Nisman había comenzado en 1997 su camino hacia la actual Fiscalía, en Morón, provincia de Buenos Aires. En su historia hay un caso que marcó su camino y fue la investigación sobre el destino de Iván Ruiz y José Díaz, dos de los participantes en el fracasado ataque al cuartel de la Tablada en enero de 1989, dirigido por el ex jefe guerrillero Enrique Gorriarán Melo, durante el gobierno democrático de Raúl Alfonsín. Ambos detenidos, después del cruento enfrentamiento que dejó varios muertos y heridos, fueron vistos por última vez brutalmente torturados y llevados por militares y policías en un automóvil Ford Falcon.
Hasta ahora están desaparecidos, pero Nisman y un juez que lo puso a cargo de la investigación apoyaron la versión oficial del Ejército de que «habían muerto en combate» a pesar de las evidencias de su desaparición forzada.
En julio de 1997, el entonces procurador general Nicolás Becerra lo convocó para sumarse a los fiscales que investigaban el atentado contra la mutual judía AMIA, José Barbaccia y Eamon Mullen, por pedido expreso de ambos.
De acuerdo con Infojus Noticias de Argentina «el equipo de Nisman, Barbaccia y Mullen trabajó hasta el juicio oral, pero no terminó bien». Durante ese juicio por la llamada «conexión local», muchos testigos dijeron que ellos y el juez Juan José Galeano habían cometido una serie de irregularidades que se comprobaron.
Al final del debate, el Tribunal Oral absolvió al delincuente Carlos Telleldín, a quien el propio juez entregó 400 000 dólares para que acusara a funcionarios iraníes y a policías, con el visto bueno de Rubén Berajas, entonces presidente de la poderosa Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas.
En los fundamentos del fallo se acusó a Galeano –quien terminó destituido y procesado–, a su equipo y a los fiscales Mullen y Barbaccia, también procesados.
«En el juicio oral quedó demostrado que no se investigó absolutamente nada» en la Causa AMIA , afirmó a Infojus Noticias el abogado Juan Carlos García Dietze, defensor de Ariel Nizcaner, quien fue absuelto de haber participado en la adulteración de la camioneta Traffic, que supuestamente fuera usada en el atentado.
«Siempre hubo un tema parádojico: Barbaccia y Mullen quedaron imputados, y Nisman siguió a cargo. Es extraño», reflexionó García Dietze.
En 2004 Nisman, ya a cargo de Unidad Especial para concentrar todas las investigaciones vinculadas al atentado, se acerca a un hombre clave de la entonces Secretaría de Inteligencia del Estado, la antigua SIDE, Antonio Stiusso, alias “Jaime”. Éste había sido desplazado de la Causa AMIA por ser parte de las irregularidades del juicio, pero con Nisman recuperó un lugar de importancia. Ambos trabajaban con la CIA y el Mossad.
La Unidad Especial recibía importantes sumas de dinero para investigar. Pero Nisman sólo se dedicó a clasificar los expedientes de Galeano y continuó responsabilizando a los iraníes, sin haber producido, en los últimos 10 años, ninguna prueba para confirmar la acusación. Su primer pedido de alerta roja contra 12 iraníes, diplomáticos y funcionarios acusados, fue devuelto por falta de pruebas. Como sucedió con el pedido de extradición enviado a Londres contra el ex embajador iraní en Argentina, Hadi Soleimanpour, cuando la justicia británica devolvió la solicitud por falta de pruebas, indemnizando al diplomático en 2004. Una vergüenza para la justicia argentina.
Nisman y la Embajada de Estados Unidos
Durante 10 largos años, los expedientes que investigaba Nisman siguieron incorporando «informes basados en deducciones y armados» sin prueba real, imposibles de comprobar, que proveían la CIA y el Mossad, al igual que hicieron al proporcionar los falsos testigos.
En 2010, cuando se publicaron en Argentina una serie de cables secretos referidos al caso AMIA, del Departamento de Estado de Estados Unidos revelados por WikiLeaks, quedó en evidencia que el fiscal Nisman anticipaba las medidas que iba a tomar en esta causa a diplomáticos de esa Embajada.
Estos descubrimientos no dieron lugar a tomar una medida clave, la de separar al fiscal de esta causa ya que no se puede ser “juez y parte”, como sucedía en su relación de subordinación a Estados Unidos e Israel.
La pista iraní no lograba reunir pruebas concretas, pero sin duda favorecía los intereses geopolíticos de ambos países, que continúan intentando invadir Irán, enlazando esta situación con el anunciado plan imperial de un Oriente Medio ampliado, que significó invasiones y ocupaciones coloniales de varios países en esa región en el siglo XX. Jamás la inteligencia estadounidense o israelí debieron haber participado, monitoreado y armado la Causa AMIA.
En un despacho del 22 de mayo de 2008, desde la sede diplomática estadounidense en Buenos Aires, se especificaba: «Los oficiales de nuestra Oficina Legal le han recomendado al fiscal Alberto Nisman que se concentre en los que perpetraron el atentado y no en quienes desviaron la investigación.»
Eso fue precisamente cuando el entonces juez federal Ariel Lijo ordenó la detención e indagatoria del ex presidente Carlos Menem, de su hermano Munir –ya fallecido–, del entonces titular de la SIDE Hugo Anzorreguy, y otros, como el magistrado Juan José Galeano y del ex comisario Jorge Palacios, por encubrir el atentado.
Nisman no había informado de esa medida a la Embajada estadounidense como lo hacía normalmente. Otros cables de WikiLeaks demostraron que el fiscal de la Causa AMIA se había disculpado con los oficiales estadounidenses por no haber anticipado los pedidos de detención. Hay varios cables referidos al tema, publicados por el periodista Guillermo O’Donell.
