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General: LA PALABRA DIARIA MES DE OCTUBRE
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De: Tatisverde (Mensaje original) |
Enviado: 03/10/2019 02:40 |
Intención
Mis intenciones poderosas guiadas por Dios dan forma a mi vida.
La vida de Jesús ha inspirado a la gente a través del tiempo. Como una luz, Su vida y Sus enseñanzas han iluminado el camino para quienes buscan la Verdad. El ejemplo de Jesús me inspiran a dejar que mi propia luz resplandezca. Afirmo las palabras del evangelio de Juan: “El Padre y yo uno somos”. En unidad con Dios, oro y fijo mis intenciones para el futuro.
Permanezco receptivo a la guía divina. Estoy consciente de quién soy y de mis pensamientos, palabras y acciones. En armonía con la gracia y la bondad de Dios, busco primeramente estar consciente de Su presencia en mí. Mis intenciones, guiadas por el Espíritu divino, dan forma a mi vida.
Procurando hacer las cosas honradamente, no sólo delante del Señor sino también delante de los hombres.—2 Corintios 8:21 |
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YO SOY CONSOLADO POR LA PRESENCIA ETERNA.
Inevitablemente, la vida incluye pérdidas. Quizás un ser querido se ha ido, una relación personal o un matrimonio ha terminado, o he perdido el trabajo. La presencia y el poder de Dios en mí me mantienen con la atención centrada y consolado.
Puedo crecer espiritualmente al estar receptivo a todas las oportunidades que se me presenten. Soy consolado por el amor divino y sé que soy sano. Esta etapa en mi vida es temporal, esto también pasará.
En la Presencia consoladora, estoy libre de temor. Mi dolor disminuye, porque quienes se han ido de esta experiencia de vida no se han ido realmente. Son uno con el Espíritu y yo también lo soy. Dios está conmigo siempre, y esta verdad espiritual me proporciona consuelo.
Bienaventurados los que lloran porque ellos recibirán consolación.—Mateo 5:4
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YO SOY UNA EXPRESIÓN VIVIENTE DE DIOS.
En su libro clásico Lecciones acerca de la Verdad, Emilie Cady expresó que el Espíritu puede ser definido como “la vida e inteligencia invisibles subyacente en todas las cosas físicas”. Eso significa que soy mucho más que mi cuerpo, mis pensamientos y emociones. Soy una expresión viviente de Dios.
Al crecer en comprensión espiritual, mi vida refleja mi naturaleza verdadera cada vez más claramente. Acepto la salud aun cuando mi cuerpo esté sufriendo enfermedad. Veo abundancia aunque las circunstancias externas indiquen escasez. Recibo con beneplácito las posibilidades para el bien, aun cuando mi conciencia limitada todavía no pueda ver el bien. Vivo mi experiencia humana como el verdadero ser espiritual que soy.
Y Dios creó al hombre a su imagen. Lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó.—Génesis 1:27
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EL CRISTO EN MÍ ES MI LUZ Y MI GUÍA.
Al caminar por un pasillo estrecho, mis ojos permanecen enfocados en la puerta al final. Puede que no note las puertas a mi derecha o izquierda también están abiertas para mí. Al transitar el camino de mi vida, ¿estoy tan concentrado en mi objetivo que ignoro otras opciones? ¿Estoy llevando a cabo mi verdadero propósito, o estoy tan entrenado en el resultado final que no doy pasos importantes en mi viaje?
Siempre puedo estar seguro que voy en la dirección correcta si sigo las señales y los codazos suaves de mi guía interna. Al dar a mi identidad divina rienda suelta en mi vida, puedo dar pasos con confianza hacia el futuro. Permito que la energía crística en mí lleve a cabo los patrones de luz y guía perfectas y me guíe hacia mi bien.
La lámpara del cuerpo es el ojo. Cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo está lleno de luz.—Lucas 11:34
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TODOS SOMOS MIEMBROS DE UN SOLO CUERPO.
Hago una pausa y doy gracias por mis relaciones familiares —los seres queridos en mi hogar, mis mascotas que considero familia, y las personas que viven lejos pero las mantengo cerca con amor. Estos seres queridos son parte de mí. Siempre los llevo en mi corazón, aún más allá de su fallecimiento.
Cuando pienso más allá de las relaciones familiares pienso en el vecino quien me saludó como voluntario en el hospital al que fui por exámenes médicos. Qué agradable y reconfortante ver una sonrisa de bienvenida por parte de un amigo. ¿Cómo puedo crear relaciones personales más allá de mi círculo de amigos? La respuesta es simplemente dar generosamente de mi atención, escuchar con el corazón y mostrar interés.
Así también nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo, y cada miembro está unido a los demás.—Romanos 12:5
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A veces, apurarme para lograr un cometido parece añadir obstáculos y hacer que el tiempo escasee. ¡Mientras más me apuro, más me atraso! Con cada instancia he aprendido que la frustración puede ser algo positivo.
Si siento que estoy “atascado” o exasperado, recuerdo tomar una nueva decisión: dejar ir y dejar a Dios actuar. Dejo ir la frustración y la preocupación, y acudo a lo Divino en mí por ideas, dirección clara y paz mental. Hago lo que he sido llamado a hacer. Dejar ir proporciona un aspecto fresco a la tarea que tengo entre manos. Las respuestas vienen a la mente, la gente viene a ayudar y mi camino se hace más sereno. Dejo ir y estoy en paz.
Pide al Señor tu Dios que nos muestre el camino que debemos seguir, y qué es lo que debemos hacer.—Jeremías 42:3
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EL AMOR ME ELEVA SOBRE LAS TINIEBLAS.
Tengo un vínculo innato con un Dios amoroso que no puede ser roto. La experiencia de amor como una emoción humana puede terminar, mas el amor divino es eterno. Dios es amor, y este amor perfecto es parte de mi naturaleza. Tengo acceso a este amor en todo momento.
El poeta Hafiz escribe: “Una vez pregunté a un pájaro, ‘¿cómo es que puedes volar en esta gravedad de oscuridad?’ Él respondió: ‘El amor me eleva’”. Cuando me siento triste o descorazonado, enojado o temeroso, me dirijo a la presencia del amor que siempre está disponible para consolarme. Puedo cambiar mi enfoque del dolor al amor, sabiendo que el amor es la base de toda la creación. En las noches más oscuras, permito que el amor me eleve.
El amor es de Dios. Todo aquel que ama, ha nacido de Dios y conoce a Dios.—1 Juan 4:7
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CONFÍO MI CURACIÓN AL FLUIR DE LA VIDA DE DIOS.
La curación verdadera es el regreso de mi cuerpo, mente y mis emociones a su equilibrio, a su estado natural. Es la restauración del patrón espiritual en todas las partes de mi ser. Yo soy la imagen y semejanza de Dios en expresión. En un período de quietud y meditación renuevo mi conciencia de las cualidades divinas en mí.
Mi mente se aquieta, mi cuerpo se vuelve receptivo y la luz sanadora de Dios resplandece en mí. Mantener la armonía en mi mente y cuerpo fomenta mi bienestar innato. La salud es mi estado natural de ser, e invoco ese poder dador de vida en mí ahora. Sonrío, dando evidencia de la energía sanadora de Dios que mora en mí. Yo soy sano. Yo soy libre.
Pero les traeré salud y medicamentos, y los sanaré, y les haré experimentar una paz abundante y duradera.—Jeremías 33:6
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