¿Hay o no razones para sospechar que la mano de Estados Unidos está detrás de la epidemia, con todos los antecedentes que tiene la CIA en guerra biológica?
Para quien conoce la historia terrorífica de la CIA, preñada de planes de Acciones Encubiertas para asesinar a personalidades, espiar a partidos políticos y sus dirigentes, ejecutar golpes de Estado, desarrollar experimentos para manipular la mente de seres humanos y trabajar con agentes biológicos con el fin de trasmitir virus contra personas, animales y plantas, no es descabellado versionar que también pueden estar detrás del peligroso Coronavirus, o Neumonía de Wuhan, detectado en China.
Es notoria la guerra sucia que Estados Unidos ejecuta contra China, por considerarla un peligro para la economía yanqui, de ahí que el presidente Donald Trump, aplique medidas nunca vistas para ahogar a China y evitar que salga adelante como la mayor potencia económica mundial.
Los yanquis desesperados buscan modificar la correlación de fuerzas a escala mundial, por eso empujaron al Reino Unido a salir de la Unión Europea y para debilitarla, además de convertir a China en su nuevo enemigo estratégico en el escenario mundial.
Por eso no es de extrañar que pudieran estar detrás de la aparición en Wuhan del Coronavirus, obligando a los chinos a paralizar una de sus regiones con más desarrollo económico y una población de más de 11 millones, siendo su séptima ciudad más poblada y una de las nueve ciudades nacionales centrales de China con conexiones hacia todo el territorio nacional, apodada como “La calle de China”.
A Wuhan se le califica como el centro político, económico, financiero, comercial, cultural y educativo de China central, además de ser un centro principal de transporte, con docenas de ferrocarriles, carreteras y autopistas que cruza esa ciudad, conectándola con otras ciudades importantes.
Esa ubicación permite la rápida diseminación de la epidemia en todo el país, algo que obliga a preguntarse ¿será casual que haya surgido allí el virus, o por esas razones fue seleccionada para introducirlo entre sus habitantes?
Se plantea que el virus es una mutación, algo que los científicos yanquis trabajan históricamente en sus laboratorios militares de guerra biológica.
El pánico creado a nivel mundial obliga a no visitar China, afectándose su industria turística, las inversiones extranjeras, y los intercambios comerciales, ante la posibilidad del contagio.
Cuba ha sufrido múltiples ataques biológicos desde hace 60 años, el primero contemplado en la conocida Operación Mangosta, aprobada en enero 18 de 1962, por el presidente J.F. Kennedy, que en su tarea número 21 dice textualmente:
“La CIA propondrá un plan el 15 de febrero, para provocar el fracaso de las cosechas de alimentos en Cuba…” Las líneas siguientes no fueron desclasificadas.
Junio de 1971, se comprobó la presencia en la Isla del virus causante de la Fiebre Porcina Africana, el que jamás se había reportado en Cuba. Hubo que sacrificar cientos de miles de puercos para evitar su diseminación por todo el territorio nacional, con una pérdida económica y alimenticia de gran envergadura.
En abril de 1981 fueron detectados en la Habana varios casos de fiebre hemorrágica, causándole la muerte a 4 niños. Se pudo comprobar que se trataba de una cepa nueva del virus “Nueva Guinea 1924”, serotipo 02, única en el mundo en ese entonces, siendo una cepa elaborada en laboratorio.
Agosto de 1981, se detectó en Sancti Spíritus, provincia central de Cuba, el herpes virus BHV2, endémico de África y aislado en el laboratorio de enfermedades exóticas en Plum Island, Estados Unidos. Ese agente viral es el causante de la Seudodermatosis Nodular Bovina y afectó la producción de leche.
En 1983 Eduardo Arocena, declaró en el tribunal de New York que lo juzgaba por asesinar a un diplomático cubano acreditado en la ONU, que, como agente de la CIA, cumplió la misión de introducir gérmenes patógenos en Cuba, cuando se enfrentaba en la Isla la epidemia del Dengue Hemorrágico.
La lista de acciones similares es amplia, por eso no es de extrañar que China sea ahora blanco de ese trabajo sucio, que acostumbran a ejecutar los yanquis, debido a la potencia económica de ese gigante asiático y en particular Wuhan, territorio de amplias transformaciones industriales que posee a su vez tres zonas de desarrollo nacional, cuatro parques de desarrollo científico y tecnológico, más de 350 institutos de investigación, 1,656 empresas de alta tecnología, numerosas empresas e inversiones de 230 empresas Fortune Global 500.
