sin escucharte diciendo que me amas,
sin pedir que lo repitas una vez más,
sin decírtelo yo… Despacio… En tu oído.
Imagíname solitario,
preso de la rutina, de un horario,
tachando cada día del calendario
los días en que no soy feliz.
Imagina a mis ojos,
cómplices de la nostalgia y la melancolía,
anhelando en tu mirada encontrar una salida.
Imagina a mi sonrisa,
extraviada, confusa, fingida,
sin motivo para estar viva
y dibujarse en mis labios.
Imagina mis manos,
que hace tiempo no tocas,
guardando caricias entre los dedos,
caricias que darte no puedo.
Imagina mis besos,
desperdiciados en el espacio de tu ausencia,
congelados por el frío de un adiós
que ninguno de los dos quiso dar.
Imagina mi silencio,
cada día más notorio,
cada día más intolerable,
queriendo que fuera interrumpido por tu voz.
Imagíname ahora,
en la oscuridad de la noche,
dejando volar mis pensamientos
esperanzado que a ti lleguen.
Imagíname contando el tiempo,
siendo impaciente e indiscreto,
gritando que te amo a toda voz,
callando hasta al más fuerte de los vientos.
Imagíname sin ti…
Que yo, hace unos momentos…
Te imaginé sin mí.