Con más del 78 por ciento de los votos, los chilenos optaron por redactar una nueva Constitución que deje atrás la actual, impuesta por la dictadura pinochetista. En tanto, el próximo abril deberán elegir a los constituyentes. "Para las fuerzas progresistas y de izquierda es importante conseguir los dos tercios", dijo el sociólogo Jaime Ensignia.
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La opción del 'Apruebo' para redactar una nueva Constitución en Chile obtuvo el 78,27 por ciento de los votos contra el 21,73 por ciento que cosechó el 'Rechazo'.
Así, el país emprende el camino para dejar atrás la actual Carta Magna heredada de la dictadura de Augusto Pinochet.
"Fue un gran triunfo del 'Apruebo' pese a que el 'Rechazo' hizo una campaña del terror digna de los años 70 y 80", dijo el sociólogo Jaime Ensignia.
Además, la opción por una convención constitucional paritaria y con un 13 por ciento de escaños reservados a los pueblos originarios para redactar el nuevo texto constitucional, que deberá elegirse el próximo abril, obtuvo el 79 por ciento de los sufragios.
"Serán 155 personas elegidas paritariamente. Para las fuerzas progresistas y de la izquierda democrática es importante conseguir los dos tercios o un poco más, porque si no vamos a estar bloqueados por una minoría de derecha", advirtió.
En ese sentido, insistió en que "los partidos tienen que tomar de manera seria el mensaje de la ciudadanía: deben unirse, abrirse, democratizarse y tener dentro de las listas de constituyentes a gente independiente y de las organizaciones sociales".
Los principales objetivos para la próxima Constitución
Por otra parte, el actual director del Programa Internacional y de Relaciones Laborales de la Fundación Chile 21 señaló que la nueva tiene que proponer un "Estado no subsidiario, que no implica un Estado interventor".
"Esto quiere decir", continuó, "que el Estado tenga voz y voto en las proyecciones centrales del modelo económico, como en Alemania, Suecia o Finlandia".
"Hay que pasar de un modelo rentista a uno productivo que permita que la economía se expanda", agregó.
Sin embargo, explicó que "la reforma debe ser de carácter global", algo que contempla al Tribunal Constitucional, "que ha impedido que las reformas aprobadas en el Parlamento se aplicaran porque la derecha recurría a él".
También apuntó a la "preeminencia de los derechos humanos sobre la propiedad privada" y llamó a modificar "el sistema previsional y darle una mayor importancia a la seguridad social". "La salud solo está asegurada para el 20 por ciento que puede pagar clínicas privadas", dijo.
Por ello, Ensignia consideró esencial que la oposición acuerde "una sola lista de representantes a la constituyente". "Con doce listas, por ejemplo, no tendrá la mayoría que se necesita para hacer los cambios a la vieja Constitución de Pinochet".
¿Cuál es el impacto regional del triunfo del 'Apruebo'?
El doctor en Ciencias Económicas y Sociales por la Universidad Libre de Berlín vinculó la victoria de los partidarios de la reforma constitucional en Chile con el reciente triunfo de Luis Arce en las elecciones presidenciales de Bolivia.
"El presidente Alberto Fernández ya no está solo en la región. En lo más cercano, estaba aislado. Hoy día empieza a moverse el péndulo hacia gobiernos progresista y nacional-populares que van a conformar un cuadro diferente", auguró.
"Al 55 por ciento que logró Arce" se suma "esta señal que se da en Chile". "El año que viene hay elecciones para el órgano constitucional, pero también para alcaldes, concejales, gobernadores, y a fines de año habrá presidenciales y parlamentarias", añadió el analista.
Ante ese panorama dijo que esperaba que la oposición chilena "logre un nivel de unidad para impedir que venga un segundo gobierno de la derecha, que sería fatal para el país".
"Las elecciones vienen pronto en Ecuador y ojalá que las cosas cambien", se esperanzó.
Asimismo, adujo que "el programa de Sebastián Piñera se trancó previo al estallido social" y que su intento "de ser un referente regional a través de Prosur o mostrar a Chile como un gran oasis fue un rotundo fracaso".
También se informó sobre el boicot de países musulmanes a productos franceses por las declaraciones del presidente Emmanuel Macron respecto a las caricaturas de Mahoma; las manifestaciones antigubernamentales en Irak; y el triunfo de los conservadores en las elecciones parlamentarias en Lituania.
