Las imágenes de millones de personas marchando en las calles de Chile, protestando contra las medidas neoliberales del gobierno de Sebastián Piñera, dieron la vuelta del mundo. Pero no fue por las portadas de periódicos como el New York Times. Las manifestaciones multitudinarias y la consecuente represión brutal de las autoridades chilenas, que resultaron en la muerte de al menos 19 personas, se dieron a conocer principalmente por las redes sociales, como Twitter, Facebook y YouTube.
Confieso que soy suscriptora y lectora de la edición impresa del New York Times los siete días de la semana. Y no recuerdo haber visto las manifestaciones en Chile en una sola portada del periódico durante el último mes. Sin embargo, sí recuerdo reportaje tras reportaje en primera plana sobre las protestas anti-gubernamentales en Venezuela durante el último año.
Otro caso parecido ha sido Ecuador, donde grandes protestas en contra del gobierno de Lenín Moreno han paralizado el país. El debilitado e impopular mandatario ecuatoriano hasta tuvo que mudar la sede del gobierno de Quito a Guayaquil para no enfrentar las protestas que llegaban hasta el palacio presidencial Carondolet. Moreno, como Piñera, usó tácticas de represión para neutralizar las protestas en su contra. Y como Piñera, tuvo que rendirse frente a las demandas del pueblo y retractar medidas impopulares como la eliminación de un subsidio en el precio de la gasolina. También como Piñera, Moreno impuso un toque de queda en ciertas regiones del país, y ordenó el uso de fuerza contra los manifestantes. Igual al caso de Chile, los medios estadounidenses no publicaron casi nada sobre la crisis en Ecuador y la brutal represión del estado contra el pueblo en rebeldía.
El Departamento de Estado sí tuvo algo que decir sobre las protestas en Ecuador, a diferencia de Chile. El 11 de octubre, el Secretario de Estado, Mike Pompeo, publicó un comunicado apoyando al presidente Moreno y los "esfuerzos del gobierno de Ecuador para institucionalizar las prácticas democráticas e implementar reformas económicas". O sea, nada sobre la represión de Estado, la brutalidad contra los manifestantes o su derecho a protestar. De hecho, en su comunicado, Pompeo anuncia: "estamos monitoreando las denuncias sobre actores externos involucrados en las manifestaciones" en Ecuador. Pompeo se estaba refiriendo a las acusaciones sin fundamento de Moreno sobre supuestos vínculos de Maduro y Venezuela con los disturbios en Ecuador. Ni Moreno ni Pompeo presentaron pruebas para evidenciar o fundamentar esas graves acusaciones.
Por su parte, el New York Times no publicó mucho sobre Ecuador y las protestas anti-gubernamentales, con la excepción de algunos artículos favorables al gobierno de Lenín Moreno. Un reportaje del 3 octubre 2019, a comienzos de las protestas, se tituló "Ecuador declara estado de emergencia mientras trabajadores en huelga bloquean las vías", como si el gobierno fuera forzado a imponer un estado de represión por las protestas en su contra. Aquí cabe mencionar que el gobierno de Maduro no ha impuesto ningún toque de queda (como hicieron en Chile y Ecuador), ni un estado de emergencia, a pesar de los múltiples intentos de golpe de Estado, manifestantes violentas, rebeliones militares y hasta atentados con bombas contra el presidente. Sin embargo, Maduro es el dictador, y Moreno y Piñera son los democráticos.
Finalizo este análisis con una muestra del tono tan distinto en los reportajes del New York Times sobre Ecuador y Venezuela.
El artículo sobre Ecuador termina así: "En una declaración el jueves, el Sr. Moreno denunció las protestas con lenguaje fuerte. 'A aquellos que quieren imponer un caos como mecanismo para lograr algo, ha acabado su tiempo', dijo. Agregó que no estaba dispuesto a reconsiderar la eliminación del subsidio de la gasolina: 'Las medidas que hemos tomado son firmes', declaró. 'No hay posibilidad de cambiarlas'. (Semanas después, Moreno tuvo que retractarse y volver a imponer el subsidio)".
Como pueden leer, el periódico estadounidense presenta a Moreno como un mandatario fuerte, firme y serio. Le dan la palabra final en el reportaje y censuran a sus opositores, quienes son tratados en el artículo como caóticos, violentos e irresponsables.
