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NUESTRO TRABAJO EN EL MUNDO
Primera Parte
Recientemente nos hemos dado cuenta de que la obra de la Fraternidad Rosacruz no es
nuestra obra particular; es la obra de los Hermanos Mayores y de cada uno de los miembros
de la Fraternidad. El cumplimiento de esta labor ofrece una magnifica oportunidad para el
crecimiento del alma, y no tenemos derecho a sacar nosotros solos todo el fruto de ella, como
no lo tendríamos para privar a los miembros del alimento material; debemos por el contrario
ofrecer la oportunidad a todos, para que puedan cooperar a la obra ya física, mental o
financieramente, según el tiempo, el talento y la aptitud de cada uno. También hemos
comprendido, y seriamos servidores inútiles de los Hermanos Mayores, porque la carga es
más pesada que lo que podemos soportar, y para prosperar la Gran Tarea requiere muchos
operarios. Por este motivo haré en esta lección un relato de la historia de la obra realizada
hasta la fecha, de modo que los estudiantes puedan apercibir la tarea futura, a hablar a
menudo de mi propia persona y espero que los estudiantes me lo perdonarán, porque, a pesar
de molestarme mucho a mi mismo, la introducción del elemento personal, en el caso
presente, resulta inevitable.
En nuestra literatura hemos sentado como enseñanza axiomática que cada objeto en el
Universo visible es la materialización en forma definida de un pensamiento invisible y
preexistente. Fultón construyó un buque de vapor y Bell un teléfono en pensamiento antes de
que estas dos cosas se manufacturasen en madera y metal. Igualmente un autor proyecta un
libro en su mente antes de escribirlo. Una Orden de Misterios también tiene que idear su
filosofía espiritual para que se adapte a las necesidades de los pueblos a los cuales puede
requerir siglos. Los trabajos de los investigadores científicos se llevan a cabo en la reclusión
de sus laboratorios, y las conclusiones de sus tentativas que han de fomentar el progreso
intelectual de la raza, se substraen a las masas hasta que su definitiva comprobación se haya
hecho por los hombres científicos. Del mismo modo se produce con las enseñanzas
espirituales, las cuales, destinadas al fomento del desarrollo del alma entre cierta clase de
gente, son substraídas al gran público hasta que su eficacia haya sido demostrada en el caso
de algunos cuantos. Como las invenciones, teorías o proyectos salen en cierto momento del
estado experimental y son rechazados si no sirven para las aplicaciones generales, así una
enseñanza espiritual tiene también que llegar a cierto punto de perfección para que pueda ser
entregada al servicio general de la humanidad, o de lo contrario se esfumaría.
Esto es lo que ha pasado con las enseñanzas de la Sabiduría Occidental formulada por la
Orden Rosacruz para que se mezclen y se confundan con la mentalidad ultra-intelectual de
Europa y América. Nuestro venerado Fundador y los doce Hermanos Mayores que él
seleccionó para ayudarle en la obra hace varios siglos, hicieron al principio probablemente un
estudio retrospectivo del rumbo del pensamiento humano durante nuestra era, y quizá durante
miles de años anteriores, y de este modo fueron capaces de formar un concepto bastante
exacto de la dirección que tomarían probablemente las mentes de las generaciones futuras, y
de determinar por consecuencia sus necesidades espirituales. Sin querer profundizar su
método, tenemos que declarar que sus conclusiones fueron exactas cuando afirmaron que el
"orgullo intelectual, la intolerancia y la impaciencia contra las restricciones", serian los
principales pecados de nuestra época; y ellos formularon su filosofía de tal manera que
satisficiera al corazón, y al mismo tiempo apelase al intelecto y enseñase al hombre el modo
de escapar a la sujeción por el dominio sobre sí mismo. Los millares de cartas de aprobación
que hemos recibido de gentes del mundo entero, y de todas las esferas sociales, atestiguan
cuán grande es el hambre del alma y la satisfacción que estas enseñanzas procuran a todo el
mundo. Pero dentro de cincuenta o cien o doscientos años, cuando los descubrimientos
científicos del porvenir hayan confirmado muchos detalles mencionados en el "Concepto
Rosacruz del Cosmos", y cuando las inteligencias se hayan ensanchado, las enseñanzas
Rosacruces darán satisfacción aún al alma de millones de espíritus iluminados.
Por consiguiente el lector comprenderá que los Hermanos Mayores tienen que tomar grandes
precauciones para confiar a alguien tan importante mensaje, y especialmente por la razón de
que semejante enseñanza puede ser dada a la publicidad solamente en determinadas épocas.
