Berrionditos, Tola y yo estamos muy trasnochadas porque ayer se aparecieron en el Palacio de Nariño los hijos de Uribe y armaron una piyamada con el presidente Duque.
Tomás, que le decimos cariñosamente Tom, y su hermanito Jerónimo, Jerry, jugaron Monopolio con Ivancito y le ganaron todos los centros comerciales.
Al desayuno no les pudimos ofrecer ni café, ni chocolate con azúcar, ni güevos con sal porque esos produtos los estamos tasando pa cuando les claven el vergajo IVA.
Después Tom y Jerry se pusieron a cantar: ¡Y qué nombre le pondremos materí lerí leró! Reforma tributaria —contestó Ivanchito. ¡Ese nombre no nos gusta materí lerí leró!
En serio, amiguis —dijo Iván—, ayúdenme a buscarle un nombre bien chévere a esa reforma... Upa, ustedes que son tan creativos, que le dicen “emprendedor” al simple rebuscador.
En esas llegó acezando el ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla con los bolsillos del pantalón al revés, vacíos, y esclamó: ¡Presidente, estamos más quebraos que un bulto de canela!
Cuidao con lo que dice, Carrasco —lo regañó Ivancito—, que lo pueden empapelar por pánico económico... A ver, respire y desembuche. ¡Tenemos caja pa unas pocas semanas! —dijo el ministro y se desgonzó en la poltrona.
Tola fue y le trajo aguapanela, mientras Jerry le preguntaba qué era “caja”. Quiero decir —balbució Carrasquilla haciendo pucheros— ¡que no vamos a tener con qué pagar nómina, juepucha!
Tranqui, ministro —apaciguó Tom, que es el más aterrizao de los tres—, que no “panda el cúnico”. ¿Lo que sumercé nos quiere decir es que estamos en la cochina calle?
¡En los puros rines! —gimió Carrasco—, con decile Tomás que anoche me dió el arranque de llamar al presidente Duque pa renunciar... ¡y no tenía minutos!
Pero no llore, Alberto —dijo Tom sobándole la cabeza―, vamos a ver cómo nos rebuscamos... eh, digo emprendemos, un billetico. Iván, ¿podemos pignorar tu cuatrimotor?
¿Qué es pignorar? —preguntó Jerry. Ay mijito, el que no sepa qué es “pignorar” es un pignorante —metí el chiste. Duque salió y al momentico volvió con su alcancía de marranito y se la entregó a Carrasco.
¿Quién te hizo esa esculturita tan guau? —alabó Jerry—, quedaste idéntico. Bueno, tenemos que conseguir plata prestada como sea —dijo Tom con los ojos fulgurantes—. Esperen yo llamo unos conocidos míos que prestan gota-gota.
No, Tomás —brincó Ivancito—, debemos es sacale provecho a la economía naranja: ¿y si los televidentes pagan por ver mi programa Prevención y Acción? ¡Sería un machete!
Yo propongo que el Ministerio de Hacienda destine un rubro semanal pa la compra del Baloto —dijo Tola—, o que arquilemos el Palacio de Nariño pa grados y matrimonios.
Cuando uno está en aprietos de plata primero recurre a los familiares —dijo Jerry—, después a los amigos y por último a los vecinos: ey, ¿muy maluco pedile un préstamo a Maduro?