NATURALEZA
Dependemos de la naturaleza
para que nos enseñe el camino a casa,
el camino de salida de la prisión de
nuestras mentes.
Nos hemos perdido en el hacer, en el pensar, en
el recordar, en el anticipar.
Hemos olvidado lo que las rocas,
las plantas y los animales ya saben.
Nos hemos olvidado de ser:
de ser nosotros mismos,
de estar en silencio,
de estar donde esta la vida:
Aquí y Ahora.
Llevar tu atención a una piedra, a un árbol o a
un animal no significa pensar en ellos, sino
simplemente percibirlos darte cuenta de ellos.
Entonces se te transmite algo de su esencia.
Sientes lo profundamente que descansa en el Ser,
completamente unificado con lo que es y
con donde esta.
Al darte cuenta de ello, tú también entras en un
lugar de profundo reposo dentro de ti mismo.
Cuando camines o descanses en la naturaleza,
honra ese reino permaneciendo allí plenamente.
Serénate.
Mira.
Escucha tu cuerpo opera una inteligencia mayor
que la mente humana. Es la misma inteligencia
que lo sustenta todo en la naturaleza.
Para acercarte al máximo a esa inteligencia,
sé consciente de tu propio campo energético
interno, siente la vida, la presencia que
anima el organismo.
Cuando percibes la naturaleza solo a
través de la mente, del pensamiento,
no puedes sentir su plenitud de vida,
su ser.
Solo, ves la forma y no eres consciente de
la vida que la anima, del misterio sagrado.
El pensamiento reduce la naturaleza a un bien
de consumo, a un medio de conseguir beneficios,
conocimiento, o algún otro propósito práctico
Observa, siente un animal, una flor, un árbol, y
mira como descansan en el Ser.
Cada uno de ellos es él mismo.
Tienen una enorme dignidad, inocencia, santidad.
En el momento en que miras más allá de las etiquetas
mentales, sientes la dimensión inefable de la
naturaleza, que no puede ser comprendida por
el pensamiento.
Es una armonía, además de compenetrar la totalidad
de la naturaleza, también esta dentro de ti.
Conecta con la naturaleza del modo más íntimo
e interno percibiendo tu propia respiración y
aprendiendo a mantener tu atención en ella.
Esta es una práctica muy curativa y energizante.
Produce un cambio de conciencia que te
permite pasar del mundo conceptual del
pensamiento al ramo de la conciencia
incondicionada.
Necesitas que la naturaleza te enseñe
y te ayude a reconectar con tu Ser.
La naturaleza puede llevarte a la quietud.
Ese es su regalo para ti.
Cuando percibes la naturaleza y
te unes a ella en el campo de quietud,
este se llena de tu conciencia.
Ese es tu regalo a la naturaleza.
A través de ti, la naturaleza toma conciencia
de sí misma.
Es como si la naturaleza te hubiera estado
esperando durante millones de años.
No estás separado de la naturaleza.
Todos somos parte de la Vida que se
manifiesta en incontables formas en todo
el universo, formas que están, todas ellas,
completamente interconectadas.