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APENAS NADA
No soy apenas nada, algún consuelo
que en las tardes de invierno te acompaña.
La luz que tus secretos desentraña,
a veces con dolor, otras con miedo.
Una estrella fugaz presa en tu cielo,
errática y distante, siempre extraña,
el soplo de ilusión que el alma empaña
cuando la soledad se vuelve hielo.
Un sueño incomprensible que no cesa,
una razón quizá para el camino,
la inasequible voz de una promesa,
el último bastión de tu destino.
Apenas nada, amor, sólo una tregua
en el avance inexorable del olvido.
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