Ya en 2013, Memoria Activa y familiares y amigos de las víctimas del atentado de julio de 1994 se pronunciaban por un alejamiento de Nisman de la Causa AMIA. En noviembre de 2013, en una carta abierta al fiscal, los familiares respaldaron el Memorándum de Entendimiento entre Argentina e Irán y cuestionaron «la falta de compromiso de Nisman y la inacción en la causa», por considerarlo «funcional a los intereses de los que siempre nos quieren alejar de la verdad».
El Memorándum de Entendimiento con Irán es un verdadero documento de política exterior que podía sentar precedentes en la resolución de conflictos sin salida, como era el caso AMIA. Se trataba de que los jueces de la Causa AMIA pudieran ir a Teherán a indagar, ante la presencia de una Comisión de personalidades reconocidas y neutrales, a los altos funcionarios iraníes acusados –sin pruebas– del atentado. Por primera vez se podría saber la verdad, fuera la que fuera.
Al cumplirse 20 años del atentado, el 19 de julio de 2014, los familiares de las víctimas no sólo reclamaron una vez más el esclarecimiento del hecho, sino que solicitaron formalmente que se apartara a Nisman del caso por «haber mostrado su total incapacidad para investigar en esta Causa», como denunció entonces Diana Malamud de Memoria Activa.
Irán siempre ofreció su cooperación, pero la CIA y el Mossad rechazaban toda posibilidad. Ningún país soberano en el mundo iba a entregar a un grupo de funcionarios acusados sin que se presentaran las pruebas necesarias a la justicia de terceros países. Incluso surgió de Irán una propuesta de crear una Comisión mixta, argentina-iraní, para investigar el tema AMIA.
En Irán no existe extradición y por eso el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner trató de hallar un camino, que fue rechazado incomprensiblemente por el gobierno de Israel.
La DAIA y la AMIA, que habían apoyado en principio el Memorándum debieron plegarse al mandato israelí. La oposición argentina rápidamente se alió a este rechazo y surgieron jueces que declaraban la inconstitucionalidad de la ley, lo que era una aberración jurídica.
Irán quedó a la expectativa frente a esta situación. Lo que nadie sabía es que, con base en falsas denuncias, convertirían este tema en una maniobra golpista contra el gobierno de Fernández de Kirchner, el que más trabajó a favor de la verdad, como se puede constatar en los esfuerzos ante la Organización de las Naciones Unidas y en el propio Memorándum.
El 12 de enero de 2015, en plena Feria Judicial, e interrumpiendo un viaje que lo había llevado a recorrer Europa para festejar el cumpleaños 15 de una de sus hijas, el fiscal Alberto Nisman, al frente de la investigación sobre el atentado contra la mutual judía AMIA decidió regresar imprevistamente a Argentina, según él mismo comunicó a las amistades más allegadas en un mensaje de WhatsApp.
Sólo 1 día después de llegar a Buenos Aires, Nisman anunció que iba a presentar una denuncia contra la presidenta de la nación, el canciller, el diputado Andrés Larroque, dirigente del movimiento juvenil La Cámpora y contra 2 dirigentes sociales, Luis D’Elía y Fernando Esteche, por intento de presunto encubrimiento de los iraníes acusados mediante un pacto secreto con Irán por «intercambios comerciales», un pacto que nunca existió,.
Trama de guerra sucia
El 18 de enero, Nisman fue encontrado muerto, como se conoce, en su departamento. Y la rigurosa investigación fiscal continúa para no dejar ningún espacio de duda en su conclusión final.
La Feria Judicial permitía a Nisman elegir el juez, y buscó a Ariel Lijo, quien lleva causas creadas contra funcionarios gubernamentales por denuncias basadas en informaciones periodísticas y sin pruebas. El 14 de enero Nisman presentó la denuncia, generando un gran escándalo, sin aportar pruebas de sus incriminaciones, pero tampoco nada sobre el atentado que mató a 85 personas en 1994.
De inmediato la dirigencia opositora salió a respaldarlo, porque esta noticia les permitía montar un ataque brutal contra el gobierno en año electoral.
Prometía Nisman dar a conocer escuchas telefónicas (ilegales hasta ahora) para justificar su acusación, y el 19 de enero iba a hablar de su denuncia ante la Comisión de Legislación Penal de la Cámara de Diputados, citado por la oposición, aunque iba a asistir también el oficialismo, que pedía hacer público este evento, y no cerrado.
Las escuchas trasmitidas ilegalmente por un canal de televisión opositor de conversaciones entre dirigentes sociales y una persona de la comunidad islámica jamás podrían ser pruebas de nada. Pero el 19 de enero, la muerte de Nisman conmocionaba al país, atrayendo la atención también fuera de Argentina.
En las declaraciones que hizo ante la fiscalía, la ex esposa de Nisman, la jueza Sandra Arroyo Salgado, quien estaba en Barcelona, España, con otra de las hijas del matrimonio, señaló que Nisman la llamó el 12 de enero desde el Aeropuerto de Barajas, en Madrid, para decirle que debía regresar urgentemente a Buenos Aires porque su madre se iba a operar de un brazo y que luego iba a volver a Europa para continuar su viaje.
Arroyo Salgado dice haber discutido porque se negó a que Nisman regresara con su hija a Buenos Aires y convinieron en que la dejaba en el aeropuerto para que su madre llegara a recogerla desde Barcelona.
Se agrega a esto que la propia madre de Nisman, Sara Garfunkel, declaró en la causa que ella ya se había operado del brazo antes. Nisman había mentido a su familia en un regreso muy apresurado.
Por eso la pregunta es: ¿Quién llamó a Nisman tan urgentemente para presentar una denuncia sólo 2 días después de su regreso, nada menos que contra la presidenta?
La fiscal que ahora investiga la muerte de Nisman, Viviana Fein, a todas luces bajo intensa presión, dijo que el occiso había comprado el pasaje de regreso del día 12 de enero desde el 31 de diciembre. Esto abre entonces otra interrogante: ¿Por qué envió un mensaje de WhatsApp a sus amigos más cercanos, según transmitió la propia prensa opositora antes que la fiscal revelara la compra anticipada del boleto, de que tenía que regresar de forma intempestiva? ¿O era una trama ya urdida de antemano?
