El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC) es mucho menos optimista. Sitúa en el año 2030 la fecha en que será irreversible el daño al planeta causado por la acción humana. Dicho de otro modo, será el año en que comience la extinción de la especie.
Siendo testigos de la devastación ocurrida en menos de dos años de la selva amazónica y de Australia, donde se han perdido en conjunto más de 10,2 millones de hectáreas de bosques, así como más de mil millones de animales, es posible entender que la preocupación de los científicos no son meras especulaciones.
Pero lo más dramático es que no se trata solo de la destrucción de las condiciones que hacen posible la vida en el planeta, sino que se incluye cada aspecto de la existencia.Para los ricos, para la élite global, el asunto es más bien sencillo y se resume al proyecto de Elon Musk para el año 2050 de colonizar Marte, con un millón de personas.
¿Acaso habrá algún periodista cerca que le pregunte qué pasará con los miles de millones que no tienen cabida en su plan?
Para esos que se quedan en la tierra, en esta 'única nave espacial', como diría el periodista Walter Martínez, hacemos un recuento de las amenazas que debemos atender antes de que sea demasiado tarde.
Primera: el fin de los Estados nación y del eufemismo bélico
Destruir las naciones para reconfigurar un nuevo orden mundial. Esa es la atronadora sentencia del periodista francés Thierry Meyssan al denunciar el plan del Pentágono y su nuevo mapa estratégico.
Los hechos le han dado la razón. 2011, fue el año decretado para que Occidente destrozara Libia, y pudieran acceder a su petróleo sin esos molestos intermediarios que para las transnacionales suelen ser los Gobiernos constitucionales. Quisieron repetir el experimento en Siria, pero allí Rusia y China ya habían aprendido la lección.
No obstante, esta década inaugura una nueva etapa que analistas como Adel Zabayar llaman 'la era Trump'.Estados Unidos se ha cansado de lidiar con la opinión pública. El actual mandatario estadounidense ha significado el camino directo para que el mundo entienda que a medida que los recursos del planeta se agoten, y las condiciones ambientales se hagan más insostenibles, la guerra será el mecanismo elegido para la sobrevivencia de un país sobre otro.
La confesión de Trump sobre por qué llevó las tropas a Siria, le ahorra los meses de debate que tuvo que atravesar Bush y Powell para mercadear la mentira de las "armas de destrucción masiva en Irak".
Si algo tenemos que agradecerle a Trump, es que ya el mundo sabe con qué clase de maldad estará lidiando en los próximos años.