El proyecto indígena-socialista triunfó donde el neoliberalismo había fracasado una y otra vez: redistribuir la riqueza hacia los sectores más pobres de la sociedad. Después de cinco siglos de colonización, 13 años no eran suficientes para nuestro presidente indígena.
Mientras deambulan los asesinados en la ciudad de El Alto en ataúd donado, buscando justicia para sus muertos, mientras la ciudad entera carga esos muertos para exigir la renuncia de Janine Añez, aparece como salida de la nada Eva Copa Murga. Jura como presidenta del Senado y se constituye por el azar en la segunda mujer al mando del Estado.
Pertenece a la bancada del Movimiento al Socialismo (MAS) y está a punto de terminar su mandato. En estos cinco largos años jamás habíamos escuchado su voz. Los espacios de visibilidad y mando los copaba la clase media letrada y blanqueada perteneciente al MAS y los dirigentes hombres capaces de imitar y obedecer a Evo: por eso nadie hasta ahora conoció a Eva.
Es ahora entonces, cuando la renuncia de Evo ha producido un vacío de poder gigante, donde cada quien escapó por su lado resquebrajando internamente al propio partido, que aparece Eva y acepta jurar al cargo por responsabilidad, por coraje, por valentía. No la valentía del que se pretende fuerte, sino la valentía de quien se reconoce débil y de quien sabe que saberse débil es una fuente infinita donde encontrar las claves para sacar al país de este callejón sin salida. Y así, el golpe fascista y racista que quería ocuparlo todo, se topó con Eva Copa Murga que le puso freno al avasallamiento.
Tiene 32 años, es alteña, hace semanas que no duerme en su casa por razones de seguridad; es estudiante de Trabajo Social y la vida no le ha dado la oportunidad de terminar su carrera. Estudia en la universidad pública de El Alto, en esa carrera que forma parte de la facultad de Ciencias Sociales, una carrera que esta plagada de birlochas que no quieren convertirse en intelectuales, sino que entran con el deseo de usar su comprensión de la gente para servir a la gente. No es chola, aunque seguramente su madre o su abuela lo son: ella es birlocha. Viste un cómodo pantalón y su cabello negro largo y brillante no esta trenzado, sino suelto o con cola. Sus labios café oscuro, sus mejillas quemadas por el sol alteño y más que nada su forma de hablar -con una mezcla extraña de parquedad, solidez y timidez- la colocan como la antítesis política de Yanine Añez.
Mientras Añez es una pantalla y por serlo juega a ser una muñeca ornamental del juego macabro fascista que gobierna Bolivia, Eva no es una pantalla: es una mujer que asumió el peso del que otros y otras huyeron. Cuando le pregunté cómo y por qué se había animado a hacerlo me dijo: “porque soy alteña, porque no tengo otra salida, porque no me voy a ir de Bolivia a otra parte: no tengo por qué escapar”. Y cuando le pregunté ¿y por qué han escapado tantos y tantas?, responde: “Dicen que por razones familiares”.
Llevo trece años en Radio Deseo entrevistando cuerpo a cuerpo a todo tipo de personajes y nunca he sentido tanto respeto por mi interlocutora como el que me inspira Eva. Cuando terminamos de hablar y ya no estamos al aire nos damos un abrazo largo, en un estudio pequeñísimo, y recién ahí ella por fin decide llorar. Me contengo no porque me sienta más fuerte que ella, es que quiero escuchar sus sollozos. La estrujo y siento su fragilidad. Ella pertenece a quienes no olvidan su fragilidad.
Eva está ahora sujeta a todo tipo de hostigamiento. Los policías que custodian la plaza de gobierno la obligan a presentar su credencial una y otra vez para recordarle con su prepotencia de qué lado están hoy las armas. Eva padece además la invisibilidad crónica que soportan las mujeres políticas: los medios no la ven, pero sus colegas parlamentarios de la derecha la miran de pies a cabeza para intimidarla. Eva viene del mundo de l@s invisibles y esa es hoy su mayor fortaleza. Nadie esperaba que ella jugara ningún papel, menos aún que se pusiera a la cabeza de la Asamblea Legislativa Plurinacional.