Al igual que la simiente de las plantas es echada en la tierra al principio del ciclo anual, así
también una simiente filosófica como la enseñanza de los Rosacruces debe ser plantada y el
libro publicado en la primera década del siglo, la cual inicia un nuevo ciclo, porque sino se
perdería la oportunidad hasta el ciclo próximo. Un mensaje que había sido seleccionado
resultó ser fiel a las enseñanzas en el año 1905: Entonces los Hermanos se dirigieron a mi y
me confiaron las enseñanzas después de hacerme pasar por cierta prueba en 1908. El
"Concepto Rosacruz del Cosmos" fue publicado en noviembre de 1909, algo más de un año
antes del final de la primera década. Unos amigos editaron el manuscrito original, pero yo
tuve forzosamente que revisarlo antes de entregarlo al impresor. Después de la prueba de la
imprenta, la corregí y la devolví; la leí otra vez después de la rectificación de las erratas,
debiendo releer de nuevo el texto una vez distribuido en páginas, dar instrucciones a los
grabadores respecto a la ejecución de las planchas y al impresor sobre el modo de colocarlas
en el libro, etc. Me levantaba a las seis y trabaja hasta la una, las dos o las tres de la
madrugada, durante semanas enteras, con el ruido ensordecedor de Chicago alrededor de mi,
y llegando algunas veces hasta el limite de mi resistencia nerviosa. Pero no desfallecía y
añadí muchos detalles nuevos al libro. Si los Hermanos no me hubiesen ayudado, yo habría
sucumbido. Era, no obstante, la labor de ellos y ellos me llevaron hasta el final. Todo lo que
se me pedía a mi era el trabajar hasta el limite de mi resistencia y aptitud y dejar todo lo
demás en manos de ellos; pero quedé casi agotado cuando el esfuerzo hubo terminado.
Ahora el lector comprenderá quizá mi situación respecto al "Concepto Rosacruz del
Cosmos". Yo admiro sus hermosas enseñanzas más que nadie, y lo puedo hacer sin violar mi
propia modestia porque el libro no es mío, sino que pertenece a la humanidad. Hasta me
parece que yo no lo he escrito, tan completamente impersonal es mi manera de sentir en este
punto. Mi misión es únicamente la de cuidar que su publicación sea adecuada, y el derecho
de propiedad es simplemente para protegerlo contra posibles mutilaciones o falsificaciones
Pero en cuanto sea posible encontrar una Junta de toda confianza, la Fraternidad Rosacruz
será incorporada en forma de sociedad, y todos mis derechos de autor serán conferidos a la
misma con todo lo demás que me pertenece, porque fue una parte del pacto con los Hermanos
la que todo el beneficio liquido de la obra debía ser puesto para una mayor difusión de la
filosofía, condición a la cual yo asentí con gusto, porque no anhelo dinero con excepción de
aquel que se necesita para fomentar la empresa, y mi esposa piensa lo mismo. La obra
bendita es la mayor recompensa para nosotros, más apreciada que cualquier premio material.
Entre todas las cosas absurdas que se han publicado sobre la Orden Rosacruz hay una gran
verdad -la de que trata de curar a los enfermos-. Otras órdenes religiosas de tiempos pasados
han tratado de avanzar espiritualmente castigando el cuerpo y abusando de él, pero los
Rosacruces solicitan los cuidados más delicados para este instrumento. Para sus actividades
curativas hay dos razones. Al igual que todos los sinceros imitadores de Cristo ellos están
anhelando por "el día del Señor". Saben que los abusos sexuales impulsados por los espíritus
de Lucifer han causado y son responsables de las enfermedades y las debilidades, y que un
cuerpo sano es indispensable para la libre expresión de una mente sana. Por este motivo han
tratado siempre de curar los males del cuerpo, para que este pueda dar expresión a una mente
sana, y a un amor puro en vez de pervertirlo, porque la concepción efectuada bajo tales
condiciones acelera la venida del Reino de Cristo, al producir cuerpos de una textura cada vez
más fina, para reemplazar a "la carne y a la sangre (las cuales) no pueden heredar el reino",
porque son impropias bajo el punto de vista fisiológico.
Cristo dio dos mandamientos a sus mensajeros: "Predicar el evangelio" (de la edad venidera)
y "Curar a los enfermos". El uno es tan obligatorio como el otro y, por las razones indicadas
antes, igualmente necesarios. Con el fin de cumplir el segundo mandamiento los Hermanos
Mayores han concebido un sistema de curar que combina los mejores factores de varias
escuelas actuales con un método de diagnóstico y tratamiento tan seguro como sencillo, y de
este modo se ha dado un gran paso para elevar el arte de curar del terreno experimental en
que se encuentra a un punto de ciencia exacta.
En la noche del 9 de abril de 1910, en ocasión en que la Luna se hallaba en Aries, mi Maestro
apareció en mi habitación y me dijo que una nueva década (ciclo) había empezado aquella
noche. La noche anterior había terminado mi trabajo en el Centro de la Fraternidad que se
acababa de formar en Los Ángeles. Yo había venido viajando y dando conferencias durante
seis noches de la semana, y además durante algunas tardes. Desde mi trabajo de publicación
del libro en Chicago había estado enfermo y me retiré de los trabajos en público para
recuperar la salud. Yo sabia que era muy peligroso abandonar el cuerpo conscientemente
estando enfermo, porque el éter es entonces excesivamente tenue y el cordón plateado se
rompe fácilmente. Bajo estas condiciones la muerte provocaría el mismo sufrimiento que el
del suicidio, y por esta razón se advierte al Auxiliar Invisible que debe quedarse siempre en
su cuerpo cuando sufre algún mal. Pero ante la solicitud de mi Maestro me dispuse para dar
el vuelo del alma hasta el Templo, y un guarda se quedó. para cuidar de mi cuerpo enfermo.
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