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Quizás, quizás los recuerdos duelen
en un corazón marchito, apesadumbrado, triste y melancólico, por lo que
un día tuvo y dejó de ser... Duele la vida, en los momentos que la
soledad asfixia, apagándonos el alma, marchitándola poco a poco, como
una flor que muere al caer la tarde.
Abre los ojos y comienza a
mirar a tu alrededor, abre tu corazón a la vida y tendrás otra
oportunidad de ser feliz. Dale nuevas esperanzas a tu alma dolorida y
veras que tu muerte existencial resucitará de las tinieblas en las que
estuviste siendo torturado.
¿Sabes? La victoria la ganan los
valientes de corazón, y no todos los hombres pueden ganarle a la
adversidad, porque ella oprime y esclaviza con sus garras lacerantes.
Sólo el más fuerte gana y se puede burlar de su truculento destino.
Enciende
la pasión y alberga una ilusión, no sufras más por las cosas que
pudieron ser y no fueron, sé fuerte, sé valiente y camina hacia delante
con la frente en lo más alto de tu orgullo. No todo está perdido, si
escudriñas en tu alma le darás la razón a mis palabras.
El azul del cielo es para todos, el
crepúsculo y la aurora también son tuyos. Las tardes radiantes también
las puede disfrutar un alma melancólica como la tuya. El Sol que nace
para otros también nace para ti. Vuelve a la vida, y compara tu
existencia al ave fénix que renació de las cenizas.
Sí, estoy contigo, a tu lado, hablándote en un susurro.