En contraste, vemos un artículo sobre Venezuela del 30 de enero del 2019, titulado "Maduro utiliza una fuerza especial policial para aplastar la disidencia", que concluye citando no al presidente venezolano, sino a una opositora: "'El gobierno te obliga a ser lo que ellos quieren', dijo la sra. González. 'Porque si no lo haces, te encarcelarán, o estarías muerto'".
Como dijo el intelectual estadounidense Noam Chomsky, "la función principal de los medios masivos en Estados Unidos es movilizar el apoyo público para los intereses especiales que dominan al gobierno y el sector privado".
Washington quiere un cambio de régimen en Venezuela para imponer un gobierno que favorece sus intereses. Ya lo ha logrado en Ecuador y Chile, por eso los medios hacen caso omiso frente a la represión estatal en esos países. Pero cuando se trata de Venezuela, no hay límites de su hipocresía y sus manipulaciones.
¿Chile despertó? Por qué las masivas protestas no ceden a pesar de las concesiones del Gobierno de Piñera
Publicado: 30 oct 2019 01:14 GMT | Última actualización: 30 oct 2019 14:24 GMT
Ni la implementación de una "agenda social" ni los cambios en el Gabinete conforman a los manifestantes, que continúan saliendo a las calles y reclaman la renuncia del presidente.
Manifestantes protestan contra el modelo económico, Valparaíso, Chile, 27 de octubre de 2019.
Rodrigo Garrido / Reuters
"Este equipo tendrá la misión de escuchar y abrir diálogo hacia un Chile más justo", dijo Piñera en conferencia de prensa. Pero los anuncios no hacían mella en las afueras de la Moneda, donde los manifestantes se enfrentaban a las fuerzas de seguridad en un ambiente caótico.
"Un fin de año muy malo"
El flamante ministro de Hacienda de Chile, Ignacio Briones, señaló en declaraciones a radio Cooperativa que "el clima que todavía no se apaga" y "los destrozos", generarán una merma en las inversiones, por lo que adelantó que el país vivirá "un fin de año económico muy malo", según reproduce La Tercera.
En ese sentido, Briones alertó sobre problemas fiscales ante el "endeudamiento" al que tuvo que recurrir el Gobierno para responder a los reclamos sociales: "Si no somos capaces de recuperar la inversión, el próximo año vamos a tener un resultado que vamos a lamentar, y que va en contra de esta agenda social que requiere recursos".
En este contexto, se conoció el informe de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), que estima que los bancos ya acumulan ganancias por 2.006.981 millones de pesos (unos 2.756 millones de dólares) al tercer trimestre de este año.
Policía utiliza cañones de agua contra los manifestantes en Santiago, Chile, 28 de octubre de 2019. / Esteban Felix / AP
Abusos policiales
Debido al accionar represivo del Gobierno frente a las manifestaciones, este martes el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) de Chile presentó un total de 101 denuncias contra las fuerzas públicas. Entre ellas, cinco acusaciones por homicidios, 18 por delitos de violencia sexual, y 54 por presuntos casos de tortura.
Además, el organismo no gubernamental contabilizó un total de 1.132 personas heridas y 3.243 detenciones, desde el 17 de octubre hasta este lunes 27.
La desigualdad social, eje de las demandas
Si bien son varios los informes que avalan el crecimiento económico sostenido y la estabilidad de Chile, una dispareja distribución del ingreso, arrastrada desde que se implementó el modelo neoliberal con el golpe de Estado de Pinochet, en 1973, ha generado una mayor desigualdad social que la que se registra en otros países menos exitosos.
De acuerdo al último informe Panorama Social de América Latina, que elabora la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el 1 % más acaudalado de Chile se quedó en 2017 con el 26,5 % de la riqueza, mientras que el 50 % de los hogares menos favorecidos solo accedió al 2,1 % de los bienes generados en el país.
Esa desigualdad, sumada a las dificultades que padecen las familias de clases medias y bajas para acceder a servicios básicos, con bajos salarios y un fuerte endeudamiento, explican el origen del descontento y las razones por las cuales permanece vigente el disconformismo, más allá de los cambios de urgencia adoptados por el Gobierno.
Tras haber "escuchado" y atendido con su "agenda social" la exigencia de cambios que son más bien estructurales, en La Moneda confían en que la falta de un interlocutor válido, ante la heterogeneidad y falta de liderazgos definidos de estos colectivos, haga que en pocos días las protestas se vayan diluyendo. Por ahora, eso no ha sucedido.