Voy a decir para ustedes con cariño y humildad una corta poesía basada en la realidad.
Recuerdo siendo pequeño igual que todos ustedes teníamos gran respeto sin tener tantos placeres.
Entonces era sagrado contestar a los mayores que con mucha educación cumplíamos los menores.
Fuimos muy poco al colegio hay que decir la verdad pero sí nos enseñaron a tener que respetar.
Ahora estudian muchos años tienen que tener cultura pero tocante al respeto no hay ninguna asignatura.
Y debieran de tenerla sépanlo los profesores que bien merece un suspenso quien conteste a los mayores.
Los hijos deber ser hijos aún sobrados de potencia los padres deben ser padres por muchos años que tengan.
No hay cosa para los padres que causa mayor placer que les respeten sus hijos por muy crecidos que estén.
Se encuentran entusiasmados llenos de felicidad pero si ven lo contrario lloran en su soledad.
Se muestran acobardados constantemente sufriendo pidiendo con ansiedad que les llame el Padre Eterno.
Y es triste y doloroso y más que nada inhumano el no encontrar un cariño al llegar a ser anciano.
Los nietos a los abuelos los quieren cuando son niños pero según van creciendo se va mermando el cariño.
Si el abuelo les reprende le contestan enfadados “tú ya no entiendes ni papas porque está muy anticuado”.
Cabizbajo y dolorido se queda sólo el abuelo llorando gotas de sangre sin tener ningún consuelo.
Por la mañana temprano dicen muy fuerte y sin duelo “no hay quien duerma en esta casa por las toses del abuelo”.
A muchos seres les pasa todo lo que estoy diciendo que Dios lo tenga en cuenta lo mucho que están sufriendo.
Y me despido de ustedes con lágrimas en la vista y os doy un fuerte abrazo a todos los pensionistas.