La tensión en incremento entre Colombia y Venezuela tiene un nombre: el 'fracking'. ¿Cómo entender esto si en ninguno de los dos países suramericanos se ha llevado aún a cabo la fracturación hidráulica? Habría que ir hacia atrás.
En su intervención ante la Asamblea Nacional Constituyente para proponer ocho leyes económicas el pasado agosto, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, hizo explícito algo que pudiera explicar la razón de las declaraciones subidas de tono entre Caracas y Bogotá.
"El petróleo que necesita Colombia está en Venezuela", afirmó Maduro en esa oportunidad según quedó registrado en video.
El mandatario venezolano incluso fue más lejos y exclamó: "Que a nadie le pase por la mente que van a venir a robárselo, como piensa Santos y la oligarquía bogotana", con referencia al hidrocarburo.
"Por eso es la agresión de Santos, porque se quedan secos sin petróleo y sin gas", concluyó. Según las estimaciones de la Cámara Colombiana de Bienes y Servicios Petroleros, ese país podría quedarse sin el 'oro negro' en cinco años y la única alternativa posible es precisamente el 'fracking'.
Pese a los planes del Gobierno colombiano, organizaciones ambientalistas se agruparon en un frente de 70 colectivos para hacer oposición al primer proyecto de fracturación hidráulica en el departamento del Cesar, en el norte colombiano, y que limita con Venezuela, según cuenta a RT Carlos Andrés Santiago, perteneciente a la Corporación Defensora del Agua, Territorio y Ecosistemas (Cordatec).
La lucha de los movimientos que se oponen al 'fracking' es contra las empresas petroleras Conoco Phillips, la tercera más importante de EE.UU. y Canacol Energy, de Canadá, que firmaron el diciembre de 2015 un acuerdo con la Agencia Nacional de Hidrocarburos para hacer explotación de yacimientos no convencionales en los departamentos del Cesar y Santander, reseña Reuters.
Ya a principios de 2015, Maduro había expresado que las potencias occidentales debían reflexionar sobre la imposición de sanciones como medida de presión a los productores del hidrocarburo, entre ellos Venezuela, Siria, Rusia.
"No debe utilizarse el petróleo como pretexto de sanciones para someter a países, sería volver a las guerras y a la barbarie, no puede ser", expresó el mandatario venezolano en esa oportunidad, recoge TeleSUR.
Dos años más tarde de estas afirmaciones, el panorama se ha vuelto más crítico: Venezuela se encuentra en un tenso momento diplomático con Colombia, que no descarta la ruptura de relaciones con el Gobierno venezolano, y ha sido sancionada financieramente por EE.UU. y Canadá.
La Faja Petrolífera de Venezuela
En el contexto de derrumbe de los precios del petróleo, que alcanzó hasta los 120 dólares por barril y que ahora ronda los 60, el presidente Maduro ha atribuido esta baja al uso de la fracturación hidráulica y afirmado que se ha convertido "en un pretexto de hostigamiento que incita a una Guerra Fría", según reseña TeleSUR.
"Imagínense ustedes si EE.UU. controlara la Faja Petrolífera del Orinoco [ubicada en el centro de Venezuela], la más grande del mundo, tratarían de controlar todo. Utilizan el petróleo como arma geopolítica para imponer dominio", aseveró en 2015.
Si esta posibilidad ya era alarmante hace dos años, actualmente pareciera duplicarse. En 2005, durante el mandato de Hugo Chávez, cuando se inició la operación Magna Reserva, explica a RT el experto petrolero y constituyente Fernando Travieso, se habían cuantificado y certificado las reservas de la Faja Petrolífera venezolana en unos 261.000 millones de barriles; sin embargo, esa cifra podría modificarse.
En función de las tecnologías actuales, el departamento de geología de la petrolera venezolana, PDVSA, arrojó que "el mínimo de las reservas en la Faja debería ser 40%, y no 20% como se estableció en 2005, por lo que habría unos 512.000 millones de barriles", afirma Travieso.
Según explica el experto, esta información la posee EE.UU. y Canadá, pues quien certificó las reservas fue la compañía Rayder Scott, que posee capital de esos dos países.
Atizar el conflicto
"El centro de la disputa mundial, aun tratando de ocultarlo, es el control de la Faja Petrolífera del Orinoco, porque es el mayor yacimiento de petróleo del mundo y se va a duplicar lo considerado reserva", afirma Travieso, magister en Ciencias Políticas.
En su punto de vista, las transnacionales petroleras han buscado desestabilizar tanto al Gobierno de Chávez como al de Maduro a través de actores políticos, conformados por los partidos de oposición, para "apoderarse del petróleo".
Esos "partidos laboratorio", como los llama, en su opinión fueron creados por las transnacionales petroleras para "destruir el Estado nación, llevarlo a una guerra civil y desintegrar su territorio".
Esa posibilidad de conflicto hizo que el presidente Chávez, en 2007, firmara el decreto de Nacionalización de la Faja Petrolífera del Orinoco, donde se estipula que el Estado debería conservar 60% de la participación accionaria.
"Hay una ventana de tiempo que aprovecha la élite político-económica mundial para tratar de apropiarse de reservas venezolanas, por eso la guerra económica", caracterizada por una serie de acciones denunciadas por el Gobierno venezolano que han afectado el índice de precios de los artículos de primera necesidad y que ha generado escasez de productos alimenticios y farmacéuticos.
Travieso cita el caso reciente del desfalco de 200 millones de dólares en la Faja Petrolífera, que según investigaciones de los cuerpos de contrainteligencia militar está relacionado una acción de injerencia de la Inteligencia estadounidense para "sabotear los niveles de producción".
¿La confrontación es posible?
El agotamiento de las reservas petroleras en el mundo ha hecho que dentro de la élite política estadounidense haya un ala que "propugna por un aumento por la confrontación con Venezuela y otra de visión más pragmática que prefiere buscar una estabilización de las relaciones", explica Travieso.
Previendo la agresión de EE.UU. contra Venezuela, recuerda el experto petrolero, la nación suramericana estableció relaciones de carácter estratégico con Rusia, China e India "para aminorar el riesgo geopolítico" y diversificar la presencia de diferentes capitales.
"Estamos haciendo todo lo posible para evitar una confrontación", afirma el constituyente, quien ha elevado ante la Asamblea Nacional Constituyente la propuesta de mecanismos como la garantía de la seguridad jurídica de los inversionistas petroleros y la posibilidad de que retornen las empresas que dejaron de operar en el país suramericano.
Se busca, según expone, llegar a un punto de entendimiento conservando 60% como mínimo de las acciones, yatraer capitales foráneos para la inversión.
Venezuela plantea, además, duplicar las reservas para que todos los socios de las empresas mixtas dupliquen el nivel de reservas certificadas, agrega.
Nathali Gómez