Recuerda, si alguna vez necesitas una mano que te ayude,
la encontrarás al final de tu propio brazo.
A medida que creces, descubrirás que tienes dos manos,
una para ayudarte, la otra para ayudar a los demás.
La belleza de una mujer no está en las ropas que usa,
la figura que ella tiene, o la forma que peina su pelo.
La belleza de una mujer debe verse en el interior de sus ojos,
porque esa es la puerta al corazón, el lugar donde habita el amor.
La belleza de una mujer no está en su rostro,
la verdadera belleza en una mujer está reflejada en su alma.