¿Expulsarán al presidente de Ecuador de su propio partido?
Publicado: 4 nov 2017 06:08 GMT | Última actualización: 4 nov 2017 06:16 GMT
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RT ha consultado a tres politólogos locales para responder a esta crucial pregunta, después de que el movimiento Alianza PAÍS destituyera a Lenín Moreno de su dirección.
El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, recibe la banda de manos del expresidente Rafael Correa durante la ceremonia de inauguración en la Asamblea Nacional en Quito, Ecuador,
Mariana Bazo / Reuters
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El 31 de octubre la dirección nacional del movimiento Alianza PAÍS anunció la destitución del presidente de Ecuador, Lenín Moreno, como líder de esta coalición, lo que abre una fuerte fractura y una crisis en el partido gobernante. ¿Cómo se ha llegado a esta situación apenas transcurrido medio año después de la investidura de Moreno, que asumió el cargo el pasado 24 de mayo? ¿Qué se puede esperar?
La candidatura de Lenín Moreno fue apoyada por Rafael Correa y toda su estructura política, pero a pocas semanas de que arrancara el nuevo Gobierno empezaron a aflorar las crispaciones entre estos dos líderes.
La gota que rebalsó el vaso en este enfrentamiento fue la reciente decisión de otros referentes de AP de quitar a Lenín su conducción partidaria, determinación celebrada por Correa en las redes sociales. La justificación oficial era que Moreno habría faltado a reuniones internas, a lo que se añaden las acusaciones por beneficiar a "grupos opositores a la 'Revolución Ciudadana'", según se lee en la resolución de la Dirección Nacional, basada en una normativa orgánica interna.
El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, vocifera su discurso. / Mariana Bazo / Reuters
El caso del presidente ecuatoriano será remitido a la Comisión Nacional de Ética y Disciplina del movimiento, pudiéndose dar el escenario de que sea expulsado de su propio partido, lo que sería un golpe político determinante. Sin embargo, varios miembros de AP ocupan cargos en el sistema burocrático del Gobierno de Moreno, lo que podría jugar a su favor a la hora de tomar definiciones.
¿Cómo estalló el conflicto?
"La ruptura de Alianza PAÍS se genera cuando Lenín Moreno traiciona sus valores", explica Amauri Chamorro, quien fue asesor político de la agrupación mientras Correa gobernaba el país. Para el experto, la división de AP se manifiesta "entre quienes aceptan que exministros de Correa se acerquen a los sectores más corruptos de la nación y aquellos que consideran que eso es una deslealtad".
"En Ecuador no ganó la izquierda", considera Chamorro, que sugiere estudiar en las academias el caso del país andino, "donde un candidato de derecha dice que es de izquierda y gana las elecciones". ¿Era esto previsible? ¿Cuáles son los antecedentes de Moreno? "Siempre tuvo relaciones con sectores de la derecha ecuatoriana, pero durante sus seis años como vicepresidente lo mantenía muy en bajo perfil", contesta Chamorro.
Cabe destacar que Alianza PAÍS es un conjunto de agrupaciones de diversas corrientes ideológicas y que la crisis actual entraba dentro de lo posible. "Este cambio fue un error, pero ya es un hecho", se lamenta el experto, que va incluso más allá al afirmar que "era mejor perder la elección que haber ganado".
"'Descorreizar' absolutamente todo"
La politóloga Patricia de la Torre habla de una "crisis profunda" en esta estructura partidaria y comenta que Lenín "buscó su autonomía planteando un programa de Gobierno distinto a los ejes de la 'Revolución Ciudadana' usados durante los últimos diez años y aprobados por el Consejo Nacional Electoral".
Además, el mandatario abrió un proceso de diálogo con diversos sectores de la sociedad, cuyo verdadero significado no pasa por alto la experta: "Es una reconciliación con la oposición a Rafael Correa, esta son las élites oligárquicas y plutocráticas que sostuvieron gobiernos neoliberales en el pasado y nos llevaron a una tragedia económica", sostiene en alusión a la crisis financiera de 1999, conocida como el Feriado Bancario. "Hubo muchos suicidios", recuerda sobre aquel trágico momento.
