La tragedia no podía ser más grave: 100.000 elefantes africanos
fueron cazados
ilegalmente entre
2010 y 2012, produciendo una reducción del 2 al 3% de la población del icónico
animal.
Sí, el comercio de marfil ha alcanzado niveles insostenibles.
Aunque no es fácil establecer las cifras y podrían quedarse
cortas, George Wittemyer, de la Universidad de Colorado y su grupo examinó los
datos demográficos de los elefantes y analizó las causas de muerte para obtener
estimativos basados en evidencias.
El estudio fue publicado en
Proceedings of the National Academy of Sciences.
Los investigadores comenzaron a mirar los elefantes de la Reserva
Nacional Samburu en Kenya, donde cada muerte y nacimiento han sido registrados
desde 1998. Usaron los restos para precisar si un elefante había muerto por
causas naturales o por cazadores ilegales. Así, hallaron evidencias serias de
que las tasas de caza ilegal comenzaron a dispararse en 2009. Es más, se
demostró que las tasas estaban asociadas fuertemente con el aumento del precio
del marfil en el mercado negro local y la parte destinada para China.
Luego usaron el estudio de Samburu para trasladar los datos de
restos en las tasas de caza ilegal en 12 poblaciones cubiertas por el Monitoreo
de Muertes Ilegales de Elefantes (Mike) de la convención Cites. Desde 2002 Mike
ha apuntado a cuantificar el número de elefantes muertos por cazadores mediante
sondeo de restos en 45 puntos de África, aunque sin datos completos de la
población total.
Los investigadores otras variantes correlacionadas con las tasas
de muerte y usaron la información para extrapolar su modelo a 306 poblaciones
africanas de elefantes.
Así, encontraron que la tasa de caza era de 7% año de 2010 a 2012,
o sea unos 33.630 animales por temporada. El resultado corrobora otro estudio
que indicaba que la población de elefantes en África Central se redujo 2/3
entre 2001 y 2012.
Muchas de esas poblaciones, según el estudio, desaparecerán en 10
años si no se actúa con urgencia y decisión.
Todo por la ambición humana.