El equipo de 'Voces del Mundo' está integrado por Telma Luzzani, Néstor Restivo, Mercedes López San Miguel, Franco Luzzani, Patricio Porta y Diana Martínez Tancredi. Este programa se emite en vivo por Radio Cooperativa de lunes a viernes de 14 a 15, hora argentina.
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Renuncia el director de Carabineros de Chile tras un operativo que dejó a dos jóvenes baleados
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La salida de Mario Rozas se confirma tras la polémica generada por un despliegue policial en un hogar del Servicio Nacional de Menores de la comuna de Talcahuano.
El general director de Carabineros de Chile, Mario Rozas, dejó su cargo este jueves luego de un polémico operativo policial en un hogar del Servicio Nacional de Menores (Sename) de la comuna de Talcahuano, que terminó con dos menores baleados.
La noticia fue confirmada por el propio jefe de Estado, Sebastián Piñera: "He aceptado la renuncia del general, pero quiero expresar que tengo el mayor aprecio por su labor", dijo públicamente.
Igualmente, medios locales como La Tercera señalan que la determinación habría sido tomada por el mandatario, quien encabezó una reunión especial junto al ministro del Interior, Rodrigo Delgado, el de Justicia, Hernán Larraín, y el funcionario saliente.
En la jornada del miércoles, el presidente ya se había ausentado a la ceremonia de ascenso de generales en aquella fuerza de seguridad. Esta situación fue interpretada como una señal del clima de tensión que habría entre el Ejecutivo y los altos mandos del cuerpo policial, que concluyó con la renuncia.
El reemplazante
Piñera afirmó que el reemplazante de Rozas será Ricardo Yáñez, "quien tendrá el encargo de impulsar la modernización de la institución". Hasta ahora, se desempeñaba como subdirector de Carabineros.
Aquel hombre, egresado de la Escuela de Oficiales de Carabineros en 1988, especializado en su labor operativa y estadística, es conocido al interior de esa fuerza como "un carabinero en terreno". En 2016 alcanzó el grado de general, a cargo de la Zona de Tarapacá, y dos años más tarde recaló en la Región Metropolitana, para ser jefe nacional de la Dirección de Orden y Seguridad.
Desde allí, ese uniformado tuvo más visibilidad y buena relación con el Ejecutivo. Así, tras una larga carrera y muchos ascensos, Yáñez había logrado el puesto de subdirector hace pocos días, el 6 de noviembre. El 19 del mismo mes, fue anunciado como el nuevo director de la institución.
"Les están disparando a los niños"
La indignación en ese país del Cono Sur se desató al darse a conocer que miembros de Carabineros habrían disparado contra menores de edad en una residencia del Sename este miércoles.
En un video difundido en redes sociales, se escucha un tiro y una voz que dice: "¡Les están disparando a los niños!".
Según Patricia Muñoz, titular de la Defensoría de los Derechos de la Niñez, los efectivos ingresaron al lugar "de manera absolutamente injustificada y desmedida". Los heridos serían adolescentes de 14 y 17 años: "Causaron lesiones al menos a dos niños, que se encuentran ahora en el hospital recibiendo atención médica", repasó.
Muñoz también acotó: "Esperamos que esto no tenga consecuencias de índole vital". Por lo pronto, el Ministerio de Salud informó que las víctimas fueron trasladadas al Hospital Las Higueras, donde ingresaron con heridas de bala en sus extremidades. El miércoles se supo que uno de los damnificados tenía que ser operado por una lesión de gravedad. Mientras, el Ministerio Público y la Policía de Investigaciones (PDI) están indagando el incidente.
Por otro lado, desde el inicio del estallido social hasta el 18 de marzo de 2020, el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) presentó en Chile 2.520 querellas contra agentes de las fuerzas de seguridad, por presuntos homicidios (6), torturas (460), lesiones (25) y violencias innecesarias (115), entre otros delitos.
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El alcalde de la comuna de Recoleta y referente de la izquierda chilena sostuvo que "el neoliberalismo no tiene opción en América Latina y el mundo" y analizó la situación del progresismo en la región. A la luz del plebiscito de octubre pasado, reconoció que "no sabemos si tendremos la fuerza para construir la Constitución que queremos".
