Resumen
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El uso de disciplina severa y castigo físico ha sido objeto de análisis en los últimos años. Algunos trabajos ya han apuntado que su empleo causa más problemas que beneficios en los menores, como el desarrollo de actitudes antisociales... Aún así, el 90% de los padres estadounidenses reconoce haberla aplicado en alguna ocasión con sus hijos, aunque las creencias sobre su utilidad varían considerablemente de unos progenitores a otros... No obstante, la literatura científica sugiere también que los efectos de la sanción física están muy determinados por el contexto en el que se administra.
Así lo señalan dos estudios científicos de las Universidades de Duke, Oklahoma, Pittsburgh, Aurbun e Indiana: El Proyecto de Desarrollo Infantil [CDP] y el Proyecto Pitt Madre-Hijo [PMCP].
En el primero de ellos, los investigadores contaron con los datos de 499 familias (involucradas en el CDP), con hijos de cinco años que recibieron un seguimiento hasta los 16, y que fueron comparados con menores de otras 86 que no participaban en el PDP. En el segundo, se comparó a los descendientes de 258 familias del PMCP, estudiados desde los cinco a los 15 años, y que fueron comparados con los de otras 52 familias.
Los autores intentaron establecer tanto los cambios producidos en los castigos físicos de grado medio a severo (desde un azote a golpear con la mano o con un objeto al menor) a lo largo de la infancia y de la adolescencia, así como su impacto en el comportamiento posterior, cuando el niño se convierte en un adolescente.
Para ello se llevaron a cabo entrevistas a las madres en las que se les requirió que puntuaran de cero (nunca) a cuatro (a diario) la frecuencia con la que sus hijos recibieron azotes por mal comportamiento a los seis, siete y ocho años y, más tarde, a los 15 y si este tortazo era con la mano extendida o con un objeto. Asimismo, los autores indagaron sobre el temperamento del menor tanto en la infancia como en la adolescencia.
Uno de los primeros datos "es que los padres suelen ir adaptando su disciplina en la medida en que las habilidades cognitivas del menor van aumentando, empleando menos castigos físicos según los pequeños crecen. Creen que, según se van haciendo mayores, la sanción física es menos adecuada".
Sin embargo, los resultados muestran que los niños que sufren esta forma de penalización a lo largo de la infancia tiene más riesgo de padecer conductas externalizantes (agresividad, problemas de comportamiento...).
Menos formación de los progenitores, niveles socioeconómicos más bajos, problemas de estrés en la familia, padres o madres solteros y vivir en comunidades peligrosas se asocian, en ambos estudios, a más probabilidades de utilizar la 'fuerza' en los castigos. La comunicación y el buen entendimiento de los "padres con sus hijos adolescentes se rompe o es más complicada si la sanción física se sigue ejerciendo durante toda la infancia y adolescencia".
Finalmente se defiende la necesidad de que los profesionales de salud mental y las escuelas de padres tengan en cuenta los datos de la investigación y asesoren a las familias sobre la educación de los hijos, sobre todo las que cuentan con un mayor riesgo de emplear el castigo físico.
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Pienso que todo ha de ir a medida ....no se deben de dejar a los crios sin unas normas..
tampoco pasarse ...todo en su justa medida ...no creen??
Besi...Aura