La incriminación fue la noticia bomba de comienzos de un año electoral y la diputada derechista Patricia Bullrich, de Unión Por Todos-Propuesta Republicana, organizó rápidamente que Nisman explicara la denuncia a una Comisión del Congreso.
Bullrich, quien habló varias veces con el fiscal antes de su muerte, está vinculada a varias fundaciones estadounidenses en Argentina, y de la misma manera la diputada Laura Alonso, destacadas ambas por apoyar a los sectores más fundamentalistas de Estados Unidos contra Cuba, Venezuela, Argentina o cualquiera de los países claves en la integración latinoamericana.
El domingo 18 de enero por la tarde, el fiscal Nisman fue encontrado sin vida, por su madre, llamada por dos custodios ante la falta de respuesta de éste. El departamento estaba cerrado por dentro, incluyendo la puerta de servicio, que tiene dos cerrojos; el de arriba, que podía abrir la madre, pero el de abajo tenía una llave trabada por dentro y debieron llamar al cerrajero para que la abriera.
El cuerpo de Nisman obstaculizaba abrir la puerta del baño. Tenía un disparo en la cabeza, una pistola y un casquillo de bala calibre 22 estaban en el piso a su lado. Una imagen desoladora. Tenía 51 años. Y los primeros resultados de la autopsia realizada por reconocidos forenses con presencia de expertos peritos determinaron que «no habían intervenido terceros».
Toda la información, incluyendo lo que se conoció después, mencionaba un disparo sólo a poco más de 1 centímetro de la sien derecha, lo que llevaba a pensar en un suicidio. La muerte se clasificó como «dudosa» hasta que se terminen las pericias, algunas repetidas para que no queden dudas.
La presidenta Fernández de Kirchner, en su primera carta en Twitter, nunca dijo que fuera un suicidio. Incluso lo puso en duda al escribir la palabra entre signos de interrogación. Y en su segunda carta sostuvo con mayor precisión que no creía en un suicidio. En todo caso en un suicidio inducido, y no precisamente por el gobierno, ya que en realidad es el gobierno el único afectado en este juego de servicios de inteligencia extranjeros y locales y de la oposición interna, mayoritariamente dependiente de Washington y sus fundaciones.
Desde Bolivia, el presidente Evo Morales definió certeramente esta situación: le pusieron una emboscada a la presidenta argentina, dijo al denunciar los sucesos.
Es de un simplismo aterrador pensar que a un gobierno a cuya presidenta se acusa sin prueba alguna, con una denuncia tan deficiente que ni siquiera parece redactada por el fiscal, podría convenirle la trágica muerte de éste.
La oposición política local, que ya armó varios escenarios golpistas en el país, se tomó el hecho como una bandera para acusar al gobierno. Los medios de comunicación y especialmente el Grupo Clarín, que se niega a cumplir con la Ley de Medios Audiovisuales que debe terminar con los nefastos monopolios mediáticos, comenzaron a especular confundiendo a la población, cautiva de ese enorme poder desinformador.
Es tal la intoxicación informativa, que nadie sabe distinguir entre el informe de la Fiscalía investigadora y los “juicios paralelos” que se escenifican en televisión.
Fue el gobierno el que insistió para que la reunión en el Congreso fuera pública, es decir, para que todo el mundo pudiera ver lo que se iba a debatir allí, lo que curiosamente la oposición rechazaba. Los legisladores del oficialismo desde el primer momento que Bullrich convocó la audiencia especial, afirmaron que concurrirían para interrogar profundamente al Fiscal con la determinación de llegar al fondo del asunto. La muerte del fiscal se lo impidió.
La muerte de Nisman está siendo utilizada de una manera perversa por los medios de comunicación opositores y por toda la red de desinformación mundial al servicio del poder hegemónico, intentando responsabilizar al gobierno en una de las campañas más duras que se recuerde.
El golpismo encubierto está siendo desarrollado por un sector del Poder Judicial, una estructura decadente que nunca se democratizó, y por los medios de comunicación masiva, la oposición y la acción de los servicios de inteligencia locales que fueron desplazados por el Ejecutivo y venían desde la pasada dictadura y antes de ésta. Pero, indudablemente, también por Estados Unidos e Israel.
El Estado israelí publicó en Estados Unidos un breve comunicado en la mañana del 19 de enero de 2015 sobre «la trágica circunstancia» de la muerte de Nisman, término que se utiliza para describir un suicidio; y el mismo día el secretario general de la DAIA, Jorge Knoblovits, dijo a los medios argentinos –como está registrado– que «creían que era un suicidio» y que esa entidad estaba preocupada por el destino de la Causa. ¿Por qué luego cambiaron de rumbo?
Siguiendo el lineamiento del Estado israelí, exhortaban a continuar con la Causa –como si alguien hubiera hablado de abandonarla– y además a llevar a la justicia a los culpables del hecho y continuar con lo que estaba actuando Nisman. Es decir –y esto no puede perderse de vista– mantener la acusación contra Irán, lo que significa continuar en el cerrado círculo que comenzó en julio de 1994 con pistas y testigos falsos. ¿Qué hay en las sombras de esta Causa?
El colaborador cercano del fiscal fallecido, Diego Lagomarsino, “experto en informática”, contratado por Nisman con un salario inusualmente altísimo, fue a ver al fiscal el sábado 17 de enero. Él mismo se presentó espontáneamente a la justicia para decir que le había llevado un arma vieja, la pistola calibre 22 con la que luego se “suicidó” el fiscal.
Primero dijo que Nisman le pidió la pistola para defenderse. Pero en realidad Lagomarsino estuvo 2 veces al edificio donde vivía el fiscal, supuestamente seguro y altamente vigilado, como se ofrecía a los compradores de departamentos en ese lugar. De la última visita en la noche no hay registros de salida. La investigadora Fein dijo que, según lo registrado, Lagomarsino salió el domingo en la mañana, es decir, al día siguiente de la muerte de Nisman.
