Las condiciones en mi mundo cambian cada día. La bolsa de valores sube y baja; el clima puede estar esplendoroso un rato y de repente tornarse tormentoso; hasta mis mejores amigos puede que discutan en un instante para luego hacer las paces. Las condiciones de mi cuerpo varían con la edad o por enfermedades o heridas. Dejo ir cualquier temor acerca de los cambios o las pérdidas.
Si me siento vulnerable o inseguro, recuerdo quien soy verdaderamente: la creación divina de un Creador infinitamente bondadoso. Mis dones divinos incluyen firmeza, protección y dominio propio. Permanezco seguro en el amor inmutable de mi Creador. Este amor resguarda mi paz mental, mi vida y el amor infinito que soy y que expreso.
Volverás a confiar porque tendrás esperanza; y rodeado de paz podrás dormir tranquilo.—Job 11:18
Experimento un sentimiento de unidad gracias a la armonía de la vida.
Vivimos en un mundo tan diverso que puede ser fácil olvidar que nos une un vínculo divino. Todas las cosas y las personas pueden trabajar juntas en sincronía divina. El medio ambiente refleja esta armonía.
Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros.—Juan 17:21