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General: La troba Kun-fu, Santa alegría .
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 11/11/2019 13:51
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La troba Kung-Fú, santa alegría

Published on 

BrunchCultura

Dicen que son como trovadores, que van de pueblo en pueblo repartiendo canciones para regalar alegría. Una alegría que en su último trabajo deciden santificar. 'Si hiciéramos más cosas bailando la vida sería mucho más fácil', declaran. Con esta filosofía, La Troba Kung-Fú presenta su tercer álbum de estudio, 'Santalegria', considerado por la revista Enderrock el mejor disco catalán de 2013.

Des­pués de ac­ce­der a un ca­lle­jón se­cun­da­rio de vida dis­cre­ta, con­si­go co­lar­me en el ves­tí­bu­lo que se es­con­de de­trás de una enor­me puer­ta de ma­de­ra. Des­pués de atra­ve­sar un patio, otra puer­ta, girar a la de­re­cha y subir dos pisos a tra­vés de una in­men­sa es­ca­le­ra de ca­ra­col, llego al lugar del en­cuen­tro. París es la única ciu­dad que co­noz­co en la que un des­pa­cho de las di­men­sio­nes de la ofi­ci­na de Ep­hé­li­de, la em­pre­sa de pro­mo­ción mu­si­cal en la que he sido ci­ta­do, puede es­con­der­se tras se­me­jan­te la­be­rin­to. Sor­pren­di­da de que haya lle­ga­do a su puer­ta sin haber lla­ma­do por te­lé­fono pi­dien­do au­xi­lio, Ma­rion me pre­sen­ta a sus com­pa­ñe­ras y me lleva hasta la sala donde Joan Ga­rri­ga, líder de La Troba Kung-Fú, me es­pe­ra con la ex­pre­sión algo can­sa­da y acom­pa­ña­do por los res­tos de lo que fue una ban­de­ja llena de bo­lle­ría ar­te­sa­nal fran­ce­sa.

Por fin te trai­go una en­tre­vis­ta en cas­te­llano”, dice la en­car­ga­da de me­dios on­li­ne in­ten­tan­do darle una ale­gría al mú­si­co de La Ga­rri­ga. El ros­tro de Joan pa­re­ce re­la­jar­se y agra­de­cer la pro­xi­mi­dad lingüís­ti­ca. To­da­vía es mayor la sor­pre­sa cuan­do le con­fie­so que hablo ca­ta­lán. Eso sí que no se lo es­pe­ra­ba. Des­pués de cinco en­tre­vis­tas en fran­cés, en una ciu­dad fre­né­ti­ca a la que ha lle­ga­do a pasar un solo día, poder man­te­ner la enési­ma con­ver­sa­ción en tu len­gua ma­ter­na debe re­sul­tar como mí­ni­mo re­con­for­tan­te. Quizá por eso, o tal vez por la per­so­na­li­dad cer­ca­na de un mú­si­co con­sa­gra­do que carga con va­rios pre­mios a sus es­pal­das, el ritmo del diá­lo­go es re­la­ja­do y pró­xi­mo, lejos de la ten­sión y la prisa que mu­chas veces fre­cuen­ta este tipo de actos.

Tengo que con­fe­sar que no soy par­ti­da­rio de em­pe­zar las en­tre­vis­tas pre­gun­tán­do­le a los gru­pos qué sig­ni­fi­ca su nom­bre. Sin em­bar­go, en este caso, re­sul­ta inevi­ta­ble no pedir una ex­pli­ca­ción. Aun­que suene a ono­ma­to­pe­ya, La Troba Kung-Fú es toda una “de­cla­ra­ción de in­ten­cio­nes”. Y la in­ten­ción no es otra que con­ver­tir­se en “bue­nos tro­va­do­res”. La fór­mu­la ele­gi­da es­con­de ade­más una cu­rio­sa com­bi­na­ción de con­cep­tos, uno oc­ci­den­tal y otro orien­tal. Por un lado la trova, “una pa­la­bra de ori­gen oc­ci­tano que re­pre­sen­ta a aquel que con su canto no busca sino en­cuen­tra” (en ca­ta­lán, ‘tro­bar’ sig­ni­fi­ca en­con­trar). El se­gun­do, el Kung-fú, arte mar­cial bien co­no­ci­da por todos. Aun­que según me cuen­ta, “para los chi­nos el Kung-fú no está es­tric­ta­men­te li­ga­do a las artes mar­cia­les, sino a las artes en ge­ne­ral”. “Se trata de asi­mi­lar una ha­bi­li­dad en una dis­ci­pli­na ar­tís­ti­ca”, pre­ci­sa Joan, dán­do­le sen­ti­do a lo que se an­ti­ci­pa­ba ar­bi­tra­rio. Qui­tán­do­le un poco de hie­rro al asun­to, él mismo con­fie­sa que el nom­bre “tam­bién es­con­de cier­to ho­me­na­je a la fa­mo­sa serie de los 80 y a las pe­lí­cu­las de serie B, a nues­tra parte ri­dí­cu­la”. “Po­de­mos ex­pli­car­lo todo muy serio, pero siem­pre hay algo de coña. Como en la vida y como en la rumba”, con­fir­ma.