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"Las promesas que el modelo neoliberal le hizo a la gente no se cumplieron", aseguró Daniel Jadue, alcalde de la comuna de Recoleta y potencial candidato presidencial chileno, en relación con las movilizacionesque sacudieron a su país en octubre del año pasado.
Sin embargo, subrayó que la reforma constitucional "es una batalla que aún no ha terminado" y que "no sabemos si tendremos la fuerza para construir la Constitución que queremos y corre serio riesgo el proceso de salir con una Constitución muy minimalista".
En ese sentido Jadue advirtió que la asamblea constituyente estipula "un quórum de los dos tercios para la aprobación de lo que quede en el texto final", que en la práctica significa "el poder de veto de aquellas cosas nuevas que se quieran incorporar".
Con todo, el dirigente del Partido Comunista señaló que "este proceso es lo mejor que pudimos conseguir en estos 30 años para tirar al basurero de la historia la Constitución de Pinochet".
El exitoso modelo de Jadue en Recoleta
Por otra parte, Jadue se refirió además a la "serie de servicios populares" que brinda la comuna a su cargo para contrarrestar los efectos del mercado. "Hicimos una farmacia popular que logró bajar el 70 por ciento el valor promedio de los medicamentos", aseguró.
Señaló además la puesta en marcha de "una inmobiliaria popular que construye departamentos municipales para arriendo a precio justo", entre otros proyectos. "Recoleta es una comuna fundamentalmente popular y con pocos recursos", sostuvo el alcalde.
El modelo fue imitado por otros distritos y en la actualidad "la farmacia popular está presente en cerca de 200 municipios en Chile, que constituye casi un 70 por ciento del territorio nacional".
"Todo lo que no estaba haciendo el Estado central en los últimos ocho años, lo terminaron haciendo muchos municipios que se fueron sumando y que además desarrollaron una carrera frenética entre los gobiernos locales por innovar", apuntó el dirigente comunista.
"Es imprescindible una ley de medios en Chile"
Jadue, uno de los mejores posicionados dentro de la izquierda para las presidenciales de noviembre de 2021, aseguró que "los medios de comunicación chilenos no son medios de comunicación", sino "medios de inducción social, absolutamente politizados".
Asimismo, indicó que "todos los medios se rigen por el mercado". "Por ley, los partidos de izquierda, como el Partido Comunista de Chile, no pueden tener medios de comunicación", lo cual los obliga "a comunicarse con sus electores a través de los diarios de la extrema derecha".
Por otra parte, Jadue analizó la posibilidad de alianzas dentro de la izquierda y el progresismo: "se está trabajando por que la alianza sea lo más amplia posible. Sin embargo, hay que poner algunos límites: la alianza tiene que ser anti neoliberal".
En ese sentido, explicó que los chilenos "no quieren volver a los tiempos de la Concertación, que administró el modelo de Pinochet por 20 años y les prometió que les iba a mejorar la vida".
"Y estamos donde estamos por ellos también", añadió.
"El gran desafío de la izquierda es que haga su trabajo"
Por último, Jadue evaluó el desempeño de la izquierda en la región. "Tuvimos una década completa donde el progresismo en América Latina avanzó. Pero el progresismo tiene que hacerse su propia autocrítica", remarcó.
"Muchos de esos procesos fueron caudillistas, muchos no lograron transformar la base productiva de los países y de las sociedades que lideraron. Solo se limitaron a repartir de manera más equitativa la renta de los recursos naturales", sostuvo.
Por lo tanto, el dirigente chileno llamó a "recuperar la participación, la innovación, la transparencia, la eficiencia, la eficacia y la probidad como valores fundamentales de los proyectos de izquierda también". "El desafío", continuó, "está en nuestro lado".
"Es claro que el neoliberalismo no es una opción para los pueblos y que, por lo tanto, se nos vuelve a dar una nueva oportunidad para que corrijamos nuestros errores", concluyó Jadue.
