No me ames porque quiero,
no me ames solo por agradar,
aunque sin tu amor, me desespero,
quiero ese amor, el del verbo amar.
El amor, ese amigo,
el amor, ese sincero,
el amor que siempre estará conmigo,
es ese el amor que yo quiero.
El amor de un gesto, una caricia,
el amor de una sola mirada,
el amor, sentimiento y delicia,
de un hombre hacia su amada.
Y recordar sus besos dulces como la miel,
que brotan de sus labios, con sabor a fresa,
mientras mi lengua roza su dulce piel,
y en mis brazos recibo, a mi princesa.
Y el suave susurro de nuestras voces,
y la descontrolada respiración,
con el preludio de nuestros roces,
nos provocan la excitación.
Nuestras lenguas y dedos entrelazados,
y los ojos, ambos cerrados,
nos dejamos envolver enamorados,
en dulces sueños, muy mojados...
Lo mejor acaba de empezar,
y estamos en el límite de la excitación,
lo que viene después, no te lo voy a contar,
pero lo dejo a vuestra inteligente imaginación.