La denuncia publicada íntegra el día 20 de enero es absolutamente una pieza sin valor jurídico, por su redacción, sus contradicciones y la falta de pruebas. Las escuchas telefónicas ilegales, que un canal de televisión opositor dio a conocer también violando toda norma, no agregan nada, al contrario, resultan hasta pueriles. Reconocidos juristas señalan que aunque todo lo que se dice fuese cierto no constituye delito porque nada de eso se realizó.
El curioso –y desconocido en el medio– periodista colaborador en el sitio de internet del Buenos Aires Herald, Damián Pachter, quien en la noche del 18 de enero dio, por Twitter y sin avisar a su medio, la primicia de que se había encontrado muerto al fiscal Nisman, decidió irse del país argumentando «miedo». Primero sacó un boleto de ida y vuelta a Uruguay, pero de pronto apareció en Tel Aviv.
Pero lo extraño es que sale hacia Uruguay y sigue hasta Israel, donde dice que pidió refugio. Luego se sabe que Pachter es argentino-israelí y que viajó con su pasaporte de Israel. ¿Por qué pidió asilo, si era ciudadano israelí y estuvo 3 años en el ejército de ese país?
Lagomarsino también estaba gestionando la actualización de su pasaporte, para lo cual concurrió a las oficinas pertinentes el mismo día 12, cuando Nisman hizo pública su imputación. Inmediatamente tras la muerte del fiscal, las autoridades le retuvieron el documento y se le prohibió salir del país.
La sospecha sobre Pachter aumentó cuando dio a medios europeos varias entrevistas hablando de la persecución de periodistas en Argentina, donde los medios opositores publican notas insultantes contra la presidenta y otros funcionarios sin ningún problema.
Otro dato importante a registrar. El fiscal Nisman utilizaba un automóvil de alta gama, un Audi, de un yerno de uno de los denunciados como encubridor local en el caso AMIA, Hugo Anzorreguy, el ex jefe de la SIDE en el momento de la voladura de la AMIA. Y además ligado al ex agente de la CIA Frank Holder, de oscura historia en Centroamérica, que como tantos ex agentes de otros países manejan agencias de seguridad locales.
En Estados Unidos, los sectores más recalcitrantes como el republicano Marcos Rubio, Bob Menéndez y otros, acusan a la presidenta y al gobierno de Argentina sin prueba alguna, lo cual es una amenaza y una presión sobre la justicia local, la misma que ejercen los medios masivos de comunicación argentinos, que de diversas formas advierten a fiscales y jueces que esta causa, como la de la AMIA, tienen que tener los “culpables” que ellos determinen. Los llamados de esos legisladores, además, evidencian su conexión con la derecha argentina.
Quieren una destitución aparentemente “institucional” del gobierno, un golpe blando, pero con muertes. No quieren la verdad.
Además de golpear a Argentina en el mismo momento en que se acrecienta el golpismo en Venezuela contra el presidente Nicolás Maduro, intentan debilitar a los organismos de unidad e integración que se consolidan en América Latina.
Si algo faltaba al terminar esta serie, se conoció que el ex presidente, de Uruguay, José Mujica desmintió la versión de que un diplomático de la Embajada de Irán en Montevideo fuese expulsado 2 semanas antes por estar vinculado a la colocación de un aparente artefacto explosivo en las inmediaciones de la Embajada israelí en esa ciudad. Esa versión la publicó el diario israelí Haaretz y la retomaron varios medios en el mundo.
Queda entonces la pregunta que puede tener una rápida respuesta: ¿qué están preparando los expertos en atentados de falsa bandera en nuestros países?
Fuente : «Argentina: la CIA y el Mossad en un intento de “golpe blando”», por Stella Calloni, Contralínea (México), Red Voltaire , 5 de marzo de 2015, www.voltairenet.org/article186984.html
Se suicida el perito que sostuvo que el fiscal argentino Alberto Nisman había sido asesinado
Publicado: 18 mar 2019 20:50 GMT
Osvaldo Raffo, de 87 años, fue hallado muerto en su casa por la mujer que lo cuidaba.
El médico forense Osvaldo Raffo llegando al departamento donde Alberto Nisman apareció muerto, 13 de febrero de 2015
Enrique Marcarian / Reuters
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Este lunes se dio a conocer la noticia del fallecimiento del médico forense argentino Osvaldo Raffo. Según los informes preliminares de la Policía, el hombre, de 87 años, se habría suicidado. Su cuerpo fue encontrado sin vida en su casa por la mujer que lo cuidaba.
Según detallaron las fuerzas de seguridad en un documento publicado por el diario Perfil, "dejó en la mesa de la cocina una nota firmada diciendo que no soportaba más los dolores". "El arma utilizada para quitarse la vida resulta ser un revolver, presumiblemente calibre 38", agrega el texto policial.
AHORA. Se suicido el perito de parte Osvaldo Raffo dispuesto por la viuda de Nisman y que aseguraba que a Nisman lo habían asesinado, a diferencia de los otros peritos que decían que era un suicidio
La noticia resulta relevante ya que se trató de uno de los peritos que señaló que el fiscal Alberto Nisman, que murió en enero de 2015, había sido asesinado, contrastando con otras pericias que aseguraban que se había suicidado. El tema, todavía hoy, sigue generando controversia en Argentina.
El caso Nisman
El fiscal Alberto Nisman era el titular de la Unidad Fiscal de Investigaciones (UFI) a cargo de la causa que buscaba dilucidar quiénes fueron los responsables del atentado a la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina(AMIA) en 1994. Desde esa posición, el funcionario iba a presentar una denuncia a comienzos de 2015 contra la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
De acuerdo a la acusación de Nisman, la mandataria (hoy senadora) había incurrido en el delito de encubrimiento junto a otros miembros de su Gobierno. El crimen se habría cometido al momento de firmar un memorándum de entendimiento con Irán en el cual se acordaba la posibilidad de indagar –sin posibilidad de llevarlos detenidos– a ciudadanos de ese país sindicados como los autores del ataque terrorista.
