La vitamina D protegería contra una enfermedad de las arterias en la cual los depósitos de grasa restringen el flujo sanguíneo a las extremidades, informaron investigadores.
Científicos del Colegio de Medicina Albert Einstein de la Yeshiva University, en Nueva York, hallaron que las personas con niveles bajos de vitamina D en sangre corren más riesgo de sufrir una dolencia conocida como enfermedad arterial periférica (EAP).
La EAP suele disminuir la circulación sanguínea hacia las piernas, lo que causa dolor, entumecimiento, dificultad para caminar y en algunos casos, amputaciones.
La condición se desarrolla cuando se acumulan depósitos grasos en las cubiertas de las paredes arteriales, lo que disminuye el flujo de sangre y oxígeno a las piernas, los pies, los brazos y el resto del cuerpo.
Los investigadores basaron sus resultados en un sondeo de salud del Gobierno estadounidense que incluyó a más de 4.839 adultos a los que se les midieron sus niveles de vitamina D y se sometió a un método de control de la EAP que evalúa la circulación sanguínea en las piernas.
Las personas con menor nivel de vitamina D eran un 80 por ciento más propensas a tener EAP que quienes presentaban los niveles más altos, dijeron los autores.
"Los participantes del sondeo que tenían los menores niveles de vitamina D registraban una prevalencia mucho mayor de enfermedad arterial periférica", expresó en una entrevista telefónica la doctora Michal Melamed, que dirigió el estudio.
Pero Melamed señaló que sería prematuro que las personas comiencen a tomar suplementos de vitamina D, ya que se necesitan más investigaciones para confirmar este hallazgo.
La vitamina D ayuda al organismo a absorber el calcio y es considerada importante para la salud ósea. En los adultos, la deficiencia de vitamina D puede generar osteoporosis, mientras que en los niños es responsable del raquitismo.
El cuerpo produce vitamina D cuando está expuesto a la luz del sol. La vitamina se encuentra en los pescados grasos, como el salmón, y la leche suele estar fortificada con ella.
Las personas con EAP tienen entre cuatro y cinco veces más riesgo de padecer ataque cardíaco o accidente cerebrovascular (ACV), según la Asociación Estadounidense del Corazón.