Allí radica la mega empresa Dongfeng Motor Corporation, complejo industrial fabricante de automóviles, unido a decenas de institutos de educación superior, incluida la Universidad de Wuhan, la que ocupó en 2017 el tercer lugar a nivel nacional, más la Universidad de Ciencia y Tecnología de Huazhong.
En ese año la UNESCO declaró a Wuhan “Ciudad Creativa” en el campo del diseño y hoy está clasificada por la Globalization and World Cities Research Network, como una ciudad beta mundial.
Ya Estados Unidos emitió un aviso de viaje de nivel 4, posterior a que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara el brote como una emergencia de salud pública de preocupación internacional, donde exhorta a sus ciudadanos y residentes a no viajar a China.
El Departamento de Seguridad Nacional informó que hay 11 aeropuertos designados, incluidos el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy, el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles y el Aeropuerto Internacional Hartsfield-Jackson de Atlanta, por donde los viajeros procedentes de China pueden ingresar a Estados Unidos.
Por su parte, el Departamento de Salud declaró que “si los pasajeros son examinados y no muestran síntomas, serán reubicados en su destino final y se les pedirá que se pongan en cuarentena dentro de su hogar”.
Para sembrar más terror han diseminado la noticia de que “el coronavirus puede contagiarse aún sin síntomas”, según criterios del principal médico de infecciones estadounidense, y en Hong Kong los trabajadores de la salud se declararon en huelga para exigir al gobierno que cierre la frontera con China.
¿Hay o no razones para sospechar que la mano de Estados Unidos está detrás de la epidemia, con todos los antecedentes que tiene la CIA en guerra biológica?
China hace lo posible para enfrentar la epidemia y construye dos hospitales en tiempo record, demostrándole al mundo la voluntad de resolver el problema, a la vez que exhibe su potencialidad económica, algo que enfurece a los yanquis que no serían capaces de hacer algo semejante.
Algún día se sabrá la verdad, pero mientras China seguirá su paso firme para salir victoriosa de este mal, pues como dijo José Martí:
“No puede ser que pasen inútiles por el mundo la piedad incansable del corazón y la limpieza absoluta de la voluntad”.
Virus, bacterias u otros gérmenes que normalmente se encuentran en la naturaleza pero que en ocasiones han sido modificados en laboratorio para aumentar su capacidad de dispersión, de resistir los tratamientos médicos o ser más dañinos.
Armas biológicas. Se considera armas biológicas o bacteriológicas a las toxinas biológicas o agentes infecciosos como los virus y hongos, estos se utilizan con la intención de matar o incapacitar a personas, animales o plantas como un acto de guerra. Las armas biológicas (“agentes de amenaza biológicos”, o “agentes biológicos”) son organismos vivos que se reproducen dentro de sus víctimas. En la guerra biológica también son usados varios tipos de incestos para atacar al enemigo, esto se denomina guerra entomológica. Están consideradas armas de destrucción masiva. Durante la guerra las armas biológicas se pueden emplear en diversas formas para obtener una ventaja estratégica o táctica sobre el enemigo, ya sea por amenazas o por las implementaciones reales. Al igual que algunas de las armas químicas, las armas biológicas también pueden ser útiles como armas para realizar zonas muertas. Estos agentes pueden ser letales o no letales, y puede ser dirigidos contra un solo individuo, un grupo de personas, o incluso toda una población. Estas armas de destrucción masiva, pueden ser desarrolladas adquiridas y almacenadas o desplegadas por estados o por grupos.
En la antigüedad, los militares estuvieron fascinados por el poder de las armas biológicas. En la época clásica y durante la dominación romana, los ejércitos tenían especialistas en envenenar las fuentes de agua potable de las que se abastecían las ciudades, e incluso en algunas ocasiones se llegaron a introducir en ciudades asediadas vasijas conteniendo humores de enfermos de cólera, peste o lepra, con la esperanza de que la epidemia acabase con las fuerzas de los defensores. Este procedimiento militar volvió a ponerse de moda durante los siglos XVIII y XIX, en que los colonos europeos aniquilaron a poblaciones enteras de nativos de los otros continentes, de forma voluntaria o involuntaria, al introducir la sífilis, la gripe, la viruela o el tifus, armas más efectivas que el acero o la pólvora.
