Fue en un jardín, un tálamo de flores,
bajo la media luz, de media luna,
entre estátuas desnudas, al son de una
música del agua de los surtidores.
A mi ímpetu de besos cayó rendida,
mujer en flor... Tu amor infinito,
un sollozo, un suspiro, un beso,
y un olvido supremo de la vida.
Entre mis brazos te retorcias loca,
convulsionada por mis besos ardientes,
el sabor de su sangre lo sentí en mi boca.
Cuando en calma ya, me dijo: tuya,
miré las estátuas de la fuente,
que me miraban con envidia suya.
JOSE RAUL

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