De rumba van sus can­cio­nes. O mejor dicho, de “rum­bia”, esa mez­cla trans­atlán­ti­ca de es­ti­los. La “rum­bia va­lle­sa­na” que les de­fi­ne, a ellos y a sus dis­cos. Su úl­ti­mo tra­ba­jo se llama San­ta­le­gria, quizá la única santa a la que en­co­men­dar­se en tiem­pos como los que co­rren. “No hay vo­lun­tad de hacer una je­rar­quía del san­to­ral, pero sí una in­ten­ción pa­ga­na de san­ti­fi­car las cosas que con­si­de­ra­mos im­por­tan­tes. La ale­gría es un es­ta­do de ánimo que nos ayuda a vivir, y san­ti­fi­car­lo es una ma­ne­ra de de­cla­rar que para no­so­tros es im­por­tan­te”, con­clu­ye. Así suena su disco, ale­gre de prin­ci­pio a fin. Cada can­ción des­ti­la jú­bi­lo en cada uno de sus com­pa­ses, y el dis­cur­so de su com­po­si­tor no hace más que co­rro­bo­rar lo que el so­ni­do in­si­núa. Por­que cuan­do es­cu­chas su disco no pue­des evi­tar mo­ver­te, aun­que sólo sea el dedo me­ñi­que del pie. Por eso sus con­cier­tos no son de esos en los que un pú­bli­co es­tá­ti­co ob­ser­va con los ojos como pla­tos. “Lo que in­ten­ta­mos es que la gente baile”, con­fir­ma. “Al prin­ci­pio nos ob­se­sio­ná­ba­mos un poco con esto, aun­que es cier­to que tam­bién con la edad apren­des que la danza es algo que no tiene por qué ser fí­si­co, puede ser men­tal”, añade ex­cu­san­do a esa parte del pú­bli­co que no suda cuan­do dis­fru­ta de su mú­si­ca. No obs­tan­te, afir­ma que lo que les ha lle­va­do a hacer mú­si­ca es “la sen­sa­ción fes­ti­va de baile”. “Ha­ce­mos pocas cosas bai­lan­do, si hi­cié­ra­mos al­gu­nas más vi­vi­ría­mos mejor”, sen­ten­cia con acier­to.

Su mú­si­ca es una mez­cla efec­ti­va de so­ni­dos de mu­chos rin­co­nes del mundo. Re­co­no­ce que “la mú­si­ca de baile es un len­gua­je muy uni­ver­sal”, y que com­bi­na­da con una len­gua mi­no­ri­ta­ria como es la suya, la mía, han con­se­gui­do lle­gar a lu­ga­res tan re­mo­tos como Es­ta­dos Uni­dosMa­rrue­cos o Si­be­ria. “Somos glo­ba­les en mu­chos sen­ti­dos, can­ta­mos en ca­ta­lán por­que es nues­tra ma­ne­ra pro­pia de ex­pre­sar­nos”, afir­ma. No ex­clu­yen­do, sino in­vi­tan­do a de­gus­tar el re­sul­ta­do de un ejer­ci­cio sin­ce­ro de crea­ti­vi­dad. Aun­que uno pueda pen­sar que los gru­pos de mú­si­ca fes­ti­va tan pro­pios del es­ta­do tien­den a ba­na­li­zar el men­sa­je, estos as­pi­ran­tes a tro­va­dor le dan a las pa­la­bras el valor que me­re­cen. “Las can­cio­nes nacen de las le­tras, tiene que haber algo que decir. Es­ta­mos ha­blan­do de canto, y el canto es verso”.

Com un jo­glar, de poble en poble, dono al can­tar ofici noble” ('como un ju­glar de pue­blo en pue­blo doy al can­tar ofi­cio noble'), dice una de sus pie­zas. Con ese pro­pó­si­to han re­co­rri­do medio mundo. Y con ese pro­pó­si­to se­gui­rán, lle­van­do la ale­gría, sea santa o no, a cada lugar donde haya al­guien dis­pues­to a de­jar­se lle­var por el mag­ne­tis­mo fes­ti­vo de sus notas.



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: handy392 Enviado: 11/11/2019 22:24


 
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