El Señor es mi pastor nada me falta.
Me hace descansar en verdes pastos, me guía a arroyos de tranquilas aguas, me da nuevas fuerzas y me lleva por caminos rectos haciendo honor a su nombre.
Aunque pase por el más oscuro de los valles, no temeré peligro alguno, porque tú, Señor, estás conmigo; tu vara y tu cayado me inspiran confianza.
Me has preparado un banquete ante los ojos de mis enemigos; has vertido perfume sobre mi cabeza y has llenado mi copa a rebosar.
Tu bondad y tu amor me acompañan a lo largo de mis días, y en tu casa, oh Señor, por siempre viviré.
************
Dale, Señor, el descanso eterno. Brille para ella la luz perpetua.
Descansa en paz querida amiga.
|