Lleva pocos días en el cargo y ha logrado instalarse como Poder Legislativo alternativo al Ejecutivo de facto. Ha logrado sujetar a su bancada y declarar que Evo Morales abandonó el cargo: lo hizo para no conducir al Parlamento a la discusión sin salida de aceptación o rechazo de la renuncia. Y eso hoy en Bolivia es frenar la muerte y atajarla con los brazos. Eso es no aferrarse al caudillo y sabe actuar según su propia consciencia, sabiendo que lo que está en juego no es lo bien o mal que quede Evo: lo que está en juego es la democracia. Así ha logrado instalar comisiones de trabajo para empezar todo de cero: formar tribunal electoral y convocar a elecciones.
Desde el Ejecutivo de facto -donde quieren guardar las formas jurídicas que maquillen su dictadura como democrática- no han tenido otra alternativa que mandar su proyecto de ley al Senado sin poder lanzar las elecciones por decreto y a su medida.
Todo eso lo ha hecho Eva aceptando cargar el bulto de las circunstancias en sus espaldas, pisando un piso agrietado que podría tragarla a cada paso.
La ciudad de El Alto es una ciudad donde cotidianamente las mujeres cargan en sus espaldas grandes bultos en aguayos, llevan su mercadería, o sus wawas, sus angustias o sus esperanzas a cuestas. Eva carga un bulto también: el bulto de esperanzas para frenar una guerra civil, el bulto de ungüentos con que conjurar la violencia de los asesinos, carga el bulto de los sueños de los asesinados, carga el bulto de las lágrimas de las dolientes que no paran de llorar, dejando claro una vez más que las mujeres no queremos ocultar nuestra fragilidad y nuestro dolor.
Eva es la antítesis de Yanine Añez, pero también de Evo.
Desde días antes, la OEA había entregado un informe sobre las posibilidades de un fraude electoral en el país andino. En realidad se estaba preparando la narrativa y el camino para desconocer los resultados ante el muy probable triunfo de Evo Morales, que se veía reflejado previamente en todas las encuestas nacionales. Después de la jornada electoral, la OEA volvió a entregar otro informe señalando que la amplia victoria que había tenido Evo Morales era producto de un fraude, aunque no mostraba ninguna prueba concreta. Luis Almagro, su indigno Secretario General, empezó una gira propagandística en medios internacionales para denunciar este "fraude", pero sin aportar evidencias.
La OEA seguía un guion trazado desde Washington para tratar de imponer un gobierno en Bolivia afín a sus intereses y, así, poder tener mayor presencia regional, especialmente después del fracaso que significó la autoproclamación de Juan Guaidó en Venezuela
En esta tarea se le unió Estados Unidos que, sabemos, es capaz hasta de invadir países por hipótesis sin comprobar, como sucedió en 2003 con Irak y la armas de destrucción masiva. En realidad, la OEA seguía un guion trazado desde Washington para tratar de imponer un gobierno en Bolivia afín a sus intereses y, así, poder tener mayor presencia regional, especialmente después del fracaso que significó la autoproclamación de Juan Guaidó en Venezuela como presidente, idea que también tuvo su origen en los pasillos de las oficinas de gobierno de la capital estadounidense.
La premisa falsa del fraude electoral, así como el apoyo de la OEA y Estados Unidos a algunos miembros de la oposición, nutrieron una serie de protestas sociales en los días que siguieron y que terminaron con un golpe de Estado contra Evo Morales tres semanas después, el 10 de noviembre. A esto continuó el exilio de Evo en México junto al vicepresidente Álvaro García Linera y otros miembros del gobierno boliviano en un periplo muy accidentado. Mientras, en Bolivia, comenzaba una cacería de brujas contra los miembros del Movimiento al Socialismo (MAS) y una represión sangrienta de las protestas contra el golpe de Estado, principalmente en El Alto y Cochabamba, núcleos históricos del apoyo indígena y popular a Evo Morales.
