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General: LA PALABRA DIARIA MES DE MARZO
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De: Tatisverde (Mensaje original) |
Enviado: 07/03/2018 17:50 |
Doy gracias porque el amor divino prevalece en mi vida.
Si no tengo éxito en aceptar las cosas que no puedo cambiar, es hora de entregarme a mi ser crístico. Entregarse no es abandonar ni cesar, más bien es hacer a un lado mi ego y confiar en el Espíritu en mí por paz mental.
Entregarme me permite cambiar de una posición defensiva a una voluntad creativa y de mente abierta. Estoy receptivo a las ideas divinas, y soy libre para adoptar actitudes y perspectivas nuevas. Retoños de posibilidades surgen, como la lluvia anhelada por la tierra seca. Nuevos retoños de posibilidad brotan donde una vez creció la frustración. Las ideas tiernas, alimentadas por la fe, son motivadas a crecer y a dar abundancia de bien. Doy gracias porque el amor divino prevalece en mi vida.
Permanezcan en mí, y yo en ustedes. Así como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo … así tampoco ustedes, si no permanecen en mí.—Juan 15:4
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Cada átomo de mi ser es revitalizado con vida sanadora.
Myrtle Fillmore oró y alabó su cuerpo para avivar su estado verdadero de salud. Ella escribió: “Virtamos sobre nuestro organismo bendiciones de alabanza por el buen trabajo que hace en establecer la salud. Pensemos en que ya estamos manifestando perfección en mente, alma y cuerpo, y demos gracias porque el orden divino se establece ahora”.
Con fe, alineo mis pensamientos, palabras y sentimientos con esta verdad. Demuestro aprecio por la habilidad que tiene mi cuerpo de funcionar de maneras complejas y maravillosas. Guío la energía creativa y poderosa de mis pensamientos y palabras para inspirarme y llenarme de energía. Descanso en la seguridad de que la vida divina fluye libremente, y que cada átomo de mi ser es revitalizado.
Entonces tu luz brillará como el alba, y muy pronto tus heridas sanarán.—Isaías 58:8
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Acepto la gracia como el regalo máximo de amor perfecto.
Yo soy una expresión de Dios viviendo en el océano de Su gracia. Como explica Eric Butterworth: “Eres la vitalidad de Dios. Cuando deseas crecimiento espiritual, Dios lo ha deseado primero en ti … Tú eres la actividad de Dios en expresión, amado con amor eterno”. No tengo que hacer nada para probar que soy valioso, porque la gracia está disponible siempre y nunca disminuirá.
Los momentos en que me sentí librado de un daño sirven como recordatorios de que la gracia obra siempre. Cuando tomo mayor conciencia de este regalo de amor, crezco en comprensión, fe y conciencia. Acepto la gracia como el regalo máximo de amor perfecto y doy gracias por esta bendición original en mí.
Ciertamente la gracia de Dios los ha salvado por medio de la fe. Ésta no nació de ustedes, sino que es un don de Dios.—Efesios 2:8
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Abro mi mente a la inspiración divina.
Myrtle Fillmore escribió: “No pensarías en cerrar los ojos y caminar diciendo que no puedes ver y no sabes dónde vas. Así que ¿por qué cerrar tu ojo de omnisciencia al decir ‘no sé qué hacer?’ ¡Afirma repetidamente que sí lo sabes!” Con este sabio consejo, Myrtle nos recuerda que no se trata de pedir guía a una fuerza externa. Mas bien se trata de recordar y afirmar nuestro vínculo eterno con la Mente divina.
Al conectarme con el espacio sagrado de mi corazón, permito que un sentimiento de curiosidad me guíe a medida que encuentro confianza en mis próximos pasos.
Descanso en el Silencio, donde tengo acceso constante a la guía divina. Con fe firme, prosigo en el sendero que soy guiado a seguir.
Que tu buen espíritu me guíe por caminos rectos.—Salmo 143:10
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Pongo todo a cargo del Espíritu morador. Yo soy apacible y libre.
Hay días en que me puedo sentir abrumado por las tareas por hacer. En esos momentos, me detengo, respiro profundamente y descanso en la conciencia de Dios. Dejo de hacer y pensar y me sosiego. Dejo ir mis preocupaciones y recuerdo quien soy: una creación de Dios. Recuerdo que lo divino se expresa en todo lo que pienso, digo y hago.
El recordar esta verdad me llena de paz y evita que me sienta abrumado. Me ayuda a relajarme y enfocar mi atención en lo que importa verdaderamente, mi relación personal con Dios.
Todos los otros pensamientos se disipan suavemente y experimento un sentimiento profundo de paz. Estoy en calma y libre al recordar que Dios está conmigo en mis decisiones, relaciones personales y en cada aspecto de mi vida.
Y yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.—Mateo 28:20
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En plena conciencia y con amor infinito, acepto la esperanza.
Reconozco esa sensación de anticipación y emoción en mí que me dice que algo maravilloso está por expresarse. “La esperanza es como algo con plumas”, según la poeta Emily Dickinson, “que se posa en el alma”. La esperanza es mi expectativa de que el Espíritu obra en mi vida. Puede que no sepa cómo se expresará, pero espero con emoción y anticipación.
El Domingo de Ramos es como ese “algo con plumas” —un tiempo de conciencia que vaticina una nueva y magnífica dimensión de conciencia espiritual. El proceso puede ser caótico y doloroso, pero la esperanza posada en mi alma sabe que el próximo paso en mi viaje espiritual está cerca. Con esta plena conciencia y con amor infinito, acepto la esperanza.
Volverás a confiar porque tendrás esperanza; y rodeado de paz podrás dormir tranquilo.—Job 11:18
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