Entre los ensueños y los amores se desliza la idea de la tarde, caen las palabras de los labios y palpitan los corazones.
Es la hora de amar la que tañe, una melodía discordante, esa tonada silenciosa de miradas, perturbadoras y rítmicas.
Dejo caer los clamores, es mi noche. Embrujos y sortilegios, encantos con estrellas donde los luceros vagan.
¿Qué de mi, locura de este amor? Arrugada la piel por el enojo, de no besar tu boca, frunzo el silencio de mis pupilas.
Tu mujer, como cabriolas de corcel responde rauda a este querer, juguetea con mis manos la palabra de mis labios.
Cuando beso tus cabellos, para que decirte lo que soy, si ya sabes como siento lo que tus brazos me brindan, al calor de la luna y esta llama que nos quema.