El equipo de 'Voces del Mundo' está integrado por Telma Luzzani, Néstor Restivo, Mercedes López San Miguel, Franco Luzzani, Patricio Porta y Diana Martínez Tancredi. Este programa se emite en vivo por Radio Cooperativa de lunes a viernes de 14 a 15, hora argentina
Hace cincuenta años, el líder socialista Salvador Allende asumía la presidencia de Chile, que apenas tres años después sufriría un golpe de Estado y una dictadura que perduró durante décadas. El presente chileno es auspicioso: hace apenas un año el país ardía en contra del orden social heredado del pinochetismo. Y hoy, a pesar de que la pandemia aplacó los ánimos a la fuerza, los chilenos eligieron reformar su constitución, de corte neoliberal y de sello autoritario.
Fueron 1.043 días de gobierno reformista y revolucionario, desde aquel 3 de noviembre de 1970 que escribió un nuevo capítulo en la historia de la izquierda latinoamericana, hasta el día del trágico final, tres años después, envuelto en una tormenta de sangre y fuego en La Moneda. Allí, donde reside el corazón de la democracia chilena, Salvador Allende se dio un tiro, de acuerdo con la historia oficial que algunos cuestionan. Y selló para siempre su leyenda.
Allende fue un hombre de su época, cuyas ideas sólo pueden interpretarse a la luz de los acontecimientos que marcaban el pulso vertiginoso de esos tiempos. La invasión de Estados Unidos a Guatemala. El triunfo de la Revolución Cubana. Los fuegos contestatarios y los vientos nacionalistas desplegados a lo largo y ancho del continente americano, desde Tierra del Fuego hasta el Río Grande. El apogeo de la Guerra Fría. Frente a todo ello, enarboló un discurso propio, una suerte de vía chilena al socialismo que se apoyaba en una transición gradual.
“Los hechos son objetivos, Allende como líder y figura política no fue una casualidad ni una improvisación”, lo definió el senador socialista Camilo Escalona, en una columna publicada en El Mostrador. Su militancia por “un país más justo, humanista y solidario” en el socialismo de Valparaíso fue el preludio coherente de una carrera que siempre “abogó por la unidad más amplia de las fuerzas populares”. Fuera en el marco de su participación como ministro, en 1938, del gobierno del Frente Popular que unió a fuerzas de izquierda y centro o en la jefatura de Estado que alcanzaría recién en 1970.
“Allende aportó como pocos a que la izquierda chilena fuera una poderosa fuerza cultural, sin encerrarse en sí misma, sin sectarismo, con nítida perspectiva programática –continuó Escalona–. Hizo del proyecto popular un proyecto nacional.” Su consagración como presidente, en la cuarta elección de la que participaba, se construyó sobre la base de la comunión del Partido Socialista y el Comunista en Unidad Popular, junto con otras fuerzas menores. Se impuso en una victoria cerrada con el 36,6 por ciento de los votos contra Jorge Alessandri y Radomiro Tomic, con el 35,2 y 28 por ciento, respectivamente. El Congreso lo proclamó presidente al mes siguiente con el apoyo de la Democracia Cristiana.
ORÍGENES
Su bautismo de fuego en las calles tuvo lugar en sus años universitarios aunque mucho antes que eso ya se había criado escuchando las historias de los anarcosindicalistas en las calles de su Valparaíso natal. Se graduó como médico, fue diputado a los 28 años, luego senador y ministro de Salud. Se postuló a la presidencia en 1958, con el Frente de Acción Popular, que unía a comunistas y socialistas, y consiguió el 28,9 por ciento de los votos. La tercera vez fue en 1964, en un seudoballotage con Eduardo Frei Montalva, donde alcanzó el techo del 38 por ciento, aunque también perdió.
En enero de 1970, fue ungido una vez más como candidato, sólo que en esta ocasión la campaña se planteó bajo un esquema diferente. Para amplificar el trabajo territorial, Unidad Popular creó una amplia red de 15 mil comités repartidos en los rincones más alejados de Chile. Los sindicatos agitaron las fábricas y los campos con paros y marchas y un conjunto de artistas identificados con la izquierda se sumaron a través de los acordes de Víctor Jara, Isabel y Ángel Parra y Quilapayún, parte de la Nueva Canción Chilena. Las escuadras muralistas de las juventudes del Partido Socialista y Comunista cubrieron cada pared con el nombre de Allende en vivos colores. En su cuarto intento, lo consiguió.