Partidarios de Lenín Moreno, por ese entonces candidato presidencial del gobernante movimiento de Alianza PAíS, asisten al cierre de campaña en Quito, Ecuador, /Mariana Bazo / Reuters
De la Torre opina que Moreno es "un viejo político de las izquierdas radicales desde hace 40 años", pero que "mantuvo amistades y alianzas con la derecha". En este sentido, la experta considera "común" que "esta izquierda, hoy desnaturalizada, pacte con los conservadores, en este caso el Partido Social Cristiano (PSC)", a lo que se añade la línea de acción de "'descorreizar' absolutamente todo". "El cambio de Moreno no es brusco, solo que recién se está descubriendo", añade.
Al mismo tiempo, añade que el plan "estuvo fríamente calculado" e incluso sugiere que pudo ser planificado durante el Gobierno anterior: "Cuando deja la Vicepresidencia, Correa lo manda a Suiza en una misión diplomática de la ONU destinada a personas con discapacidad, donde se llevó al equipo que hoy gobierna con él". ¿Se diseñó en Ginebra la traición de la que hablan estos politólogos?
Por su parte, el analista Santiago Basabe Serrano sostiene que "Moreno buscó dar un giro en dos aspectos esenciales: otorgar mayor tolerancia política al país y girar el modelo económico estatista", unas modificaciones "letales" para las aspiraciones de Correa y "para que estos cuatro años sean de continuidad". Asimismo, argumenta que "la ausencia política y física de Correa —vive en Bélgica— incentivaron que la división al interior de Alianza PAÍS se torne más grave aún". En este sentido, también visualiza que "en los próximos días, seguramente, las tensiones se acrecentarán y se den desafiliaciones importantes".
Las posibilidades del presidente
Basabe sostiene que la negativa a Moreno parte "solamente de un sector" de AP y explica que la táctica del mandatario pasa por "agrupar a otros grupos del partido y actores sociales o políticos que antes fueron oposición al Gobierno de Correa". Pese a todo, y dejando a un lado los pensamientos fatalistas, el académico opta por quitar dramatismo a la situación, afirmando que no cree que se trate de "una crisis institucional". En cualquier caso, advierte que si Lenín no establece alianzas sólidas tras los resultados de la consulta popular estipulada por la actual gestión, entre enero y febrero de 2018, ello podría llevarle a "un aislamiento político que haría previsible un nuevo proceso de inestabilidad institucional en el país".
Sobre el futuro del mandatario, De la Torre se muestra mucho más tajante: "Moreno metió en su Gobierno a ministros de otras tiendas políticas, como el Movimiento CREO o el PSC, en un viraje grave. [...] En estos cinco meses construyó su propia base para la gobernabilidad, pero me da la impresión que se le está desmoronando". Para la entrevistada, el motivo fundamental radica en no haber dialogado los conflictos internos con el movimiento que le garantizó el acceso al poder.
El ex presidente de Ecuador, Rafael Correa, se dirige a los simpatizantes frente al aeropuerto internacional Mariscal Sucre, en las afueras de Quito. / Stringer / Reuters
En ese sentido, opina que "será bastante difícil conseguir la estabilidad", ya que la estrategia de "brazos abiertos", según la cual tiene que atender "las demandas oligárquicas de Ecuador", no está funcionando. "Tampoco está respondiendo a esos pedidos, hay desconfianza de estos sectores en cuanto a las medidas económicas", explica.
No obstante, recuerda que cuenta con un aparato de "500.000 servidores públicos" que le deben lealtad para sostener sus respectivos puestos, a pesar del posible descontento. Otro condimento ante una eventual inestabilidad gubernamental reside en el hecho de que, con el anuncio de que Correa volverá al país, "se reagrupa la militancia que esperaba la destitución de Moreno en AP". Asimismo, recuerda que "muchos ecuatorianos votaron más por Rafael Correa que por Alianza PAÍS".