Tras el uso intensivo de las armas químicas durante la Primera Guerra Mundial, durante la Segunda también se hicieron algunos intentos de emplear armas biológicas. Se sabe que el ejército británico lanzó como prueba gran cantidad de esporas del bacilo del ántrax sobre una pequeña isla escocesa, habitualmente desierta, llamada Gruinard. El éxito fue tal que todavía en 1979 los soldados del ejército británico tenían que hollar el suelo de la isla con trajes protectores, a fin de evitar la peligrosa infección del bazo que produce el ántrax y que generalmente lleva a la muerte.
Entre 1940 y 1944, los japoneses fueron mucho más lejos en la aplicación de armas biológicas. Por primera vez en la historia se bombardearon, en la campaña contra Corea y Manchuria, once ciudades chinas con bombas que contenían material contaminado por peste y tifus. La cifra de muertos que produjeron estas armas biológicas entre la población civil nunca ha sido evaluada. En campos de concentración de prisioneros de guerra, los japoneses inyectaron a tres mil prisioneros chinos, mongoles, británicos, americanos y coreanos, soluciones con principios activos de diversas enfermedades epidémicas; como mínimo unos mil prisioneros fallecieron en estos experimentos.
Tras la Segunda Guerra Mundial, en los años 50 y 60, el Gobierno de los Estados Unidos instaló en el estado de Maryland un complejo de laboratorios militares conocido como Fuerte Detrick. En sus mejores días llegaron a trabajar en él un millar de científicos dedicados a la investigación de armas biológicas. Y en 1970Richard Nixon declaró que el gobierno iba a renunciar a desarrollar armas biológicas con fines ofensivos. Dos años después, en abril de 1972, se firmaba simultáneamente en Londres, Moscú y Washington el Acuerdo Internacional sobre Armas Biológicas, que prohibía el desarrollo, fabricación y almacenamiento de armas biológicas con fines bélicos. Además de Estados Unidos, Gran Bretaña y la URSS, han firmado dicho acuerdo casi 130 estados de todo el mundo. De esta forma, a principios de la pasada década parecía que la humanidad iba a verse libre de este tipo de armamento.
Los gobiernos estadounidense y soviético renunciaron a seguir financiando estos proyectos porque los expertos señalaron que, en relación con las armas atómicas y químicas, las armas biológicas no eran suficientemente operativas. Dichas armas continuaban teniendo el problema, que ya sufrían en la Antigüedad, de que podían volverse contra los mismos agresores, lo que implicaba todo un programa de vacunas para los ejércitos que las empleasen; además, en su manipulación existían también graves riesgos.
Era de la ingeniería genética
Los militares no podían imaginarse que solo un año después de la firma del Acuerdo Internacional sobre Armas Biológicas, iba a ocurrir un acontecimiento que revalorizaría las armas biológicas. En 1973, en la Universidad de Stanford en California, los biólogos Stanley Cohen y Herbert Boyer consiguieron transferir por primera vez genes ajenos al material hereditario de determinadas bacterias.
Este gran salto sobre los mecanismos de seguridad que protegen la materia hereditaria en las especies vivientes vino a reanimar la moribunda investigación en torno a las armas biológicas. Los microorganismos patógenos que antes eran difíciles de obtener y cuyo manejo exigía enormes precauciones podían desde ese momento ser diseñados de nuevo, adaptándolos a las necesidades militares. Con las nuevas técnicas de recombinación genética se abría para los expertos militares del Pentágono un abanico de posibilidades inimaginable dos años antes. Este renovado interés por las armas biológicas recombinadas por medio de la ingeniería genética se demuestra examinando las cifras del presupuesto estadounidense de los años 80.
Desde 1980 a 1987, el Pentágono incrementa sus inversiones en investigación y producción de armas biológicas y químicas en un 554% con respecto a años anteriores, invirtiendo 1.440 millones de dólares en estos proyectos.