La noche anterior a que el fiscal hiciera la presentación de esta denuncia ante el Congreso, apareció muerto en su departamento. Mientras que la mayoría de las pericias indicaron que se suicidó, la pericia de parte (solicitada por la exesposa del fallecido y a cargo de Raffo) y una realizada tiempo después por la Gendarmería argentina sostuvieron que Nisman había sido asesinado.
Si bien todavía no hay sentencia firme que dé cuenta de lo que realmente sucedió esa noche, la versión del asesinato fue utilizada por los opositores políticos a Kirchner para acusarla de ser una de las principales responsables.
A cinco años de la misteriosa muerte del fiscal argentino Alberto Nisman, la causa que investiga el hecho permanece estancada. En el camino quedaron una decena de interrogantes que incluyen la manipulación de evidencia, el papel de los servicios de Inteligencia y cuál era el estado de ánimo de Nisman en las horas previas a la muerte.
El fiscal argentino Alberto Nisman, encargado desde 2004 de la investigación del atentado terrorista a la sede de la AMIA en Buenos Aires en 1994, fue encontrado muerto en la noche del domingo 18 de enero de 2015. Luego de ser advertida por los custodios del fiscal de que su hijo no respondía las llamadas, su madre ingresó a la vivienda y encontró el cuerpo en el baño, con un disparo en la cabeza.
La noticia impactó a Argentina y desató un sinfín de especulaciones en torno a cómo había sido la muerte de un fiscal que, tan solo unas horas después, debía presentarse ante el Congreso argentino para defender ante los legisladores una denuncia penal que tenía a la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner y al canciller Héctor Timerman como acusados.
El caso pronto dividió al sistema político, los medios de comunicación y la opinión pública del país entre quienes aseguraban que Nisman había sido asesinado y quienes consideraban que su muerte había sido un suicidio.
Cinco años después la muerte de Nisman sigue sin esclarecerse. En el camino, la causa pasó de la órbita de la Ciudad de Buenos Aires, con la fiscal Viviana Fein a cargo de la investigación, a la órbita federal, con el fiscal Jorge Taiano al mando de las investigaciones.
Al tiempo que Fein no descartaba las hipótesis de suicidio o "inducción al suicidio", la Justicia Federal caratuló el hecho como un homicidio. En ese marco, en 2017 el juez Julián Ercolini decidió imputar a los cuatro custodios del fiscal por incumplimiento de sus deberes y a Diego Lagomarsino, el asesor informático que trabajaba para Nisman y que le facilitó el arma de la que salió el disparo, como "partícipe necesario" del crimen.
La incertidumbre se multiplicó en enero de 2020 cuando la plataforma Netflix estrenó la serie documental Nisman: el fiscal, la presidenta y el espía, del realizador británico Justin Webster. La película repasa las idas y vueltas de la investigación de la muerte de Nisman, los empantanamientos de la causa sobre el atentado a la sede de la AMIA y el desarrollo de la propia carrera judicial y mediática del fiscal.
Además, el filme presenta testimonios novedosos como los del exagente de inteligencia "Jaime" Stiuso y Allan Bogado, el agente del FBI James Bernazzani y el exjefe de la CIA en Buenos Aires Ross Newland. Todo esto hace que, a cinco años de la muerte, recordemos algunas preguntas clave por responder.
10 incógnitas sobre la muerte de Nisman
1 - ¿Alguien entró o salió de la casa de Alberto Nisman el domingo 18 de enero?
Según la fiscal Fein, cuando la madre del fiscal Nisman, Sara Garfunkel, acudió a ver si su hijo estaba bien debió abrir la puerta de servicio con un cerrajero, dado que tanto la principal (que tenía una clave de seguridad) como la de servicio estaban cerradas por dentro. Dentro, las pertenencias del fiscal estaban en orden y los documentos que estudiaba se encontraban en la mesa. Incluso, el documento de la denuncia que el fiscal estudiaba ese domingo estaba abierto exactamente en la misma página que se ve en una fotografía que Nisman envió al entonces dirigente de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) Waldo Wolff en la tarde del sábado 17.
Fiscal Viviana Fein, primera en investigar la muerte de Alberto Nisman, saliendo del departamento del fiscal
Las cámaras de seguridad del complejo Le Parc tampoco detectaron a nadie ingresar al departamento el domingo. De todos modos, nuevas pericias solicitadas por el fiscal Taiano comprobaron que en el edificio existían "puntos ciegos" que permitían moverse en las torres sin ser detectado por las cámaras.
En los días siguientes a la muerte también se especuló con la posibilidad de que alguien pudiera haber entrado o salido por un pasadizo entre el departamento y un espacio exterior en el que se conectan los aires acondicionados. Si bien se encontraron huellas de pisadas, no pudieron ser asociadas con una persona determinada y se especuló con que correspondieran a técnicos instaladores.
2 - ¿Se contaminaron las huellas en la escena del crimen?
Cuando en marzo de 2016 la Justicia argentina decidió quitar el caso Nisman de manos de la fiscal Viviana Fein para pasarla a la órbita federal, los miembros de la Cámara del Crimen que resolvió el traslado y algunos medios de comunicación acusaron a la fiscal inicial de haber permitido la contaminación de la escena del crimen.
Las acusaciones venían desde mayo de 2015, cuando el periodista Jorge Lanata mostró en su programa televisivo imágenes de la Policía Federal en la que se aparecen agentes limpiando el arma, recolectando huellas sin guantes o pisando la sangre del fiscal dentro del baño.
Sin embargo, persiste la duda de si Nisman le decía o no la verdad. El informático insistió en que el fiscal le "mintió", dado que sus hijas no estaban en Argentina y que le ocultó el verdadero destino de la pistola.
