Hola, a quien me escribió para que desapareciese.
A pesar de los deseos para mi desaparición, aquí me tienes.
Soy el miedo, sí, y quiero que sepas que existo y que estoy en cada uno de vosotros.
Lo que ocurre que depende de cada uno de vosotros me deis más o menos importancia y me dejéis más o menos sitio en vuestro ser.
A pesar de que es cierto que os impido hacer, decidir, actuar, …, muchas veces, algo de mí sí necesitáis para pensar.
¿Soy malo? Existo, estoy, nací; pero repito: cada cual me lleva o me acepta según su deseo. Hay quien pasa de mí olímpicamente y ni sabe que estoy. Otros, en cambio, no son capaces de tomar una simple decisión.
No. Yo no puedo dejar de ser de la misma manera que tú no puedes dejar de ser. Existo, estoy. Está en ti que me tomes o me dejes. Es posible que sea lo más inoportuno posible, pero no hacedme caso entonces.
El universo está repleto de cosas buenas y malas y cada uno de vosotros elegís qué deseáis alcanzar. Y en este deseo de alcanzar algo estoy yo sí; pero no me impongo. No soy algo que no pueda dejarse.
¿Por qué me echáis la culpa?¿Acaso no sois dueños de vuestra propia vida?
Yo, el miedo, represente algo en este universo. Quizás sea el mero hecho de elegir si se me quiere o no se me quiere. Como elegir la voluntad, la creencia, la maldad, etc.
Yo, el miedo, he nacido y aquí estoy. A veces freno y sirvo para no cometer ninguna mala acción. Otras, impido de tal manera hacer, elegir, actuar, que el hecho de nada hacer, la paralización, está de la mano mía.
¿Soy yo quien se ha de ir de cada uno de vosotros o sois vosotros quienes decidís plantarme y dejarme?
En la carta me planteabas que he estado acompañándote toda tu vida y que no te he dejado hacer nada. ¿Acaso probaste dejarme? ¿Hiciste algo para que me fuera, para que te dejara?
Las personas os quejáis, reclamáis, lloráis, pero hacéis bien poco por cambiar la situación que os molesta.
Las situaciones son circunstancias a las que responder y hacer. Y sois vosotros, únicamente vosotros quienes dais la mano a quienes queréis que os acompañe.
Sí, yo puedo estar durante toda una vida acompañándote porque mi cometido es estar, ser; pero si me hubieses apartado algo o mucho de ti, te hubieras dado cuenta que no soy yo, el miedo, quien avasalla, no soy yo quien impide, eres tú y únicamente tú quien decide paralizarse cogido de mi mano o dejarme a un lado y hacer de la vida lo que cada uno piense o tenga por voluntad.
Autora: Rosa Mª Villalta Ballester