Las instalaciones de Fuerte Detrick fueron remozadas a principios de los ochenta y vuelven a acoger científicos. En diversos laboratorios construidos bajo la máxima seguridad, investigadores del Instituto Médico del Ejército de los Estados Unidos para el estudio de Enfermedades Infecciosas (USAMRIID) estudian el efecto de los virus de Lasa, Ébola o Chikungunya, o de virus de la viruela, fiebre amarilla, encefalitis equina, gripe, enfermedad de Marburg y la fiebre del Rift. De gran interés militar en Fuerte Detrick son también las bacterias del ántrax, el botulismo, la brucelosis, la peste, el tifus y las esporas de tétanos, así como otras veinte clases de toxinas tales como los venenos de serpientes, setas, escorpiones y algas.
Curiosamente, la investigación y producción de armas biológicas a través de la ingeniería genética ni tan siquiera viola las reglas del tratado internacional de prohibición de armas biológicas firmado en 1972. Según tal acuerdo, se tolera la producción de determinadas cantidades de armas biológicas con fines estrictamente defensivos. Y aquí empieza la ambivalencia del acuerdo, puesto que en ningún otro sector militar como en el de la guerra biológica es tan difícil marcar la diferencia exacta entre qué es ofensivo y qué defensivo: el estado potencialmente agresor con este tipo de armas debe empezar necesariamente por elaborar toda una serie de vacunas a fin de inmunizar sus propias fuerzas; es decir, un ataque en este campo presupone prepararse antes para la defensa, crear nuevas vacunas. Mientras que la creación de gérmenes patógenos recombinados genéticamente puede lograrse en algunos meses, elaborar las vacunas pertinentes -caso de que existiesen- requiere una tarea de años.
La peste bubónica es originaria de China y entró a Europa a través del puerto de Kaffa (en la actual península de Crimea, en el Mar Negro, hoy se corresponde con la localidad de Feodosia en Ucrania), en el siglo XIV, colonia de la república marítima de Génova. Hasta ese puerto acudían las caravanas asiáticas que hacían la ruta de la seda para intercambiar sus productos.
Más conocida como la peste negra esta letal enfermedad asoló la Europa medieval durante el siglo XIV, la enfermedad fue causante de una gran pandemia causando la muerte de un tercio de la población de Europa y se repitió en sucesivas oleadas hasta 1490, llegando finalmente a matar a unos 25 millones de personas. La peste es causada por la bacteria Yersinia pestis. Los roedores, como las ratas, portan la enfermedad y ésta se propaga por medio de sus pulgas. Las personas pueden contraer la peste cuando son picadas por una pulga que porta la bacteria de esta enfermedad a partir de un roedor infectado. Una infección de peste pulmonar, llamada peste neumónica, se puede propagar de un humano a otro.
Cuando alguien con peste pulmonar tose, gotitas microscópicas que transportan la bacteria se mueven a través del aire y cualquier persona que las inhale puede contraer la enfermedad. Una epidemia se puede iniciar de esta manera. Los síntomas de la peste bubónica aparecen súbitamente, por lo general después de 2 a 5 días de exposición a la bacteria y abarcan escalofríos, fiebre, malestar general, dolor de cabeza y muscular, convulsiones y la inflamación dolorosa de los ganglios linfáticos llamada bubón: Comúnmente se presenta en la ingle, pero también se puede dar en las axilas o el cuello, con mayor frecuencia en el sitio de la infección (mordedura o arañazo); Se puede presentar dolor en el área antes de que aparezca la inflamación.
Botulismo
La toxina botulínica –producida por el bacilo Clostridium botulinium– provoca una intoxicación, a menudo mortal, caracterizada por la fatiga y la debilidad muscular y por los trastornos visuales.
Se contrae por la ingestión de comida contaminada y puede manifestarse hasta una semana después de la contaminación.
Tártaro
En la primavera de 1347 la ciudad había sido asediada por un khan tártaro, Djani Bek, que se vio obligado a levantar el sitio al comprobar que la peste diezmaba sus tropas; antes de retirarse, catapultó varios cadáveres dentro de las murallas de la ciudad para envenenar a los cristianos.
Kaffa fue liberada pero, en contrapartida, acogió la enfermedad. A finales de 1347, algunos marinos genoveses de regreso, tras pasar por los Dardanelos la propagaron con inusitada rapidez, comenzando por Sicilia y siguiendo luego las ciudades del norte de Halia. Siempre por la costa, la enfermedad llegaría a la Provenza y los las rutas fluviales del Ródano se adentraría en Francia y de allí al Báltico, afectando a unos europeos que carecían de cualquier defensa inmunitaria contra el mal. Ésta es al parecer la primera utilización voluntaria de microorganismos que matan o incapacitan a los enemigos que reconoce la historia. A partir de aquí el método tártaro se convertiría en uso común durante la Edad Media.