Entonces, ¿expulsarán a Moreno de su propio partido?
Según Chamorro, la gobernabilidad actual no correrá riesgo porque tiene de su lado al 'cuarto poder': "Los medios de comunicación, privados y estatales, que son sus principales voceros". En este sentido, recuerda que "la prensa que denunciaba que Moreno es un corrupto porque, supuestamente, vivía en un castillo por trabajar en la ONU, ahora lo defiende". Para el consultor, este es el motivo de que el índice de aprobación ciudadana se mantenga "estable", si bien está empezando a caer porque aún no realizó políticas que cambien la vida de los ecuatorianos. "Rafael Correa tiene mucho más apoyo popular que Lenín Moreno", resalta.
Por último, el experto cree que el próximo paso podría pasar por "retirarlo del movimiento a él y sus ministros", aunque todavía no hubo definiciones al respecto. Vale mencionar que en 2019 se celebran elecciones seccionales en Ecuador, donde se elegirán a 23 prefectos y viceprefectos, 221 alcaldes municipales 1.305 concejales y 4.079 miembros de juntas parroquiales. ¿Conseguirá Moreno los aliados que tanto necesita? ¿Podrá gobernar sin Correa atado al cuello? Por lo pronto, Lenín no es Lenin.
El retorno a Ecuador del líder de la Revolución Ciudadana, Rafael Correa, y la anunciada Convención de Alianza PAIS, debería ayudar a dirimir los entuertos que afectan la unidad del movimiento político en el poder, y asegurar el buen rumbo de la Revolución en Ecuador
Lenin Moreno y Rafael Correa.Autor: InternetPublicado: 24/11/2017 | 08:46 pm
Por más que parezca raro, el anunciado y al parecer inminente retorno a Ecuador del expresidente y líder de la Revolución Ciudadana, Rafael Correa, no ocurre en un momento precisamente de alegría para los revolucionarios de esa nación.
Diferencias que no han sido ventiladas mediante el diálogo alejan a las dos vertientes en que parecen divididos hoy los militantes de Alianza PAÍS, una organización muy joven que nació en 2006 para respaldar la postulación a la presidencia del entonces exministro de Economía Rafael Correa, en medio del rechazo y el descrédito de que gozaba la vieja partidocracia ecuatoriana. Tres presidentes fueron depuestos en los diez años precedentes, dos de ellos por la vía de la rebeldía popular.
Desde entonces Alianza PAIS (Patria Altiva y Soberana) ha vivido de triunfo en triunfo: victoria electoral que llevó a Correa a la primera magistratura en el propio 2006, éxito en la votación de una consulta para convocar a la Asamblea Constituyente y en la elección de sus miembros; victoria en la consulta de 2008 que sometió a aprobación la nueva Carta Magna; ratificación de Correa en la presidencia un año después, una elección celebrada a tenor con la refundación del país, y que también le propició mayoría en el Congreso; reelección del líder de la Revolución en 2013 y, el año que transcurre, nuevo triunfo de AP en las urnas y su candidato, Lenín Moreno.
Así, el actual mandatario llegó al Palacio de Carondelet con el aval de su mandato como vicepresidente de Correa en el primer periodo presidencial de este, y con respaldo de AP que, encabezado por el exmandatario, no solo postuló a Moreno sino que apoyó su campaña electoral, entendiéndolo como heredero y continuador de lo avanzado en materia de cambios en Ecuador hasta ese momento.
Con él en la primera magistratura y mayoría de AP en el Congreso, la Revolución Ciudadana no debería enfrentar escollos. En medio del giro a su favor que pretende la derecha en América Latina, los revolucionarios latinoamericanos respiraron aliviados.
Sin embargo, ha ocurrido lo impensado: las dificultades se presentan desde adentro, sin que sea ostensible hasta ahora un diálogo capaz de resolverlas.
No pocas medidas del desempeño de Moreno han propiciado la inquietud de parte de militantes de AP y de Rafael Correa en relación con la continuidad y la salvaguarda de lo conquistado. Es más, algunos temen una reversión. El propio fundador de Alianza PAÍS ha empleado la palabra traición para referirse a lo que está aconteciendo.
