EL AGUA
A medio día desperté. Toda la noche navegaba. Era la lluvia con la lluvia de la postrera madrugada.
Toda la casa era silencio, y eran silencio las montañas de aquella noche. No se oía sino caer el agua.
Me vi despierto a media noche buscando a tientas la ventana; pero en la casa y sobre el mundo no había hermanos, madre, nada.
Y hacia el espacio oscuro y frío y frío el barco caminaba conmigo. ¿Quién movía todas las velas solitarias?
Nadie me dijo que saliera. Nadie me dijo que entrara, y adentro, adentro de mí mismo me retiré: toda la casa
me vio en el tiempo que fui y en el seré la vi lejana, y ya no pude reclinar mi juventud sobre la almohada.
A media noche me busqué mientras la casa navegaba. Y sobre el mundo no se oyó sino caer el agua.
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