Viruela
La conquista por el ejército español del "Nuevo Mundo" ejemplifica el efecto de la introducción de un agente infeccioso en una población susceptible. La diseminación del virus de la viruela entre las poblaciones azteca e inca tuvo un profundo impacto y fue un factor decisivo para facilitar la derrota de éstos. Gracias a la epidemia de viruela entre los soldados del Imperio Inca, Francisco Pizarro, con sólo pocos soldados, fue capaz [[de derrotar al ejército de 80 000 soldados de Atahualpa.
La utilización del virus de la viruela de forma deliberada como arma biológica fue realizada por vez primera por el ejército británico en contra de los nativos norteamericanos entre 1754-1767, cuando el general Jeffrey Amherst (1717-1797), ordenó la entrega de mantas que habían sido utilizadas por enfermos con viruela entre nativos norteamericanos que militaban con los franceses, matando hasta el 50% de las tribus afectadas, el ejército norteamericano durante el sometimiento de los indios en las grandes llanuras, usó mantas infectadas con viruela con resultados devastadores.
Con el descubrimiento de la vacuna contra la viruela por Edward Jenner y el siguiente desarrollo de la vacunación, la amenaza potencial de utilizar la viruela como arma biológica disminuyó considerablemente. De las dos guerras mundiales existen pruebas de la utilización de armas biológicas por ingleses, japoneses y alemanes e igualmente, durante la Guerra de Corea; sin embargo ya no se trataba de mantas contaminadas. La utilización de las armas biológicas en los primeros años del siglo XX, dio pie a que se investigaran de una forma más científica y a que se generalizara su uso entre muchos países.
Sin embargo las armas biológicas no han sido ni mucho menos tan utilizadas como las armas de fuego o las armas blancas, cosa que puede ser explicable por el escaso control que sobre estos agentes se podía tener sin haber un mínimo desarrollo de las ciencias biológicas, hasta llegar a los actuales avances de la biotecnología han permitido poder incluso empezar a diseñarlos a los antojos.
Ántrax
El ántrax o Bacillus anthracis es uno de los agentes más conocidos de la guerra biológica y posiblemente uno de los más temidos. La bacteria se produce de forma natural, en niveles bajos, en algunos animales, pero cuando es inhalado por los seres humanos en forma de esporas es mortal. El poder letal de ántrax fue demostrado por científicos británicos durante la Segunda Guerra Mundial. Ántrax se puede contraer por contacto con la piel, ingestión o inhalación, pero es a través de inhalación que se encuentra en su parte más mortal y demuestra que es mortal en aproximadamente el 95% de los casos, incluso con tratamiento médico.
Bacillus anthracis tiene al menos 89 cepas conocidas, varían de entre las altamente virulentas con aplicaciones en armas biológicas y las cepas benignas. Las cepas difieren por la presencia y actividad de varios genes, que determinan la virulencia y la producción de antígenos y toxinas. Expertos en armas biológicas han sugerido que 100 kg de ántrax rociado en una ciudad importante podría matar a más de 3 millones de personas. Cuando las esporas de ántrax por inhalación por lo general la muerte toma alrededor de siete días y da como resultado de síntomas como hemorragias internas, envenenamiento de la sangre o incluso meningitis. Los síntomas iniciales después de la inhalación pueden incluir fiebre leve, malestar general, fatiga, tos y, en ocasiones una sensación de presión en el pecho.
Las armas biológicas consisten en microbios patógenos y toxinas causados por microorganismos siendo su finalidad la de matar o incapacitar a personas y animales y destruir plantas, productos alimenticios o material. Se conoce la existencia de casi mil tipos diferentes de microorganismos patógenos; sin embargo, no todos se adaptan a su utilización en la guerra como armas biológicas.
Los hongos se parecen a las bacterias en que ambos existen en las plantas; sin embargo los hongos tienen una estructura más desarrollada. Las toxinas son un tipo de veneno altamente activo, producidos como subproductos de algunos organismos vivos o mediante métodos químicos. Unas cuantas enfermedades, bien conocidas, producidas por toxinas son: el botulismo, el tétanos y la difteria.