Dos momentos clave marcan las diferencias que se han ido dibujando e incrementando dentro del movimiento en los meses recientes.
Primero, los encuentros que materializaron el diálogo nacional prometido en su discurso de toma de posesión por el presidente Moreno y que, según denunció Correa, habrían puesto en manos de la familia Bucaram (Abdalá, expresidente y Dalo, su hijo, excandidato a la primera magistratura, ambos de derecha) la Corporación Nacional de Electricidad (CNEL).
La acusación fue negada por los Bucaram y «se saldó» con la renuncia del gerente de la empresa, una de las más importantes en cualquier país. Pero no ha habido desmentido público de peso —al menos no lo suficiente, dada su escasa repercusión— por parte del Gobierno.
El otro paso que preocupa es la consulta propuesta por Moreno con vista a una reforma constitucional que también inquieta a una parte de AP —otra la apoya junto a Moreno— y a Rafael Correa.
La oficialización de la consulta por parte de la Corte Constitucional está pendiente mientras, de un bando de AP donde se encuentra Correa, se habla de la alegada marcha atrás que, en algunos aspectos, significaría la reforma.
Varias de las siete preguntas propuestas —elaboradas, según se ha informado, con base en temas presentes en más de 2 700 interrogantes recogidas de organizaciones sociales— afectarían de algún modo la consecución de la Revolución.
La número dos propone reestructurar el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social y dar por terminado el periodo constitucional de sus actuales miembros, entre otros enunciados.
Según ha explicado la presidencia de la nación, se trata de nombrar nuevos integrantes por elección universal; mientras tanto, dice, ejercerá un consejo transitorio.
Pero en un documento publicado en las redes sociales, Correa explica que «se quiere descabezar al Consejo» y reemplazarlo por uno «”transitorio” conformado exclusivamente por representantes de ternas enviadas por el Ejecutivo a la Asamblea (…) y, lo más grave, se propone entregarle las funciones de fiscalización de la Asamblea Nacional, lo cual evidentemente implica una reforma a la estructura del Estado, que solo se puede realizar por medio de Asamblea Constituyente», señaló el exmandatario.
Otras dos interrogantes tienen que ver con la eliminación de la llamada Ley de la Plusvalía, y con el aumento de la llamada zona intangible al tiempo que se disminuya el área de explotación minera en el parque Yasuní.
Solo la séptima pregunta obedece a asuntos meramente sociales, y propone que nunca prescriban los crímenes sexuales contra los niños y adolescentes.
Mientras, las dos interrogantes restantes impedirían el eventual retorno de Rafael Correa a la presidencia al proponer que solo sea posible la reelección por una vez, y la otra, inhibiría a Jorge Glas de volver a la vicepresidencia si es condenado por corrupción, y lo convertiría en cadáver público al impedirle la vida política y, además, retirarle sus bienes.
Porque todo el disenso experimentado en tan corto tiempo por el movimiento político en el Gobierno en Ecuador está atravesado por el caso del vicepresidente Jorge Glas, a quien el mandatario Moreno despojó de funciones pero no de sus cargos, y a quien se le acusa de corrupción como parte del entramado en torno a los sobornos de Odebrecht.
Fue llevado a prisión preventiva antes de que se presentaran las acusaciones y este viernes comenzó el juicio, aunque Jorge Glas insiste en proclamar su inocencia.
«Sin pruebas y con indicios forjados. Solo les queda el linchamiento. Acudiré a instancias nacionales e internacionales para defenderme», escribió Glas hace unos días en Twitter.
Un decreto encargó a María Alejandra Vicuña la vicepresidencia, lo que fue rechazado por una parte de los miembros de Alianza PAÍS.
Así, mientras Moreno continúa la implementación de medidas sociales del cariz de las puestas en vigor hasta hoy por la Revolución, la desunión se profundiza en el movimiento.
