El escándalo se produjo luego de que el ministro de Salud de Ucrania, Maxim Stepanov, afirmara en una entrevista que Kiev podría adquirir una vacuna rusa contra el coronavirus para ser distribuida en el país. No se refirió a planes específicos de hacerlo, sino a una posibilidad hipotética en caso de que instituciones internacionales la aprueben como remedio eficiente.
"Si la vacuna resulta segura. Si la OMS da el visto bueno, ¿nosotros la compraremos? ¿Usted como ministro insistirá en hacerlo?", le preguntaron en el marco de una polémica entrevista transmitida en el canal NewsOne.
"Yo creo que cuando eso suceda, entonces hablaremos sobre la compra de cualquier vacuna, no solo la rusa", respondió el ministro sin aclarar más.
Luego de esas palabras, el responsable de Salud ucraniano fue citado a la Embajada de EEUU, donde mantuvo una reunión con la encargada de Negocios, Christina Quinn. Al término del encuentro, en la página de la representación estadounidense apareció una publicación que dictamina en mayúsculas que Ucrania "NO" comprará la vacuna rusa.
"Ayer, la encargada de Negocios de Estados Unidos, Christina Quinn, invitó al ministro Stepanov a una cena colegial constructiva para discutir la lucha contra el COVID-19 y la reforma del sector salud. Ucrania NO comprará la vacuna rusa contra el COVID, que no ha pasado los ensayos clínicos de seguridad", dice la publicación.
"Cuestión de vida o muerte"
La evidente intromisión de la funcionaria estadounidense en la política sanitaria de Ucrania provocó una ola de descontento en los sectores opositores del país. El diputado Néstor Shufrich, veterano de la política ucraniana, en explicaciones a la cadena rusa Rossiya tachó de "cochinada" la actitud de la diplomática estadounidense.
"¿Cómo es posible? El ministro de Salud de un país soberano se pronuncia sobre la posibilidad —solo la posibilidad hipotética— de comprar una vacuna para resolver una cuestión de vida o muerte de los ciudadanos ucranianos. Y los estadounidenses ya ni siquiera se avergüenzan de mostrar algo que todos saben: cómo controlan la política de Ucrania", apuntó el legislador ucraniano.
Con él concuerda el exdiputado Spiridón Kilinkarov, quien considera que ese "acto de humillación" demuestra que Ucrania está "totalmente controlada por los estadounidenses" y "no tiene derecho a tomar decisiones propias, incluso para sus propios intereses nacionales".
"Los estadounidenses podrían haberlo hecho de manera discreta. Bastaría con una llamada al ministro, pero decidieron hacerlo públicamente. ¿Por qué? Porque esa publicación en realidad está dirigida a Rusia. Con ella quieren decir que 'somos nosotros, los estadounidenses, los que controlamos la política de Ucrania'", considera el exdiputado.
La sumisión de los políticos de alto rango ucranianos —que llegaron al poder luego de los eventos violentos de 2014— a las instrucciones otorgadas por funcionarios estadounidenses se ha convertido en tema candente en la comunidad civil y política del país. Uno de los casos más sonados de los últimos tiempos ha sido la visita del presidente Volodímir Zelenski a la sede de la inteligencia británica, la MI6, donde sostuvo una reunión a puertas cerradas con el director de la agencia de espionaje.