De nuevo, otra vez más, hola, Handy, amiga
chileno-germana o germano-chilena.
Que tu madre vaya en breves días a cumplir
los 101 años de edad es, creo, sin duda, un
importante hecho para ella, y, claro, natural-
mente, también para quienes estáis cerca de
ella.
No es frecuente, ni entre las mujeres ni entre
los hombres, alcanzar la longevidad de tu madre,
no es frecuente llegar a tan avanzada edad.
He escuchado con placer esas músicas con las que
se ensalzan las bellezas y hermosuras de la
'schöne Stadt Hamburg'.
No logro entender las palabras que los intérpretes
pronuncian al cantar, cantando.
Solamente algunas palabras sueltas, no muchas, po-
cas, 'agarro, pillo, capto'...
Han pasado ... 24,25,26 ... años desde aquella etapa,
desde aquellos tiempos en que conocí a mis dos amigas
de Alemania, ambas de nombre Úrsula, una de Renania
del Norte y otra de Baviera. No había ninguna conexión,
ninguna relación entre ellas. Fue todo fruto, un resulta-
do del azar.
Tanto una como otra tenían un muy alto conocimiento de
la lengua castellana, del español, lengua en la que me co-
municaba con ellas.
Solía yo insistir a una y a otra que tratáramos, que inten-
táramos hablar, fuera tan solo un poco, en la lengua de
Alemania, en la lengua de los alemanes, pero ... lástima ...
Era yo tan torpe para expresarme en alemán, que pronto,
una y otra, tras comprobar mi lentitud o mi notable incapa-
cidad oral germánica, cambiaban de idioma y reanudaban
la conversación utilizando el castellano, el español ...
Llegué, creo, a tener un cierto nivel de conocimiento de la
lengua alemana escrita, no de la lengua alemana oral, habla-
da.
El nivel de conocimiento que hoy, ahora tengo es, más bien,
bajo o muy bajo.