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Y le dije mi amor mientras entrabaen ella lentamente, y se lo reiterabahurtándome a su cuerpo brevemente,para volver entrar, y en este juegoreforzaba mi amor, y ella su ruego.
Brevería Nº 1768,
De regreso a la infancia
Hombre de muchos años, regresando a la infanciatantas veces, en busca de propia identidad;vivió sobre la marcha, besando mucho, tantoque eran rostros anónimos los que dejara atrás.Sólo un nombre flotaba tenaz en su memoria, y unos muslos delgados, y un instinto voraz.Ella una adolescente reventando en deseos,cuyos senos apenas parecen despuntar, y él, casi un niño, ingenuo, con el cuerpo aún dormido,los ojos ruborosos y el alma de cristal.Era la primavera, cuando la piel despiertadando gritos, con ansias de combatividad.Los vencejos volaban en círculos, los olmosse asomaban al lago, murmuraba el pinar.En el balcón, la joven, con la oquedad en llamas, en urgencias de tactos ajenos, incapazde sujetar la brida de su potro salvaje,le presentó el galope del mismo al colegial.Temprana seductora de saber incompleto, contrarrestado en tensa, lúbrica voluntad, solicita al muchacho para inocente juego,y al cerrarse la puerta se caldea el hogar.Aún no conoce el lecho, lo aprenderá más tarde;hoy florece en el suelo férvido festivalde exploraciones mutuas, de ofrecimiento ecuestre, de vértice rosado, de húmeda suavidad.Tantas veces el hombre regresara a este puntoque nunca pudo o quiso de su mente borrar,como si fuera el faro que alumbra cada nochelas aguas turbulentas por donde viene y va.Era esa imagen tierna, más que impúdica, idílica, que le escoltó en su vida, como si un ventanalse le abriera hacia campos de aromas y colorescada vez que la vida le intentaba engañar.Siempre hubo una sonrisa despertando en sus labiosal recrear la escena de tan temprana edad.Siempre en el fondo límpido de su memoria estuvola misma interrogante: ¿Dónde se encontrará? Siempre emplazó su rostro superpuesto a los otrosque dijeron amarle; y en la sensualidadde los muslos abiertos, trémulos, competentes,los noveles de antaño parecían vibrar.Nunca olvidó su nombre, nunca su iniciativa,nunca su ímpetu súbito de adolescente audaz.Ah, que sus labios nunca la besaron entonces,y cómo en tantos años la quisieron besar.Los Angeles, 30 de enero de 2009