En 2017, luego de que la causa pasara a la órbita federal, Lagomarsino fue procesado como "responsable necesario" de la muerte del fiscal. Desde ese momento se mantiene con prisión domiciliaria, a la espera de nuevas actuaciones de la Justicia.
5 - ¿Nisman tenía motivos para suicidarse?
Desde las primeras horas posteriores a la muerte de Nisman, el círculo íntimo del fiscal hizo hincapié en que el titular de la Unidad Fiscal para la Investigación de la Causa AMIA (UFI-AMIA) no podía haberse suicidado.
Quienes rechazan la hipótesis insisten en la incongruencia de que Nisman se autoeliminara horas antes depresentar en el Congreso la denunciamás importante de su carrera como fiscal y en su momento de mayor fama mediática.
Del otro lado aparecen testimonios que indican que Nisman se sentía "solo" en aquellos días y sentía incomodidad por tener que presentar una denuncia que ya había recibido desmentidos por parte del canciller Timerman y sería cuestionada por legisladores oficialistas. A eso se suma que el ex agente de inteligencia Jaime Stiuso, su principal informante, había cortado la comunicación con el fiscal u no le contestaba las llamadas telefónicas.
El libro ¿Quién mató a Nisman?, publicado en 2018 por el periodista Pablo Duggan, añade un nuevo elemento: en las horas previas a la muerte, Nisman discutió con su exesposa, la jueza federal Sandra Arroyo Salgado, por la decisión del fiscal de interrumpir un viaje con sus hijas para retomar el caso en Argentina. La mujer llegó a escribirle: "Todo se paga, todo pasa y todo llega. Suerte y éxitos, Sinceramente. Y para molestar, agredir, exponerlas o destratar olvidate de mis hijas. Gracias".
El mismo libro, según recoge el periodista Raúl Kollman en Página 12, reconstruye las últimas horas de Nisman indicando que debió recurrir a ansiolíticos para dormir y que ya se sentía "solo" y "abatido".
Algunos otros elementos encontrados son contarios a la teoría del suicidio, como una lista de compras para el lunes 19 encontrada en el departamento, que el fiscal hubiera coordinado entrevistas para los días siguientes o incluso que haya solicitado a su empleada doméstica un "pastel de papas" para el día en que debía concurrir al Congreso.
6 - ¿El Gobierno tuvo participación en la muerte?
Apenas se conoció la muerte del fiscal, un sector de la sociedad responsabilizó al Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, ya que la denuncia por "encubrimiento" que había presentado Nisman tenía a la presidenta como principal acusada.
En ese marco, a medida que avanzaba la investigación surgieron cuestionamientos a la forma en que figuras del Poder Ejecutivo habían actuado en relación al caso. Uno de los más señalados fue el entonces secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, quien llegó al departamento de Nisman incluso antes que la fiscal del caso Viviana Fein.
El ingreso de Berni al departamento fue cuestionado por la familia de Nisman y la oposición, que llegó a especular con que la presencia de un alto funcionario del Gobierno podía haber tenido la intención de eliminar pruebas. Berni también comunicó lo sucedido a la presidenta Cristina Fernández, la misma noche en que se encontró el cuerpo.
Mientras los opositores intentaban vincular a Fernández de Kirchner con la muerte, la propia presidenta sostuvo la hipótesis de que el fiscal no se había suicidado. En los meses siguientes, el propio secretario de Inteligencia de Fernández, Oscar Parrilli, abonó la teoría de que la muerte de Nisman estaba relacionada con el conflicto que la presidenta mantenía con los Servicios de Inteligencia del Estado (SIDE) tras la decisión de destituir a Stiuso.
7 - ¿Por qué "Jaime" Stiuso, importante colaborador de Nisman en la causa, no atendió sus llamadas el día antes de su muerte?
Un mes después de la muerte de Nisman, fuentes cercanas a la SIDE dijeron al diario La Nación que Stiuso no había respondido varias llamadas del fiscal antes de su muerte. El propio exespía ratificó esa teoría luego en el documental de Webster, aunque con una respuesta que deja lugar a dudas.
"No le contesté porque estaba el teléfono en vibrador. Y si hubiera escuchado no iba a hablar con él porque prendías la televisión y veías que era Stiuso y el títere Nisman. Lo iba a terminar de hundir si lo atendía", sostuvo.
Las pericias al teléfono de Stiuso encomendadas por Fein corroboraron que el agente de Inteligencia tenía a Nisman agendado con el curioso nombre de "ministro".
Stiuso aseguró que tenía pensado llamar a Nisman, con quien había coordinado acciones durante toda la investigación, luego de que el fiscal presentara su denuncia en el Congreso argentino aquel lunes siguiente, 19 de enero de 2015.
8 - ¿Quién es 'Allan Bogado', el supuesto espía de Inteligencia acusado por Nisman?
El nombre de Allan Bogado tomó estado público por primera vez cuando Nisman lo incluyó en la denuncia contra el memorándum entre Argentina e Irán. Según el fiscal, se trataba de un agente de la Inteligencia argentina que servía de nexo secreto entre los gobiernos argentino e iraní. El fiscal se basaba en varias escuchas telefónicas en las que Bogado comentaba la causa AMIA con el representante de la comunidad iraní en Argentina Jorge Khalil.
Sin embargo, el papel de Bogado nunca estuvo tan claro. En enero de 2015 el Gobierno argentino negó que Bogado trabajara para Inteligencia y en septiembre del mismo año el propio agente aseguró que no aparecía en los registros porque era un "agente inorgánico".
En el mismo artículo Bogado dijo que su misión era acercarse a la comunidad iraní y explicó que acabó siendo acusado por Nisman porque Stiuso —a quien Bogado reconocía como jefe— lo había inducido a ese error. Incluso, el exjefe de Inteligencia no le informó que él mismo había presentado ante la Justicia un escrito que dejaba constancia de que Bogado ya no integraba la SIDE. El propio Bogado dijo a la prensa que fue "utilizado" por Stiuso para tenderle una trampa al propio Nisman.
