Yo soy la amada, amante, soy la amada: voy andando las horas que separan mi cuerpo de tu cuerpo y restañando las frágiles heridas de huellas que volaron con tu nombre.
Yo soy la amada, amante, soy la amada: la que brotó salvaje entre tu trigo y lo tiñó de púrpura, la que sin darse cuenta iluminó de pronto tu paisaje, la que acudió a tu llanto y en su aljibe atesoró tus lágrimas.
Yo soy la amada, amante, soy la amada: la que en silencio mira. La que te espera. La que teje sus sueños con tu vida.
Luz maría Jiménez Faro ( España )
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