Rienda suelta
Tu y yo, pura lujuria...
Juntos hasta el fin de esta centuria, la velada entre nosotros va resuelta. Danzando solos con sensacional lujuria, acompañados de mística música celta. Y acercándonos en esta relación espuria, entre frenéticos bailes, vuelta y vuelta.
Vas contagiando mis muslos con tu furia, mientras ya quedas de tu ropa desenvuelta. Ambos tratando de olvidar nuestras penurias y cada uno con su vieja relación disuelta. Que nos separen aquí sería una injuria. Afuera avanza la noche, y ya no hay vuelta.
Esta vez nadie impedirá la historia. Ya estás en limpias sábanas envuelta. Entre las sombras nocturnas y la euforia, navego en tu bahía, paradisíaco delta. Y luego subes a la cúspide de la gloria, ¡Qué bella es tu cabellera revuelta!
Con la luz del alba, la noche se oculta, y llega el fin (por hoy) de esta fiesta adulta. Yo, tan varón, y tu, una mujer tan esbelta, dimos a nuestra lujuria rienda suelta...
|