Las toxinas pueden retener su potencia durante muchas semanas y en algunos casos durante meses.
Usos
Los agentes usados como armas biológicas pueden diseminarse a través del aire o del agua. Existen diferentes técnicas para enviarlos. Una bomba, un misil puede liberar una nube cargada con el germen, el cual sería trasladado por el viento. Los agentes biológicos también pueden ser usados para contaminar los suministros de agua o alimentos del enemigo.
Las armas biológicas permiten la posibilidad de crear un nivel de destrucción y pérdida de vida muy por encima de armas nucleares, químicas o armas convencionales, en relación con su masa y el coste de desarrollo y almacenamiento. Por lo tanto, los agentes biológicos pueden ser útiles como elementos de disuasión estratégica, además de su utilidad como armas ofensivas en el campo de batalla.
Antes del siglo XX, el uso de agentes biológicos tomó tres formas principales:
La contaminación deliberada de alimentos y agua con materiales contaminantes o contagiosos.
El uso de microbios, toxinas biológicas, animales o plantas (vivos o muertos) en un sistema de armas
El uso de telas y personas biológicamente inoculados.
El Protocolo de Ginebra de 1925 prohíbe el uso de armas químicas y biológicas, pero no refiere acerca de la experimentación, producción, almacenamiento o transferencia; tratados posteriores hicieron cubrir estos aspectos. Avances del siglo XX en microbiología permitieron crear los primeros cultivos de agentes biológicos puros que estarían listos para el periodo de la Segunda Guerra Mundial. Durante la Segunda Guerra Mundial algunos países lograron obtener y desarrollar programas de armas biológicas. Entre ellos el Reino Unido, Estados Unidos y el Imperio Japonés. Durante la posguerra y luego durante la Guerra Fría la Unión Soviética logra desarrollar un programa de armas biológicas.
Agentes biológicos separados por categorías
El Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) clasifica las armas biológicas en tres categorías, de la A a la C. Las más peligrosas son de la categoría A, y todas ellas tienen alguna de estas características:
Ser fácilmente diseminables o transmisibles entre personas.
Tener elevadas dosis de mortalidad y un fuerte impacto en la salud pública.
Provocar pánico colectivo y afectar a la estabilidad social.
Requieren una respuesta y una preparación especiales por parte de las autoridades sanitarias.
Categoría A
Agentes de alta prioridad, que pueden tener un gran impacto negativo sobre la sociedad por ser fácilmente transmitidos persona a persona, ocasionar alta letalidad, causar disrupción social y pánico y requerir acciones especiales de preparación y respuesta de Salud Pública
Viruela (Variola major): Es una enfermedad grave y muy contagiosa que puede llevar a la muerte de los pacientes. Ha acompañado al ser humano durante miles de años pero el último enfermo de viruela se diagnosticó en 1977 y se considera que está erradicada desde 1980 gracias a una extensa campaña de vacunación. Sin embargo, existen reservas con este virus en dos instalaciones de alta seguridad para futuras investigaciones, puesto que se cree que podría haber muestras de este microorganismo en manos de terroristas. Hay una variante de la enfermedad más grave, que alcanza una letalidad del 30%, y otra menor, que apenas llega al 1%. Provoca fiebre, dolor, vómitos, sarpullidos, la aparición de pústulas y a veces ceguera.
Ántrax (Bacillus Anthracis): Se trata de una seria enfermedad que puede llevar a la muerte y que está causada por la bacteria llamada Bacillus anthracis, que puede estar presente en el suelo o en animales. La infección se produce cuando se ingieren esporas presentes en suelos, pasto o agua contaminada, o bien cuando estas llegan a la piel o al pelo y luego se ingieren, por lo que el contagio entre personas es complicado. Sin embargo, es uno de los mejores candidatos a arma biológica porque sus esporas se encuentran fácilmente en la naturaleza en muchos lugares, pueden resistir durante mucho tiempo en el medio ambiente, y pueden ser liberadas a través de comida, agua o sprays sin llamar la atención. En 2001, 5 personas murieron en Estados Unidos a causa de un ataque con esta bacteria a través de cartas.
