Los sentimientos “negativos” son parte de nuestra vida, son parte de lo que nos hace seres humanos: la tristeza, la rabia, la desesperanza… y si ellos no tuvieran un papel en todo el engranaje de nuestra vida, sencillamente no existirían. Lo importante es saber qué hacer con esos sentimientos y darles en nuestra vida un lugar que nos enriquezca en lugar de tratar de luchar contra ellos, ocultarlos o reprimirlos.
El doctor Robert Anthony en uno de sus libros dice una frase más o menos como esta: “Aquella persona que está siempre bien, es tan emocionalmente desbalanceada como aquella que está siempre mal”.
Creo que quienes hablamos sobre la Ley de la Atracción tenemos también la responsabilidad moral de hablar sobre este tema, de lo contrario estamos pecando por omisión ya que no es natural que una persona que anhlele manifestar determinada cosa en su vida sienta la inmensa presión de estar siempre bien para lograrlo. Estaríamos yendo en contra justamente de una de las condiciones para que la Ley de la Atracción obre a nuestro favor: tranquilidad y paz mental ya que tratar de estar siempre bien a toda costa nos traerá justamente lo opuesto: ansiedad.
Yo lo veo así: si tratamos de vivir una vida consciente, esto es, no a la deriva sino cuestionándonos, tratando de mirar hacia adentro, creciendo, alimentándo nuestro espíritu con alimento de calidad, etc. entonces nuestros momentos de dicha y de regocijo van a superar a aquello en los cuales experimentamos dolor, pérdida, temor y es allí donde hacemos el balance positivo en favor de nuestras vibraciones más altas.
En otras palabras: eres un ser humano, es normal y saludable que sientas tristeza. Ahora te pregunto
¿Cuál es tu mejor decisión con respecto a esa tristeza?
¿Vas a tener una actitud reactiva o proactiva?
Ser reactivo sería no tomar las riendas de lo que te pasa y decir “así soy yo”, “esto me supera”, “no podré salir de aquí”, “por qué me pasa a mí”, etc.
Ser proactivo es hacer algo enriquecedor para transitar por ese momento oscuro, poder salir de allí poco a poco y tomar las medidas para mitigar los daños.
Entonces, convengamos en que esos sentimientos hay que vivirlos, exteriorizarlos, procesarlos, para ellos puedes:
-Hablar con alguien
-Llorar
-Anotar tus pensamientos en una libreta
-Vivir momentos de introspección en soledad
Como persona adulta cuentas con los medios para canalizar tu tristeza o tu rabia.
Aquí hago un paréntesis importante para mí como defensora y promotora que soy de la crianza con apego y respeto: los niños no cuentan con estas herramientas para canalizar su ira o frustración, para ellos quizás la única manera de exteriorizar esos sentimientos sea através de una rabieta (pataleta, berrinche) y nuestro deber como padres es acompañarlos con amor durante la rabieta permitiéndoles expresar esos sentimientos que deben salir al exterior.
Siguiendo con el planteamiento tenemos entonces que contamos con los mecanismos necesarios para dar rienda suelta a nuestro enojo, rabia o tristeza; la peor decisión que puedes tomar ante un sentimiento como estos es reprimirlo, te puedo asegurar que se manifestará el día de mañana de alguna manera no placentera para tí: una enfermedad, “mala suerte”, malas relaciones personales, en fin.
Asume esos momentos bajos como TEMPORALES y como episodios de tu vida que te van a permitir a la larga crecer como persona, hacerte más fuerte, más sabio. Dado que en ese momento no tienes control sobre lo que está pasando entones mira aquello sobre lo que sí tienes control: lo que TÚ haces con respecto a esa situación que atraviesas.
Cuando lo haces así el balance es positivo y no quedará en tu vida ese remanente constante de un sentimiento reprimido ya que has limpiado, vivido a plenitud y conciencia esos momentos, tienes un terrreno libre y limpio para seguir tu senda viviendo una verdadera experiencia de SER HUMANO completo en tus momentos altos y bajos.
DE LA RED