Una noche en las montañas, en la sierra,
la has vivido alguna vez?
Has experimentado allí la profunda quietud,
la majestuosidad del Universo?
El brillo intenso de millares y millares
de estrellas, cuya cuantiosa presencia
y fulgor ignoramos si somos ciudadanos de
grandes ciudades por demás iluminadas.
La esencia fragante que exhalan los pinos,
mezclada con otros aromas.
Flores silvestres, tierra fresca y por sobre
todo: aroma a aire puro, no contaminado.
Que belleza! Que éxtasis nos invade!
La creación de Dios no tiene parámetros
de comparación, con nada que el hombre haya
realizado con su propio ingenio.
Alzamos entonces reverentes la mirada
y de nuestro interior brota:
'Gracias Señor!' · 'Gracias',
'por habernos rodeado de
tanta magnificencia!"