y virus con genes para producir telomerasa—, según informó la revista 'MIT Technology Review'.
Hasta el momento, ya se habían publicado varias investigaciones con respecto al uso de la folistatina —antagonista de la miostatina, conocida por estimular el crecimiento muscular— y la telomerasa, un componente de los cromosomas conocido como 'el reloj del envejecimiento'. Aunque se conocía su importancia el crecimiento celular, aún no se habían probado en seres humanos.
En 2012 ya se demostró que la terapia con telomerasa puede extender la vida de los ratones hasta en un 20%. Sin embargo, en EE.UU. las modificaciones genéticas en seres humanos están restringidas por la Agencia de Alimentos y Medicamentos (FDA). Por este motivo, BioVita realizó el preocedimiento fuera del país, posiblemente en Colombia.
A pesar de que no tiene formación en Medicina, Elizabeth Parrish estima que este experimento "nos permitirá avanzar en nuestro intento por revertir el envejecimiento biológico".