Desde el primer momento hubo estudios y análisis de las elecciones bolivianas que desmentían los informes de la OEA. La Universidad de Michigan, el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) y el Centro de Investigación Económica y Política (CEPR por sus siglas en inglés y con sede en Washington) presentaron sus investigaciones, incluso antes del golpe de Estado, pero fueron ignorados por los principales medios internacionales.
Hoy, a más de medio año de esta crisis política boliviana y aún sin fecha confirmada para las nuevas elecciones (probablemente sean el 6 de septiembre), el tema volvió a ser foco de atención dado que un estudio de los investigadores independientes Nicolás Idrobo (Universidad de Pensilvania), Dorothy Kronick (Universidad de Pensilvania) y Francisco Rodríguez (Universidad de Tulane) muestra que el reporte de la OEA sobre la elecciones en Bolivia está plagado de datos incorrectos y estadísticas inadecuadas. Si se corrigen estas inconsistencias y errores, las conclusiones a las que llegó la OEA se desvanecen.
Así, el mito del fraude electoral, que es lo que originó la presión internacional para la renuncia obligada de Evo Morales en noviembre, se queda sin sustento. Con esto se ratifica que lo vivido en Bolivia no fue otra cosa que un golpe de Estado a un gobierno vigente que había sido elegido legítima y democráticamente. Todo fue una puesta en escena ideada por Estados Unidos y ejecutada por la OEA y la ultraderecha boliviana a costa del pueblo boliviano, principalmente de sus comunidades indígenas.
Es importante que se vayan conociendo las mentiras de un organismo internacional y las posturas impresentables de su dirigente, que originaron una crisis política y provocaron decenas de heridos y muertos
Ya hay voces que critican este nuevo análisis independiente afirmando que sí hubo fraude, aunque no saben cómo, ni dónde, ni cuándo. Piden que se les crea sin evidencia, como un acto de fe. Esto pudiera ser posible en sociedades con principios mágicos o religiosos como la Europa medieval, pero no es algo recomendable para las democracias del siglo XXI. La verdad no puede surgir del engaño, por eso la debilidad del gobierno de facto que actualmente está a cargo en Bolivia.
Sobre el golpe de Estado ya no hay nada que pueda cambiarse. La persecución política y la represión social no pueden deshacerse. Pero es importante que se vayan conociendo las mentiras de un organismo internacional y las posturas impresentables de su dirigente, que originaron una crisis política y provocaron decenas de heridos y muertos. Todo esto tendría que tenerse en cuenta en las próximas elecciones, que deberán llevarse a cabo con la mayor prontitud que permita la crisis sanitaria actual. Por cierto, todas las encuestas las encabeza con amplia ventaja el economista Luis Arce, candidato del MAS, lo que demuestra el apoyo popular a este instituto político.
Lo que también debe hacerse en un futuro próximo es analizar la legitimidad con que cuenta la OEA o si es conveniente que un personaje tan desprestigiado como Luis Almagro continúe al frente de ella. Asimismo, se hace indispensable impulsar y reforzar otros organismos internacionales, que pueden servir de alternativas y contrapesos en momentos complicados como es el caso de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
Grupo de Puebla pide a la OEA que declare legítima la elección de Evo Morales tras la publicación del estudio que dice que no hubo fraude
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El Grupo de Puebla, organización integrada por figuras políticas progresistas latinoamericanas, solicitó a la Organización de Estados Americanos (OEA) que "convalide los resultados electorales" de las presidenciales de Bolivia y que "declare la legitimidad de la elección" del dimitido mandatario Evo Morales.
