El consumo de grasas saturadas causa la reprogramación de las células, contribuyendo a la progresión del cáncer, señalan los especialistas del Instituto de Investigación del Centro Universitario de Salud McGill. Mientras tanto, la reducción de su participación en la dieta hace retrasar el desarrollo del cáncer de próstata en las etapas iniciales.
Los autores del estudio concluyeron que el consumo de grasas saturadas imita una expresión excesiva del oncogén MYC y por lo tanto acelera el desarrollo del cáncer de próstata.
Debido a que el consumo de la grasa puede provocar obesidad, un factor de riesgo para el cáncer de próstata, los científicos comprobaron los resultados al excluir la obesidad de la ecuación. La probabilidad de morir de cáncer de próstata fue tres veces mayor en los pacientes que consumían grasas saturadas.
Los científicos esperan que los resultados del estudio ayuden a elaborar dietas especiales para pacientes con cáncer.
Las grasas saturadas se contienen en las carnes rojas, los productos lácteos y el aceite de coco.