¡Viva la vida!
Es la noticia que, las horas de esta noche,
nos trae a los que vivimos en la tiniebla:
Jesús, ha pasado de la muerte a la vida
y, esta buena nueva, no la podemos esconder,
no podemos consentir que se duerma.
¡Viva la vida que nos trae Jesús!
Es el secreto a voces de esta noche
lo que da sentido a nuestra vida cristiana.
Que, Cristo, no está en el sepulcro.
Que, Cristo, se ha alzado victorioso.
Que, aún en medio de desesperanzas,
inquietudes, pruebas, dolores, cruces,
traiciones, deserciones o incomprensiones,
siempre, un Cristo Resucitado,
nos señalará el horizonte que nos aguarda:
¡La vida en Dios!
Y es que, en esta Noche Santa,
el Señor, la puerta de la VIDA,
la abre para todo el que crea y espere,
para todo el que, con fe,
viva como hijo de la luz del día,
para todo el que, con esperanza,
camine sembrando de ilusión y de fraternidad
los senderos de su existencia.
¡Viva la vida que el Resucitado nos trae!
¿Qué moriremos?
¡Pero resucitaremos!
¿Qué sufriremos?
¡Mirando a Cristo, lo soportaremos con entereza!
También nosotros, como Jesús,
en esta Noche Santa en la que se nos conquista
una Vida Eterna, estamos llamados a ser vida
en medio de tanta muerte,
a impregnar esperanza, donde surge el llanto,
a pregonar a Jesús, allá donde es silenciado.
Como aquellas mujeres, también nosotros,
que seamos capaces de expandir
a los cuatro vientos que, Jesús,
no está muerto, que vive, hoy y aquí resucitado,
en la vida de nosotros sus hermanos.
¡Viva la vida que nos trae Jesus!
P. Javier Leoz