En un comunicado firmado por 17 personas, entre ellos los expresidentes Rafael Correa, Dilma Rousseff y Ernesto Samper, se calificó de "apresurada e intencionada" la declaración de la OEA donde se concluyó que Morales había ganado de manera irregular y evitado una segunda vuelta, al no conseguir el 10 % de diferencia necesaria con su competidor más cercano.
Del mismo modo, pide al organismo americano "aclarar de forma inmediata" los elementos que arrojaron un supuesto fraude en los comicios, que han sido cuestionados recientemente en un estudio independiente.
En el texto se manifiesta que en el estudio titulado '¿Los cambios en los votos tardíos indican fraude? Evidencia de Bolivia', donde participaron los investigadores Nicolás Idrobo, Dorothy Kronick y Francisco Rodríguez, "la OEA no ofreció evidencias de fraude en las elecciones".
Llamado a la OEA
En este comunicado, los firmantes catalogan de "repudiables" las "acciones cometidas por la OEA" contra Bolivia y dicen que si se llega a comprobar la "discrecionalidad" de los resultados de su auditoría a las elecciones del pasado 20 de octubre, se podría "presumir que el organismo multilateral fue cómplice del derrocamiento de un gobierno democrático".
El Grupo de Puebla pide al bloque americano "aclarar de forma inmediata" los métodos utilizados y que una comisión independiente a la Secretaría General de la OEA, presidida por Luis Almagro, opositor al Gobierno del dimitido Morales, "se encargue de reestablecer la legitimidad democrática en Bolivia".
Del mismo modo, solicita al gobierno de facto de Jeanine Áñez "entregar inmediatamente el poder del Estado", ante el "retraso sistemático e inexplicable de las elecciones" en ese país.
LA PAZ (Sputnik) — Un partido conservador boliviano demandó al exlíder cívico Luis Fernando Camacho por delitos de sedición, terrorismo y otros, en la primera iniciativa judicial que califica como golpe de Estado al derrocamiento de Evo Morales en 2019.
"Desde todo punto de vista el año 2019 sí ha habido golpe, estos delitos de sedición, terrorismo y atribuirse los derechos del pueblo lamentablemente han ocurrido con un Gobierno constituido, legal y constitucionalmente establecido en el país", dijo el portavoz del Frente Para la Victoria, Leopoldo Chui.
El dirigente hizo el anuncio de la demanda —en una declaración divulgada por radio Erbol—, tres días después de que el candidato presidencial del FPV, el pastor evangélico de origen coreano Chi Hyun Chung, dijera que Camacho no tendría derecho a ser candidato por haber roto el orden constitucional.
Denunciado como un golpe de Estado por el Movimiento Al Socialismo (MAS) de Morales (2006-2019) y por organizaciones sindicales y grupos de izquierda, el cambio de gobierno fue etiquetado por la derecha como una sucesión constitucional y terminó aceptado por la comunidad internacional.
Chui dijo que la denuncia contra Camacho fue presentada en la Fiscalía General del Estado, sobre la base de que el Gobierno de Morales debía concluir el 22 de enero de 2020, pero "han cortado el mandato en base a este tipo de actos, delitos que tienen que ser sancionados".
"El 2019 el señor Camacho, en complicidad con algunos señores de la policía y militares y ahora actuales ministros y su padre, ha llevado adelante un golpe de Estado contra el gobierno legalmente constituido del señor Evo Morales", remarcó Chui.
Aseguró, coincidiendo con denuncias de organismos internacionales, que durante y después del golpe de 2019 se cometieron violaciones de derechos humanos y atentados contra instituciones, como la quema de tribunales electorales.
"El señor Camacho se tiene que ir a [la cárcel de máxima seguridad de] Chonchocoro", añadió el portavoz del FPV.
Camacho, de discurso ultraconservador, aparecía tercero y cada vez más cerca del segundo, Mesa, en las encuestas de intención de voto publicadas en el último mes.