Un individuo trabaja toda su vida para comprarse un automóvil
de segunda mano.
El día que se lo dan llega a casa diciendo:
- Ya lo tenemos María, lo tengo abajo aparcado- salen los dos
al balcón y dice - míralo, María, es el blanco.
Y mientras lo están mirando, un individuo les está abriendo
la puerta.
- Que nos lo roban, María, que nos lo roban.
Entran a la casa de nuevo, agarran el armario de la
habitación entre los dos, lo sacan al balcón y se lo tiran al tipo encima. Lo
matan.
Se celebra el juicio y el hombre es condenado a muerte.
Sube al cielo y lo recibe San Pedro:
- Dios te guarde.
- Dios le guarde también, usted dirá.
- Mire Pedro yo estuve trabajando toda mi vida como un desgraciado
para poder comprarme un automóvil de segunda mano y el día que lo estaba viendo
con mi mujer, un sinvergüenza me lo estaba robando, no pude hacer otra cosa
que coger un armario y tirárselo a la cabeza.
- ¡Caray! No te preocupes hijo pasa...
Al rato, otro sube al cielo, lo recibe San Pedro.
- Dios te guarde.
- Dios le guarde también, usted dirá.
- Mire Pedro yo estuve trabajando toda la noche y al día
siguiente, cuando salí, salí tan cansado que en vez de abrir mi coche, me
equivoqué y estaba abriendo otro coche cuando me tiraron un armario en la
cabeza.
- ¡Caray! Hijo pasa, pasa.
Al rato otro sube al cielo.
- Dios te guarde.
- Dios le guarde, usted dirá.
- Mire Pedro, yo me entendía con una mujer casada,
¿sabe?
Estábamos
los dos en la cama y llamaron a la puerta, y ella me dijo ¡mi marido, métete en
el armario! Y ya no recuerdo nada más...