Peste (Yersinia Pestis): Aparece cuando la bacteria Yersinia pestis es inhalada y llega a los pulmones. Los síntomas (fiebre, debilidad, dolor de cabeza, neumonía, producción de esputos sanguinolentos y fallo pulmonar) aparecen entre uno y seis días después del contagio, y pueden llevar a la muerte si no se suministran antibióticos en un plazo de un día después de la aparición de los síntomas. Se trata de una peligrosa arma porque la bacteria está presente en la naturaleza y se puede producir en el laboratorio, y las personas pueden portarla durante varios días sin experimentar síntomas, con lo que la dispersión de la enfermedad puede aumentar considerablemente. Cuando esta bacteria es transmitida a través de la picadura de pulgas, se produce la llamada peste bubónica (que asoló Europa en el siglo XIV durante el episodio de la peste negra). Produce bubones (hinchazón de ganglios linfáticos), gangrena (manchas negras en la piel por muerte de tejidos) y septicemia (infección generalizada). Esta última no es contagiosa entre humanos si no es a través de las pulgas, pero puede infectar a los pulmones y convertirse en la variedad neumónica, que sí es contagiosa.
Botulismo (Clostridium Botulinum): Enfermedad que paraliza los músculos y que puede llevar a la muerte por fallo respiratorio. Es producida por una bacteria llamada Clostridium botulinum, que puede transmitirse a través de la comida, el agua o el aire.
Tularemia (Francisella Tularensis): Es una enfermedad muy contagiosa causada por una bacteria llamada Francisella tularensis. Se encuentra en la naturaleza y podría ser usada como arma biológica al aplicarla en forma de aerosol. Se transmite por vía aérea y provoca una grave neumonía y una infección sistémica.
Fiebres Hemorrágicas Virales: Causadas por filovirus (ébola y marburgo) y arenavirus. Provocan fallos multiorgánicos y hemorragias al atacar al sistema circulatorio. Los filovirus resultan especialmente peligrosos debido a sus elevadas tasas de mortalidad y el hecho de que no se conozca con exactitud cuál es el animal que actúa como reservorio de estos microorganismos. Por su parte, los arenavirus están divididos en dos grupos, los del Viejo Mundo y los del Nuevo Mundo, y provocan enfermedades como la fiebre de Lassa o la fiebre de Argentina.
Fiebre Hemorrágica de Ébola
Fiebre Hemorrágica de Marburg
Fiebre de Lassa, Arenavirus
Categoría B
Agentes que pueden tener un moderado impacto negativo sobre la sociedad por Diseminación moderadamente fácil, causan baja mortalidad y moderada morbilidad, requieren capacidades de diagnóstico y vigilancia específicas.
Fiebre Q (Coxiella Burnetti):La trasmisión se produce por la inhalación de polvo contaminado con esporas provenientes de contacto con elementos animales como; placenta, heces, orina o leche secas, o de aerosoles en rastros. Los humanos son altamente susceptibles a la enfermedad. La bacteria C. burnetii es uno de los organismos más infecciosos conocidos. La enfermedad se produce en dos etapas: Una fase aguda que se presenta con dolores de cabeza, escalofríos, y síntomas respiratorios, y una fase crónica insidiosa.
Brucellosis(especies de Brucella SSP): La bacteria Brucella puede infectar al ganado vacuno, las cabras, los camellos, los perros y los cerdos. La bacteria se puede diseminar a los humanos si usted entra en contacto con carne infectada o la placenta de animales infectados o si bebe leche o come queso sin pasteurizar. La brucelosis aguda puede comenzar con síntomas seudogripales leves o síntomas como, dolor abdominal, dolor de espalda, Escalofríos la enfermedad puede llegar a ser crónica y durar años
Encefalitis Equina Venezolana (EEV): Es una enfermedad infecciosa que puede afectar a humanos y caballos. La encefalitis equina venezolana puede variar de una enfermedad leve con fiebre y dolores de cabeza a la encefalitis grave con un nivel reducido de conciencia. La enfermedad es transmitida por mosquitos del género Aedes y Culex.
Encefalitis Equina del este
Encefalitis Equina del oeste
Toxina ricino de Ricinus communis
Toxina epsilon de Clostridium perfringens
Enfermedades a través de alimentos:
En esta categoría se incluyen patógenos transmitidos por agua y alimentos como: Escherichia coli, Vibriocholerae, Shigella dysenteriae, Salmonella ssp, cryptosporidium parvum,Staphylococus aureus
Categoría C
Incluye patógenos emergentes que, en el futuro, pueden ser desarrollados para su diseminación masiva por su, disponibilidad, posibilidad de producción y diseminación, y potencial para una alta Morbilidad y Mortalidad.