El papel de Bogado sigue siendo un misterio hasta el día de hoy. Cuando fue interrogado por el juez Bonadio, Bogado incriminó con su testimonio al Gobierno de Cristina Fernández, ratificando que sí había una intención de negociar con Irán y desvincular a los sospechosos iraníes de la causa AMIA. Sin embargo, en una entrevista con Radio 10 en enero de 2020, el agente aseguró que dijo eso ante la Justicia porque fue "guionado" por integrantes del Gobierno de Mauricio Macri, específicamente su secretario de Presidencia de Fernando De Andreis.
9 - ¿Qué decían las comunicaciones cruzadas entre varios agentes de Inteligencia el día en que murió Nisman?
En el marco de la investigación, la fiscal Fein solicitó el análisis de las llamadas telefónicas de Stiuso y de Alberto Massino, también agente de Inteligencia. Las pericias revelaron que, si bien los agentes de la SIDE mantenían comunicaciones periódicas, el 18 de enero de 2015 hubo un crecimiento exponencial en las comunicaciones entre varios teléfonos vinculados a miembros de Inteligencia.
Según trascendió, los registros telefónicos indican que hubo llamadas entre Stiuso, Massino, el también exagente de Inteligencia Fernando Pocino, el vicedirector de Inteligencia Juan Martín Mena e incluso el exjefe del Ejército argentino César Milani.
Si bien están registrados los teléfonos y las horas de las llamadas, la investigación no tiene acceso al contenido de las comunicaciones. Por ese motivo, lo que se habló en esas llamadas sigue siendo un misterio.
El dato clave, sin embargo, es que todas las llamadas se interrumpieron a la hora en que se conoció la muerte del fiscal.
Para Fein, "es llamativo que personalidades de ese calibre estuviesen el mismo día de la muerte hablando en forma ininterrumpida desde primera hora de la mañana hasta tomar estado público la muerte".
"Por el entrecruzamiento de llamadas del día domingo parece que estaban esperando un resultado", sostenía Fein en declaraciones recogidas por La Nación.
10 - ¿La denuncia de Nisman contra Fernández y Timerman tenía asidero?
Alberto Nisman había presentado la denuncia contra Cristina Fernández, Héctor Timerman, el diputado Andrés Larroque, el sindicalista Luis D’Elia y el integrante del movimiento Quebracho Andrés Esteche el 14 de enero de 2015.
Según Nisman, todos habían participado de "un plan delictivo destinado a dotar de impunidad a los imputados de nacionalidad iraní" presuntamente implicados en el atentado a la sede de la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) el 18 de julio de 1994.
La denuncia aseguraba que el 'Memorándum de entendimiento Argentina-Irán', firmado en 2013 pero que nunca entró en vigencia, buscaba que los iraníes "eludan la investigación y se sustraigan de la acción de la Justicia argentina".
Sin embargo, el Gobierno argentino sostenía que el acuerdo permitiría a jueces y fiscales argentinos interrogar en su país a sospechosos iraníes sobre los que pesaran alertas rojas de Interpol y que, en ese sentido, constituía un avance con respecto a la situación anterior.
Un día después de que Nisman presentara su denuncia, Timerman encabezó una conferencia de prensa en la que mostró un comunicado de Interpol confirmando que el acuerdo no implicaba dejar sin efecto las alertas rojas contra los iraníes investigados. Esto fue corroborado públicamente por el entonces jefe de Interpol, el estadounidense Ronald Noble, quien aseguró que solo un juez argentino podía ordenar el levantamiento de las alertas.
El 26 de febrero de 2015 el juez federal Daniel Rafecas desestimó la denuncia de Nisman, ya fallecido, entendiendo que ninguna de las acusaciones"se sostienen mínimamente".
La denuncia fue presentada nuevamente en 2017, en pleno Gobierno de Mauricio Macri (2015-2019) y con el juez Claudio Bonadio al frente de la causa. A diferencia de la primera vez, se procesó a Fernández de Kirchner, Timerman y otros funcionarios por "traición a la patria" y "encubrimiento", pero la Cámara Federal porteña dejó de lado la acusación por Traición. En 2018 Bonadio elevó el expediente a juicio oral, pero la justicia dejó sin efecto el pedido de prisión preventiva contra Cristina Kirchner.
Apareció una imagen inédita de Salman El Reda en el juicio a Telleldín
Causa AMIA: La inacción de Nisman puesta en evidencia por una sorpresiva foto
La fiscalía aportó una foto inédita de Salman El Reda, el prófugo acusado por el fallecido fiscal de ser el organizador del atentado. La historia de cómo llegó a manos de los investigadores y la comprobación de que el fallecido fiscal no trabajó ni en las cuestiones más elementales.
El ex vendedor de autos truchos Carlos Telleldín. Imagen: NA
Un llamativo incidente se produjo la semana pasada en el juicio que, silenciosamente, se lleva adelante en Comodoro Py contra el ex vendedor de autos truchos Carlos Telleldín. El proceso busca determinar si El Enano, como le decían a Telleldín, le vendió o entregó la camioneta Trafic a los terroristas sabiendo que se iba a usar para un atentado o, por el contrario, si se la entregó al primer comprador que apareció y que puso el dinero y que después la usó en el ataque sin que Telleldín lo supiera. En ese marco, en forma sorpresiva, la fiscalía apareció en la audiencia con una foto inédita de Salman El Reda, el prófugo acusado por Alberto Nisman de ser el organizador del atentado. El fiscal Santiago Eyherabide pidió autorización para mostrarle la foto a la ex esposa de Telleldín, Ana Boragni, para que ella hiciera un reconocimiento, diciendo si esa persona fue o no fue la que se llevó la Trafic de la casa de Telleldín el 10 de julio de 1994, ocho días antes del atentado. El tribunal no permitió el reconocimiento, pero el incidente dejó datos asombrosos.
