¿Adónde te escondiste, Amado, y me dejaste con gemido? Como el ciervo huiste, habiéndome herido; salí tras ti clamando, y eras ido.
Pastores, los que fuerdes allá por las majadas al otero: si por ventura vierdes aquel que yo más quiero, decidle que adolezco, peno y muero.
Buscando mis amores, iré por esos montes y riberas; ni cogeré las flores, ni temeré las fieras, y pasaré los fuertes y fronteras.
Pregunta a las criaturas
¡Oh bosques y espesuras, plantadas por la mano del Amado! ¡Oh prado de verduras, de flores esmaltado! Decid si por vosotros ha pasado.
Respuesta de las criaturas
Mil gracias derramando pasó por estos Sotos con presura, e, yéndolos mirando, con sola su figura vestidos los dejó de su hermosura.
SAN JUAN DE LA CRUZ
CANTICO ESPIRITUAL
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