Imagina una caja mediana. Y en ella comienzas a depositar piedras pequeñas. Cuando casi está llena, decides poner la piedra más grande. Ya no hay lugar para ella. Si quieres que la piedra más grande entre, es la que tienes que poner primero. Después, las piedras pequeñas. Hasta que se llene la caja.
En nuestra vida es igual.
En tu caja llamada vida, haces tareas rutinarias que no te gustan o no son tan importantes. Pero ocupan casi todo tu tiempo. Cuando quieres hacer lo que más te gusta, lo que realmente te entusiasma… ya no hay espacio.
Y eso se comienza a manifestar en tu inquietud interior… la vocecita de tu alma te grita “escúchame, escúchame, no estoy haciendo lo que más me gusta”.
Hay que hablar del mundo real. Quizás tengas que cuidar a tus nietos porque tu hija sale a trabajar todo el día y no te gusta. O, tengas que trabajar tu jornada de 10 horas diarias para llevar el sustento a tu casa y no disfrutes de tu trabajo.
En el fondo, tu puedes elegir hacer cosas diferentes, si las que haces actualmente no te gustan. Pero por alguna razón, eliges hacerlas porque te reportan algún beneficio ¿verdad?
Ya sea dinero u otras cosas. Si ya elegiste hacer estas actividades… ¡hazlas con entusiasmo! Si las vas a hacer de todas maneras, hazlas con gusto. Y te vas a sentir mejor.
Y ahora hablemos de lo que realmente te importa en tu vida… ¿Te gustaría dedicarle más tiempo a tus hijos? ¿Viajar por el mundo? ¿Tener tu propio negocio?
Una vez que tengas claro cual es la piedra más grande en tu vida, que esa sea la actividad a la que le dediques más tiempo y esfuerzo PRIMERO. Después, a las otras.
Tu vida es una caja con un espacio limitado, en la que no cabe todo lo que quieras…
Pero si pones primero la piedra más grande… tu vida adquirirá sentido y entusiasmo.
Y recuerda… ¡Pon la piedra más grande en tu vida primero!
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