Quisiera rozar tu rostro y tu figura con mis delicados besos y así aprenderme de memoria tu piel;
imagino al escribirte que bebo el néctar de tus labios y respiro la agradable fragancia de tu cuerpo.
¡Cuantas emociones juntas te daré! ¡Cuánta libertad pondré en tu piel!, para que hagas travesuras en mi cuerpo, con tu boca, con tus manos, con tu alma vibrante que sedienta me desea.
Estas líneas son para un amor que no adormece, que no se aleja, ni se olvida, que está presente y te añora en los mares, ríos y montañas en él todo y en la nada así como en el Infinito de nuestras pasiones ocultas.