EL ARBOL PROHIBIDO Y LA MENTE HUMANA
“Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió.” (Gen.3:6)
Escrito por: PASTOR OSCAR AROCHA
Es la mente humana pensar que hay una bondad secreta en el árbol prohibido, o ser sabios sin el menor esfuerzo, o que podemos vivir siempre de gratis; dicho en otro lenguaje, que desde Adán vemos preferible confiar en las criaturas que en el Creador, y tan pronto nos apartamos de Dios esta debilidad se agranda y esclaviza.
Las cosas de esta vida son útiles, facilitan, suplen nuestras necesidades, y eso dificulta detectar el peligro. Es fácil ver bondad en el dinero, honra y placeres terrenales, pero difícil verlo en el Paraíso prometido.
La mente natural no puede ver la indignidad de las criaturas.
Se necesita un alto grado de fe para ver las cosas con mente espiritual, y no mera carnalidad.
Sabemos vivir con nuestros cinco sentidos, pero vivir por fe es una experiencia distante y remota.
Un caso ejemplar, la Gracia cristiana es el comienzo de la nueva criatura en uno, pero no deja de ser criatura y no es para ser confiada. Confiarla en lugar de Dios nos disminuiría y haría más imperfectos, porque si bien es cierto que la naturaleza humana es ascender, y por eso se ama tan fácil, las cosas que nos elevarían, son sólo cosas y nos sacarían de la fuente del verdadero poder y vida, Dios mismo, en quien sólo y únicamente debemos confiar.
Las buenas obras y las gracias son buenas, pero no para confiarlas, pues hacerlo nos estaríamos haciendo daño a nosotros mismos. Las Gracias son para llevarnos a Dios, meros peldaños de la escalera de la piedad.
La mente natural o humanista trabaja con diligencia para mantener el engaño de la supremacía de nuestros corazones.
Mientras respiremos hemos de recordar, que aún no ha terminado la lucha por confiar en Dios solamente, todavía falta tiempo para “que Dios sea todo en todos” Amén.
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