Habida cuenta de las divergencias, a fines de octubre, la directiva de AP acordó retirar la presidencia de esa agrupación a Moreno ante lo que llamaron el abandono que este había hecho de sus funciones en esa instancia, y nombraron por él al excanciller Ricardo Patiño.
Pero la decisión fue rechazada por el mandatario, quien encargó la secretaría y la vicepresidencia ejecutiva a nuevos compañeros, al tiempo que también descalificaba la convocatoria hecha por los otros a la VII Convención Nacional de AP anunciada para Esmeraldas, el próximo 2 de diciembre, y a la que va Correa.
Es en este contexto que se espera su llegada de un momento a otro. Dirigentes de Alianza PAÍS no vacilan en calificar lo que ocurre como «golpe suave»… ¡Ojalá se equivoquen!
Correa llega a Ecuador tras 4 meses fuera del país en medio de tumultos en el aeropuerto
El exmandatario regresa para participar en una disputada convención nacional del movimiento que él fundó, y del que busca expulsar a su sucesor y presidente del país, Lenín Moreno, a quien acusa "traicionar" la causa de la "revolución ciudadana".
El expresidente Rafael Correa volvió hoy a Ecuador, tras abandonar el país en julio, y provocó un tumulto en el aeropuerto de Guayaquil entre seguidores y detractores, que le obligaron a salir del recinto por una puerta lateral sin ser visto.
Correa, que llegó en un vuelo procedente de Bogotá, según dijeron fuentes de su entorno, era esperado en el aeropuerto por cientos de seguidores que coreaban su nombre, pero que no pudieron verle.
"Nos regocijamos con tu pronta llegada"
En su página oficial, Alianza País tuiteó antes de que Correa llegara al país un mensaje de bienvenida al exdirigente, presumiblemente enviado por sus seguidores dentro de la formación.
"El pueblo es grato y sabe reconocer las grandes transformaciones y los liderazgos históricos. Mashi (apodo de Correa que significa compañero en quechua) Rafael nos regocijamos con tu pronta llegada", rezaba el texto.
El excanciller Ricardo Patiño, cofundador de AP junto a Correa, instó por su parte a "recibirlo con la alegría y la esperanza de siempre". En un principio estaba previsto que el exmandatario hiciera declaraciones a los medios en el aeropuerto, aunque las fuentes de su entorno dijeron a Efe que la situación era "muy complicada" y "no se pudo".
Correa abandonó la terminal por una puerta lateral sin ser visto por sus seguidores ni por los numerosos medios de comunicación que se habían agolpado en la terminal de llegada.
El expresidente tiene previsto ofrecer una rueda de prensa hoy en Guayaquil en la sede de Alianza País. Durante su estancia visitará varios puntos de la nación la próxima semana para retomar el contacto con las bases del movimiento.
"No son vacaciones, sino deberes de familia"
El expresidente de Ecuador Rafael Correa abandonó el pasado 10 de julio el país con destino a Bélgica en medio de un pulso con su sucesor y correligionario, Lenín Moreno, por los cambios que este fue introduciendo en su "Revolución ciudadana".
"Yo estoy seguro (..) que el 2 de abril derrotamos a la oposición, no estoy muy seguro (de) sí venció la Revolución ciudadana", afirmó Correa antes de marchar en un discurso ante una multitud de fieles seguidores que se concentraron en las inmediaciones del aeropuerto de Tababela, a las afueras de Quito, para despedirlo.
Dos meses después de dejar el poder, Correa decidió trasladarse al "bello reino de Bélgica" (sic), de donde es su mujer Anne Malherbe, para poder dedicarle tiempo a su familia después de diez años al frente del país, en lo que dijo, "no son vacaciones" sino "deberes familiares" que tiene uno.
"He de devolverle a mi familia tanto sacrificio estos años, y no es fácil cuando ustedes están del otro lado, ver todo lo que hemos tenido que aguantar, tanto amargado, tanto difamador... que para la gente de bien eso cansa", señaló entre los vítores de sus seguidores, muchos de ellos con banderas verdes del movimiento y las de Ecuador.