"Mujer ejemplar no es fácil hallarla;
¡vale más que las piedras preciosas!
Su esposo confía plenamente en ella,
y no necesita de ganancias mal habidas.
Brinda a su esposo grandes satisfacciones
todos los días de su vida.
Ella le es fuente de bien, no de mal,
todos los días de su vida.
Va en busca de lana y lino, y con placer
realiza labores manuales.
Cual si fuera un barco mercante,
trae de muy lejos sus provisiones.
Antes de amanecer se levanta
y da de comer a sus hijos
y asigna tareas a sus criadas.
Inspecciona un terreno y lo compra,
y con sus ganancias planta viñedos.
Se reviste de fortaleza y con ánimo se dispone a trabajar.
Cuida de que el negocio marche bien,
y de noche trabaja hasta tarde.
Con sus propias manos hace hilados y tejidos.
Siempre les tiende la mano a los pobres y necesitados.
No teme por su familia cuando nieva,
pues todos los suyos andan bien abrigados.
Ella misma hace sus colchas,
y se viste con las telas más finas.
Su esposo es bien conocido en la ciudad,
y se cuenta entre los más respetados del país.
Ella hace túnicas y cinturones,
y los vende a los comerciantes.
Se reviste de fuerza y dignidad,
y el día de mañana no le preocupa.
Habla siempre con sabiduría,
y da con amor sus enseñanzas.
Está atenta a la marcha de su hogar,
y jamás come lo que no ha ganado.
Sus hijos y su esposo la alaban y le dicen:
"Mujeres buenas hay muchas,
pero tú eres la mejor de todas."
Los encantos son una mentira,
la belleza no es más que pasajera,
pero la mujer que honra a Dios es digna de alabanza.
¡Alábenla ante todo el pueblo!
¡Denle crédito por todo lo que ha hecho!"
JESÚS
Proverbios 31:10-31 (DHH)