Me refugio en la presencia de Dios, y me siento seguro y a salvo.
Mi paz se magnifica cuando recuerdo que Dios es omnipresente. Durante cualquier desafío, en mi vida o en el mundo, me refugio en Dios. Reconozco Su presencia y poder gracias a mi fe. Sé que Dios me bendice y protege siempre.
Esa presencia divina también protege a mis seres queridos. Afirmo para ellos: El poder de Dios los protege. La presencia de Dios vela por ustedes. Estas palabras de “La Oración de Protección” son recordatorios de que la presencia protectora de Dios envuelve a mis seres queridos. Bien sea que estén conmigo o lejos de mí, confío en que la sabiduría de Dios los guía en todo momento.
Rodeados por el amor y la luz de Dios, estamos seguros y a salvo en todo momento.
¡Confíen siempre en Dios! ¡Vacíen delante de él su corazón! ¡Dios es nuestro refugio!—Salmo 62:8