En tiempo que siempre vuelve de acuerdo a su tradición el mundo con emoción celebra “Semana Santa”. Tiempo gris y tiempo triste Porque dice el calendario que conmemora el Calvario con su pasión sacrosanta.
Tiempo triste porque fue donde murió el Salvador mostrando su eterno amor por toda la raza humana. ¡Y en medio de tales horas signadas por su trasfondo me sumerjo en lo más hondo de la reflexión cristiana!
Una reflexión sincera para poder comprender lo que se puede aprender del misterio de este mundo. Hoy pienso en la paradoja de muchos seres humanos que con propósitos vanos confunden lo más profundo.
¡En todos los imprudentes que con veloces carreras siembran hoy las carreteras con sus víctimas y cruces! ¡En los que van de paseo tramando con ansiedad vivir la cruel vanidad con placeres y sin luces! En los que no van a un templo por temor a ser tratados como santos sin pecados de nuestra gran sociedad. En aquellos que aparentan una vez por todo el año vivir su vida de engaño con su falsa cristiandad.
¡Qué ridícula sin duda es hoy la farsa de aquellos que demuestran con mil sellos un cristianismo sin vida! Pero es peor todavía el hallarse indiferente al sacrificio valiente por la humanidad caída.
Es una vulgar blasfemia vivir en la oscuridad rechazando la verdad por no buscar a Jesús. ¡Más como Dios es amor nos ofrece salvación cuando con toda pasión meditamos en la Cruz!
En medio de reflexión descubrimos con heridas que sin Cristo nuestras vidas no valen más que la muerte. Y aprendemos con tesón que en la Cruz del Salvador siempre encuentra el pecador a la esperanza más fuerte.
¡Hoy revela nuestro Dios que ya el gris y la tristeza se cambiaron con presteza por la gloria de Jesús! Por la feliz consecuencia de su eternal redención cambió tristeza en canción y el gris en su clara Luz.
¡Por eso a Dios le decimos con un profundo sentir que no queremos seguir crucificando al Señor! ¡Y con valiosa promesa convertida en oración termina esta reflexión en la “Semana Mayor”!