“Este triunfo debemos dárselo en homenaje a los que cayeron en las luchas sociales y regaron con su sangre la fértil semilla de la revolución chilena que vamos a realizar”, enfatizaba en su discurso de triunfo aquel 4 de septiembre de 1970. Y remarcaba que el camino por delante era uno duro y, a la vez, de pasión y cariño, para volver cada vez más justa la vida en aquella nación. “Nunca, como ahora, la canción nacional tuvo para ustedes y para mí tanto y profundo significado. Somos los herederos legítimos de los padres de la patria y juntos haremos la segunda independencia. La independencia económica de Chile”, insistió.
Fiel a sus palabras, a lo largo de los siguientes tres años, Allende impulsó un programa que aspiraba a construir un Estado popular con fuerte presencia en la economía, para lo cual requería estatizar aquellos sectores clave en la planificación del desarrollo. El oficialismo no contaba con mayoría legislativa. Salvo la ley de nacionalización del cobre, el resto de las iniciativas terminaban condenadas al fracaso en el Congreso.
Para eludir las trabas de la oposición, desempolvaron un viejo decreto de 1932, de la llamada República Socialista, que los habilitaba a expropiar toda industria estratégica. Cuando no, adquirieron sus acciones. No demoraron en controlar el 80 por ciento del sector manufacturero chileno y parte del financiero. En cuanto al campo, Allende mantuvo el ritmo de la reforma agraria que había iniciado en su momento el presidente Alessandri y que ya había acelerado Frei Montalva. Expropiaron más de 4.400 predios.
Por último, en materia de salud, se diseñó un programa de aprovisionamiento de medio litro de leche por día a cada niño del país. Se dotó de mejor equipamiento al sistema de salud y se amplió el acceso a la universidad a la par que se impulsó la educación en los distintos niveles escolares. Mediante el proyecto de la Escuela Nacional Unificada (ENU) se buscó reformar el sistema, a través de una serie de consultas con docentes, estudiantes, padres y organizaciones sociales, con la meta de establecer una educación permanente, democrática, participativa, pluralista y acorde con las necesidades económicas del país. Desde la oposición, lo acusaron de pretender adoctrinar las mentes de los jóvenes con el socialismo.
SABOTAJES
La inversión social tuvo un costo concreto: un déficit cada vez más elevado. La emisión monetaria para compensarlo desencadenó, al final, un serio proceso inflacionario. A medida que crecían los aires golpistas en cierta dirigencia política, también lo hacía la prepotencia entre los actores patronales: sus lock-out derivaron en situaciones de desabastecimiento. Hasta la Democracia Cristiana, que había respaldado su programa de reformas, se le volvió en contra, aislando al gobierno y privándolo de todo margen de negociación.
Dentro de la Unidad Popular, una grieta se abrió entre aquellos que apostaban a imprimir mayor velocidad al proceso revolucionario y quienes insistían con la moderación. Allende oficiaba de puente entre ambos, uno cada vez más tensionado. Por un momento, las legislativas de marzo de 1973, con una buena performance de la Unidad Popular, pareció darle nueva esperanza al experimento de socialismo chileno. Fue breve. En junio de ese año, el frustrado tanquetazo ofició de ensayo. Tres meses después, bombardearon La Moneda.
José Rodríguez Elizondo, colaborador del gobierno de Allende, escribió en septiembre de 2019 una columna en El Mercurio titulada “Cuando la memoria no consigue hacerse historia”. En esa suerte de carta pública, definió aquel 11 de septiembre de 1973 como “la terrible derrota de un país”. Mantuvo que los militares habían esbozado, como argumento para el golpe, un presunto “manejo irresponsable de la economía, que llevaba al país a la ruina” y en aras de “impedir que nos convirtiéramos en una ‘segunda Cuba’”. Nada más distante que las lecturas simples, resaltó. La muerte de Allende no sólo dejó una herida abierta. También secuelas.
Un mes después de aquella columna, la furia estallaba en Chile a partir de un simple aumento de boleto en el subte. Lo que desnudó, por supuesto, eran décadas de resentimiento social con un sistema tan injusto como desigual. Aquellas protestas, sofocadas con muerte y violaciones a los derechos humanos, derivaron en un proceso constituyente que el pasado 25 de octubre se validó con el 78 por ciento de los votos afirmativos. Con ello, la expectativa de cambiar a Chile como Allende no pudo.