La historia de la nueva foto, en color, llama la atención. La aportó el gobierno de Paraguay. La Unidad Fiscal AMIA, que trabaja el caso después de la muerte de Alberto Nisman, buscó siempre determinar la verdadera identidad del supuesto coordinador del atentado. Para Nisman el nombre era Salman El Reda, pero hace un año, el procurador de El Líbano, a raíz de requerimientos de los nuevos fiscales argentinos, informó que el sujeto también usaba otro nombre, Salman Raouf.
Consultadas las autoridades paraguayas, ya que el individuo circulaba tanto en el país vecino como en Argentina, desde Asunción contestaron que tenían un trámite de residencia iniciado por una persona con pasaporte libanés a nombre de Salman Raouf. En ese trámite, le sacaron una foto en color en junio de 1994, un mes antes del atentado, y esa fue la toma enviada ahora a la Argentina.
El fiscal Eyherabide, que ejerce la acusación en el juicio contra Telleldín, vio la posibilidad de hacer un primer reconocimiento. No se trataba de preguntarle al propio Telleldín sino a su ex esposa, Ana Boragni, que aquel 10 de julio vio al comprador de la Trafic, por cuanto los papeles de la venta se hicieron en el living de casa de Telleldín. Eyherabide no exhibió la foto, sino que le pidió la autorización para hacerlo a los jueces. El abogado de la DAIA, Miguel Bronfman, se opuso argumentando que el reconocimiento debía hacerse con tranquilidad y cuidado, en el marco de la instrucción principal que encabeza el juez Rodolfo Canicoba Corral. Los magistrados --Andrés Basso, Javier Ríos y Fernando Canero-- consideraron que el planteo era razonable y no permitieron que se hiciera el reconocimiento.
La aparición de la foto de El Reda nuevamente demuestra la inacción del fallecido fiscal Alberto Nisman, comparado con el trabajo que hicieron después de su muerte los fiscales de la Unidad Fiscal AMIA.
Al grupo que integraron Sabrina Namer, Roberto Salum y Patricio Sabadini, con la coordinación de Juan Murray, se sumó después Eyherabide y Leonardo Fillipini, y todos ellos trabajaron en cuestiones elementales que Nisman no quiso hacer: usar el ADN para la identificación de los cuerpos --eso permitió saber quién fue la víctima 85 y que entre los muertos había un presumible suicida-- , y usar también el microscopio de barrido electrónico para confirmar, analizando los restos metálicos en los cuerpos de las víctimas, que en el ataque se usó la Trafic.
Y otro de los aspectos decisivos que encararon los nuevos fiscales fue establecer la verdadera identidad de ese sujeto, Salman El Reda, al que Nisman le adjudicaba la coordinación del atentado. Tirando de este último hilo es que se llegó al nombre de Salman Raouf.
En principio, la foto no tiene coincidencias con la descripción que hicieron Boragni y Telleldín originalmente. Ambos dijeron que el comprador tenía pelo largo, gorra, anteojos, y parece que los rasgos son distintos, aunque no puede descartarse que haya existido una producción para despistar, incluyendo una peluca.
También está el hecho de que Telleldín declaró que el que se llevó la Trafic tenía acento centroamericano y El Reda-Raouf vivió en Colombia varios años, de manera que en ese punto podría haber coincidencia. Habrá que ver lo que dispone Canicoba Corral, ya que la foto seguramente va a ser aportada a la causa principal por el nuevo titular de la Unidad Fiscal AMIA, Sebastián Basso.
Sucede que el macrismo marginó al grupo que sucedió a Nisman porque en su investigación --muy seria y fundamentada-- horadó buena parte de las afirmaciones del fallecido fiscal, que jugaba en línea con el ex espía Jaime Stiuso y con la derecha de Estados Unidos e Israel. Por ejemplo, Nisman sostuvo que el suicida fue un sujeto de la organización pro-iraní Hezbollah llamado Ibrahim Berro, pero el ADN ordenado por los nuevos fiscales, con sangre aportada por los hermanos Hassan y Abass Berro, excluyó esa posibilidad.
En el juicio actual continúan como fiscales Eyherabide y Salum, del grupo que sucedió a Nisman, aunque les adjudicaron otras fiscalías y taxativamente los alejaron del día a día de la causa. El expediente principal es manejado ahora por Basso, el designado por Cambiemos, después que hasta un integrante de esa alianza --el radical Mario Cimadevilla-- denunciara que el oficialismo encabezado por Mauricio Macri jugó a tapar la investigación por sus compromisos internacionales.
Los que participan del juicio en Comodoro Py diagnostican que en un par de meses termina el juicio a Telleldín. No será fácil condenar al acusado porque habría que probarle que sabía que la camioneta se iba a usar para el atentado, algo que es muy difícil. Y, además, la historia demuestra que los que arman atentados que tienen la firma del fundamentalismo no confían en nadie que no sea de su propia organización, algo que se ve en todos los ataques que se perpetraron, por ejemplo, tanto en Europa como en Estados Unidos.
Tampoco es fácil avanzar con la pista El Reda-Raouf, un hombre que vivía entre Buenos Aires y la Triple Frontera, porque estaba casado con una secretaria del que Nisman consideró el cerebro del atentado, el agregado cultural de Irán, Mohsen Rabbani. Sucede que pasaron casi 26 años y nunca se pudieron averiguar hechos básicos de los atentados en la Argentina: de dónde salieron los explosivos, dónde estuvieron las camionetas antes de los ataques, dónde se montaron los artefactos, quiénes entraron al país, quiénes condujeron los vehículos tanto a la Embajada de Israel en 1992 como a la AMIA en 1994.
Sin tener esclarecidos esos hechos decisivos, parece difícil juntar pruebas contra el supuesto coordinador. Aún así, deberá verse cómo se avanza con la nueva foto de El Reda-Raouf, quien --según determinaron los fiscales post-Nisman en 2018-2019-- vive en El Líbano y tiene una orden de captura, con alerta roja, librada por Interpol.