La inminente amenaza del bioterrorismo y de la guerra biológica, como indudables flagelos de la humanidad, puede convertirse en un hecho de impredecibles consecuencias. Por consiguiente es necesario que las organizaciones internacionales, los gobiernos, científicos e intelectuales y la población en todos los países del orbe, no solo tomen conciencia de este peligro potencial, sino que desarrollen acciones concretas en evitación de la proliferación y empleo de este tipo de arma.
Otros riesgos de las armas biológicas
Por supuesto que los militares y políticos afirman que dichas armas jamás se emplearán con fines ofensivos y que se investigan y producen para mantener la paz. Pero independientemente del cinismo -consciente o inconsciente-que implican estas afirmaciones, la mera investigación en esta área puede implicar graves riesgos para la población que habite en las cercanías de los laboratorios y el transporte de las armas puede comportar graves riesgos.
Futuro de las armas biológicas
Las armas biológicas recombinadas genéticamente y la energía nuclear en cuanto a fines bélicos se refiere. Ambas armas tienen un efecto aniquilador parecido, pues, en algunos casos las armas biológicas pueden tener un radio de acción letal todavía más amplio que las radiaciones ionizantes de origen nuclear, tanto las armas atómicas como las biológicas «contaminan» durante decenios los territorios donde son aplicadas, y ambos sistemas conllevan un alto riesgo de manipulación y de producción.
En algunos aspectos las armas biológicas pueden ser para los militares y políticos más atractivas que las atómicas: no destruyen la infraestructura del país conquistado, solo al estilo de la bomba de neutrones- aniquilan a la población humana; y si además el país agresor se halla en posesión de una vacuna efectiva contra la epidemia, su población y su ejército pueden ocupar sin grandes problemas el territorio conquistado a pesar de la contaminación biológica. Por estas razones se cree que en los próximos decenios proliferarán los proyectos y centros dedicados a la investigación de armas biológicas en todo el mundo.
El reto que se avecina al Movimiento Pacifista de aquí en adelante será el de enfrentarse a los tres grandes grupos de armas: las nucleares, las químicas y las biológicas.
Acción de la comunidad internacional
La Convención sobre Armas Bacteriológicas fue firmada en 1972, siendo un parteaguas en las convenciones internacionales de su tipo. La Convención prohíbe el desarrollo, producción, almacenamiento y adquisición de armas biológicas y tóxicas y el uso de sustancias de este tipo como indica la Protocolo de Ginebra de 1925.
Esta convención cuenta con 144 signatarios que ya la han ratificado.
La Convención sobre Armas Biológicas entró en vigor en 1975, pero la ausencia de regímenes formales de verificación para controlar su cumplimiento ha limitado su efectividad. Entre tanto, los Estados signatarios, como muestra de confianza han establecido un intercambio constante de información sobre cuestiones tales como las instalaciones de investigación biológica de alto riesgo.
Los Estados partes han exhortado a la Conferencia sobre Desarme que se elabore un Protocolo de verificación antes de realizar nuevas conferencias que examinen el estado de la Convención, sin embargo hasta la fecha éste no se ha concluido dejando por tanto a la comunidad internacional la tarea de aplicar los regímenes vigentes y pugnar por un método de verificación similar al de la Convención de Armas Químicas.
Fuentes
Enemigos invisibles. Los países que desarrollaron armás biológicas. Disponible en:[1]. Consultado el 9 de marzo de 2017.
Las armas biológicas. Disponible en:[2]. Consultado el 9 de marzo de 2017.
China construirá en seis días una fábrica de mascarillas en medio de la epidemia de coronavirus
Publicado:
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Se espera que la producción arranque el sábado a razón de 250.000 unidades diarias.
En un plazo de seis días, China convertirá un edificio industrial de Pekín en una nueva fábrica de mascarillas para satisfacer la creciente demanda de estos artículos en medio de la epidemia de coronavirus Covid-19, informa la agencia de noticias china Xinhua.
La construcción arrancó este lunes con obreros trabajando las 24 horas para que la fábrica esté lista el próximo sábado para empezar a producir 250.000 mascarillas diarias.